Una marea roja volvió a llenar las calles con memoria histórica, esperanza y exigencias de justicia social, movimientos populares, sindicatos y empleados del sector público, recordaron la histórica gesta de los trabajadores en el Día Internacional del Trabajador, reforzando así que la manifestación pública y las calles, son los pilares de la democracia nacional.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Desde muy temprano esta mañana de jueves 1 de mayo, miles de trabajadores hondureños de varios sectores, comenzaron a aglutinarse en el sector de “La Granja” en la capital hondureña para conmemorar el Día Internacional del Trabajo, una fecha histórica que recuerda la lucha de la clase obrera por sus derechos laborales.
La movilización inició desde ese sector, frente al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) y avanzó con fuerza y colorido por todo el bulevar Comunidad Económica Europea. Entre tambores, bengalas rojas y consignas que evocaban las gestas obreras de 1954, la marcha se convirtió en una verdadera fiesta popular que reivindica el trabajo como sustento de la nación.
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Entre banderas, pancartas y gritos de exigencia, trabajadores alzaron su voz para demandar condiciones justas, el respeto a sus derechos y salarios dignos para quienes aún no gozan del salario mínimo.- Una de las consignas que más se escuchó durante el recorrido fue: “Desde la huelga del 54, la sangre obrera riega nuestros derechos”. Un grito que resonó con fuerza.
Jóvenes, adultos caminaron hombro a hombro, algunos acompañados de sus hijos, como María Luisa –quien con su pequeño en brazos– dijo a EL LIBERTADOR: “Desde pequeños hay que enseñarles que los derechos que hoy gozamos son gracias a todas esas personas que derramaron su sangre”.
Personas de la tercera edad también se hicieron presentes con su andar pausado, pero con la voz firme. Algunos de ellos exigieron la pronta aprobación de la Ley de Justicia Tributaria, argumentando que el sistema actual privilegia a los grandes capitales mientras los trabajadores siguen siendo los más sacrificados por el modelo económico desigual.
En medio de la multitud se destacaban carteles hechos a mano, dibujos de herramientas de trabajo, retratos de sindicalistas históricos y frases que exigían reformas profundas: “El trabajo dignifica, pero el salario injusto esclaviza”, se leía en una pancarta sostenida por un joven obrero de la construcción.
También se hicieron presentes vendedores ambulantes que aprovecharon el ambiente para comercializar sus productos, como parte del movimiento popular que nutre estas jornadas. Para muchos de ellos, ese día representa también una oportunidad de ingreso económico, pero sobre todo, una forma de expresar que ellos también son trabajadores y empleadores.
Las expresiones de libertad se contrastaron con recuerdos del pasado. Muchos manifestantes coincidieron en señalar que, a diferencia de años anteriores durante el gobierno del expresidente Juan Orlando Hernández, hoy pueden marchar sin miedo a la represión: “Hoy el pueblo marcha con la dignidad en alto podemos manifestarnos con libertad”, dijo uno de los participantes.
Además señalaron que el Gobierno de la presidenta Xiomara Castro, se identifica con la clase obrera. La jornada culminó en el Parque Central de Tegucigalpa, donde el presidente Manuel Zelaya (2006-2009) dirigió un mensaje a los trabajadores, llamando a la unidad y a continuar la lucha por una Honduras más justa y equitativa.
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