El voto fue unánime, 1,500 millones, para empezar, sacarán de su bolsa y de la mía para mirar otra vez la misma película de cómo sacan esos diputados ingratos y brutos que no trabajan para nosotros como pueblo, aunque los mantenemos y damos fortuna. O sea ¡Estafa! Este producto que llaman “democracia”, es muy mala calidad, sobrevalorado, porque es carísimo y no sirve al cliente.
Aaahhh, casi se le caen los anteojos al doctor Pino cuando admitió que esa cifra sacrifica al país, y todavía falta más billete. ¡Por los clavos de Cristo! No podemos seguir pagando elecciones internas, que las pague cada partido, en todo caso, es un proceso interno.
La politiquería como industria, nos ha despedazado como sociedad, es nuestra mayor traba pasar despegar al desarrollo nacional y, no, este no es el discurso paupérrimo de “ellos comen en mismo plato”, es una realidad del sistema que nos dominó y hay que botar, en tres elecciones los hondureños pagaron, solo por esa timada de “deuda política”, 340 millones a los partidos –y aun les debemos–, justo en 15 días llaman para marzo 2025, ojos marrón cambian de pronto a verde. Y todo es político, hasta el atentado del 24 de agosto de 2017, EL LIBERTADOR lo recuerda y el Director de este periódico.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Un fuerte y bullicioso ejército acompaña a la presidenta, llevan el uniforme bien puesto –en verdad con orgullo–, crean una valla impenetrable frente a Castro, nadie entra y nadie sale, la gobernante se prepara para el discurso, agradece a todos y le recuerda a los adversarios, que aún ellos cuando llenan su tanque de combustible se ahorran 10 lempiras por galón, sus uniformados gritan eufóricos, llevan la alegría como arma, son niños y niñas emocionados por la reparación sin precedentes en el “Estadio General Francisco Morazán”, como lo conocen, “El Morazán” de San Pedro Sula.- Días atrás, Castro otorgó una casa a cada una de las históricas campeonas de la selección de fútbol femenino Sub-15 por haber obtenido medalla de oro en la competencia de Concacaf. ¿Cómo podemos llamar a todas estas acciones juntas, y si agregamos hospitales y escuelas después que a ningún otro lo interesó desde la altura de esa silla? ¿Democracia? Gobierno donde el pueblo existe. Pensar aún no es un delito, ahí queda la tarea, piensa, piensa, piensa como Pinky. Y sí, los hondureños podemos conquistar el mundo.
Una larga y huesuda mano se extiende hacia el pomo, uñas amarillentas y quebradizas, un ser al otro lado de la puerta, encorvado y siniestro –quizá el peso de la codicia– mueve los ojillos sibilinos que se esconden detrás de burdos y grandes lentes de colores, moda perdida en desdibujados días del siglo pasado; zigzaguea al caminar como serpenteando la vida entre lo justo y lo impropio –Je,je,je permiso “ministro” –dice, mientras el nuevo funcionario, con apenas dos días y con el asiento todavía helado escucha a la honorable diputada. –Fíjese ministro, je, je, je que necesito, por favor, que le pague a este generador de energía 100 millones de lempiras, yo como representante legal, usted me entenderá… –mientras arquea las cejas como Cruella de Vil en “101 Dálmatas”–. El empleado público la observa cuidadosamente, una palabra, un movimiento desprevenido o descuidado puede ser mortal. –Diputada, ¿usted, no cree que tiene un conflicto de interés, pues usted representa al Estado, y está cobrando una factura privada y, al mismo tiempo, tiene un curul en el Congreso Nacional. –La pequeña anciana sonríe con la frialdad de tahúr viendo las cartas y, con acento tartufiano, quizá piensa la máxima de la hipocresía o del cinismo: “pecar en silencio no es pecar”.
Los viejos dichos, de viejos picaros, de eternos parásitos del pueblo hondureño, esa papada: “La democracia es cara”, eso nos han metido viéndonos como pendejos, ellos invitan y nosotros pagamos las cuentas de sus vives y opulencia, y lo único que nos han dado es un país ensartado en un tenebroso atraso social y económico, una cuasi colonia gringa, nos venden espejitos con elecciones de dudosa procedencia, entre “votos rurales” y “carnita y cerveza”, solo la gente consciente logra revertir la picardía, irónico, les pagamos para que nos jodan, pero así es.
Nada tiene de extraño dice “Chente” que me pierda por una mujer, aquí nada tiene de raro que al pueblo nos haya perdido un sector político inculto, pobre en todo sentido, zángano social, ¿no han notado que quiénes se meten a políticos quieren que los saquen en cajón de las chambas públicas? Hay diputados hondureños que en nada envidian a los reyes de España y de Inglaterra, porque les hemos mantenido toda las generaciones de familia hasta las bellas mujeres fuera de la casa. ¡No jodan, ya estamos a riata con eso que ustedes no creen, su democracia!
