«Le insto a no liberar a este delincuente peligroso», recriminó la congresista Norma Torres al presidente Donald Trump en una carta abierta donde cuestionó la decisión del mandatario estadounidense de conceder un indulto al condenado por narcotráfico, Juan Orlando Hernández.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. La miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Norma Torres, envió una carta al presidente de esa nación, Donald Trump, cuestionando su decisión de indultar al exgobernante hondureño, Juan Orlando Hernández, calificado como un capo de la droga a gran escala por lo cual fue condenado a 45 años de cárcel en una corte de ese país.
En la misiva, fechada el 29 de noviembre, Torres expresa su «impacto» ante la posibilidad de que la Casa Blanca libere a un hombre que, según recuerda, fue hallado culpable de traficar cientos de toneladas de cocaína hacia territorio estadounidense, utilizar los recursos del Estado hondureño para fortalecer su red criminal y proteger violentas conspiraciones narcotraficantes durante su mandato.
«Le insto a no liberar a este delincuente peligroso», advierte la congresista, remarcando que Hernández no solo engañó a las autoridades estadounidenses, sino que se aprovechó del sistema para enriquecerse mientras causaba una ola de violencia y adicción.
La congresista enfatizó que un perdón presidencial contradice el discurso de Trump de catalogar a los cárteles como organizaciones terroristas. Bajo esa lógica -afirma- Hernández sería un terrorista condenado y su liberación enviaría un mensaje devastador a las miles de familias estadounidenses afectadas por la epidemia de cocaína.
Y, es que, uno de sus discursos más fuertes en su campaña política fue la guerra abierta contra el narcotráfico , ya que se estima que anualmente en Estados Unidos mueren más de cien mil personas a causa de las adicciones a estupefacientes.
Llegando a la Casa Blanca, Trump ratificó la promesa comenzando una arremetida contra México y Venezuela, amenazando con invadir esos países, hecho que, para expertos, es una excusa que tiene el objetivo de mantener el control hegemónico en la región ante la llegada de China.
Torres subrayó que durante los años en que Hernández gobernó Honduras, las muertes por sobredosis aumentaron de forma significativa, mientras él se beneficiaba de los ingresos del narcotráfico y protegía a grupos responsables de asesinatos, intimidaciones y graves violaciones a los derechos humanos.
Para Torres, la condena de 45 años representó una victoria tanto para Estados Unidos como para Honduras, ya que demostró la importancia de combatir la corrupción y el tráfico de drogas desde sus raíces. Un indulto, argumenta, «diría a las víctimas que sus vidas no importan y que el poder puede comprar libertad incluso después de una condena”.
Carta completa traducida al español:
29 de noviembre de 2025
Presidente Donald J. Trump
Casa Blanca
1600 Pennsylvania Avenue, N.W.
Washington, DC 20500
Estados Unidos de América
Estimado Presidente Trump:
Estoy impactada por la declaración que hizo sobre su intención de otorgar un perdón al expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández. El señor Hernández es un narcotraficante condenado, sentenciado por tribunales estadounidenses a 45 años de prisión por sus delitos atroces, que incluyen traficar cientos de toneladas de cocaína hacia nuestro país y utilizar recursos del gobierno para impulsar su empresa criminal. Le insto a no liberar a este delincuente peligroso y a garantizar, en cambio, que cumpla su condena completa.
Liberar al señor Hernández contradice directamente su objetivo declarado de combatir el narcotráfico y catalogar a las pandillas de narcóticos como organizaciones terroristas. Si los carteles de droga son organizaciones terroristas, Juan Orlando Hernández es un terrorista condenado y no debe quedar en libertad. No libere a un criminal que ha causado tanto sufrimiento y tantas muertes estadounidenses.
En lugar de usar su poder para el bien, el señor Hernández apoyó y protegió una de las conspiraciones de narcotráfico más violentas del mundo. La magnitud de sus crímenes es catastrófica: usó su poder para operar una autopista de drogas hacia Estados Unidos, miles de millones de dosis de cocaína enviadas a las calles estadounidenses, con violencia y muerte como el costo que estaba dispuesto a pagar para cobrar los cheques del cartel. Armó a los carteles con armas de grado militar, incluyendo lanzagranadas. Ordenó a las fuerzas de seguridad nacional proteger a sus transportistas de droga y las rutas de cocaína. Utilizó escuadrones de la muerte e intimidación para silenciar a los opositores, desde testigos hasta periodistas, desde quienes se le enfrentaron hasta quienes simplemente estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Mientras Hernández fingía cooperar con los esfuerzos antidrogas de Estados Unidos, él y su hermano se burlaban abiertamente de los funcionarios estadounidenses al marcar sus drogas con sus iniciales. Mientras tanto, robó dinero de los contribuyentes estadounidenses y lo desvió hacia sus cuentas privadas.
Si un presidente actual de un país extranjero actuara de esta manera —mintiendo en su cara sobre cooperación mientras socava nuestra seguridad nacional, roba nuestro dinero y se enriquece con muertes de estadounidenses—, ¿usted lo perdonaría?
Durante su presidencia, el señor Hernández contribuyó y se benefició de las muertes por sobredosis de más de 100,000 estadounidenses. De hecho, las muertes por cocaína aumentaron drásticamente mientras Hernández era presidente y enviaba cientos de toneladas de cocaína a través de nuestra frontera. Mientras las familias estadounidenses enterraban a sus seres queridos debido a la adicción, él cobraba los cheques del cartel. Mientras nuestras fuerzas del orden luchaban en la guerra contra las drogas, él administraba la cadena de suministro. Hernández utilizó su poder como presidente para proteger a hombres responsables de los peores crímenes en las Américas, incluidos asesinatos de niños. Su juicio y condena fueron una victoria para el pueblo de Estados Unidos, así como para el pueblo de Honduras. Demostró claramente que nuestro trabajo en Centroamérica para prevenir el narcotráfico y la corrupción desempeña un papel clave en mejorar la seguridad aquí en casa.
Las víctimas de los crímenes de Hernández —incluyendo a decenas de miles de familias estadounidenses que perdieron a seres queridos por sobredosis de cocaína— merecen justicia. El año pasado recibieron una parte de esa justicia cuando Juan Orlando Hernández fue sentenciado a 45 años de prisión. Un perdón les diría a estas víctimas que sus vidas no importan y que el poder puede comprar libertad incluso después de una condena. Le imploro que se ponga del lado de las víctimas y garantice que este criminal condenado cumpla su sentencia completa.
Atentamente,
Norma J. Torres
Miembro del Congreso de los Estados Unidos



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