Fue aprobado por unanimidad (todos los diputados) el presupuesto para las elecciones primarias e internas, monto de 1,492 millones de lempiras… Pero, pero, mis carísimos amigos, falta una ampliación que ya solicitaron los partidos. ¡Pero me siento confundido! Tal vez Maribel, Toño, Zambrano, Marquez, Marloncito, Iroshkita, Lissita, Suyapita, Johana… ¿Cómo es que Luis Redondo es ilegal, pero cuando se trata de billete, no lo es? Algo huele mal ¡Que pinta esa moral de lego! Se quita y se ensambla, cuando llega la necesidad ¿Pero, Luis es dictador? Que era “Luis XV”, eso me habían dicho ustedes ¡Aaash! Y yo que les creí… pero había imaginado que cuando les cae la confirmación de pago, cada mes y de cuando en cuando otros ingresos, ustedes como hombres y mujeres impolutos y honorables, devolvían ese billete al erario nacional, pues ustedes no pueden recibir nada de un corrupto, ustedes son legalistas, republicanos, cristianos, proembajada ¡Que decepción! ¡Ay como diría Neruda! “Puedo escribir los versos más tristes esta noche”.
Es una completa estupidez que ya días los políticos nos hayan montado en el lomo el pago de sus elecciones en el partido, para que nos suene bonito les dicen “primarias e internas”; además, les terminamos pagando una deuda política donde cada persona que vota por ellos tiene un precio, para que finalmente ni siquiera representen nuestros intereses y terminen viéndonos como los desdentados hambrientos en barrios de piso de tierra y caguama caliente los domingos; ¡aahhh! Y esa es la flamante “democracia” que nos venden, un producto excesivamente caro y de malísima calidad, nos estafan como clientes; aquí nos ha hundido la industria de la política, produce pobres, sumisión a potencias extranjeras e internas, finalmente ser “shithole”, aparte de impunidad, y no es casual que mediocres como Nasralla o criminales como Romeo los encante esa democracia de inventarse partiditos, agarrar buena marmaja de millones y continúa el ciclo eterno de nuestra desgracia como nación, como el uróboro de la bribonada en nombre de los miserables en esta tierra.
Lo único que nos han dejado es una estela de pendejadas, machistas (no confundir al hombre que no es violento y se siente bien siendo macho como especie) e ignorantes, si algo bueno esta semana fue ver la cara de Salvador, acostumbrado a sus tugurios lúgubres, donde a la mujer se le grita y cuando el hombre habla ella calla, un Salvador que nunca entendió el respeto a los demás, pues su cabeza es un nido de pelanduscas; resulta que como suele hacerlo ofendió con desprecio a la Presidenta de la República; el presentador lo mira, y le dice: “Se da cuenta que está ofendiendo una mujer, está generando odio contra las mujeres”, de pronto aquel don empolvado se sintió como todo vulgarón en ambiente culto, con los pellejos temblorosos y el bótox partiéndose en pedazos, la vergüenza de mirar su esencia: un patán. Lo peor es que le pagamos deudas políticas, tan bajo es el nivel de nuestros políticos que un esperpento así, se postula como candidato presidencial. En palabras del arbitro de la elegancia “tráiganme los perfumes”.
Democracia no es votar, ni procesos electorales, es una sociedad buena, donde la población determina su rumbo, es consultada, la gente es el centro de las decisiones en el Gobierno, la satisfacción material, cultural y espiritual es plena para todos, un rico no sorprende al resto de la población con sus bienes materiales, carros, viajes o comida. La verdadera democracia está fundada en el máximo respeto al ser humano creándole condiciones para que disfrute todos sus derechos, a la vida, a la educación, etc. donde la mayor función del Estado es volver realidad la dignidad en las personas. Donde quienes buscan cargos de elección popular son los ciudadanos que sobresalen en la comunidad por sus principios, por sus deseos insaciables de servir a los demás, no debería ser la profesión más pagada, sino la más sacrificada, pues significa ayudar; en una democracia, los funcionarios son cercanos a la gente, pero no solo físicamente, sino en el pensamiento, a los necesitados y empresarios; agricultores y constructores; al niño y al anciano. Estamos lejos de la formación de un Estado para la gente, pero hemos dado el primer paso, aunque el tiempo apremia y es urgente acelerar a un nuevo contrato social, si se quiere fundar la nación poderosa donde destaque la grandeza, prosperidad y felicidad del pueblo hondureño y, por supuesto, junto a la libertad y autodeterminación del Estado de Honduras. Avanti.
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