“Salvador Nasralla representará un peligro para la sociedad si tuviera la oportunidad de tomar decisiones de Estado, su percepción de la realidad está distante de los intereses de la ciudadanía, ya que es extremadamente egoísta”, explican expertos de la salud mental consultados por este periódico.
El poder que lo respalda conoce muy bien las falencias del candidato liberal; sin embargo, tratarán de venderlo como la mejor opción, para esa tarea cuentan con los medios corporativos que intentarán elevar su perfil. Difícil tarea les espera al tratar de controlar su personalidad errática caracterizada por inestabilidad emocional y conducta impulsiva.
Redacción Central / EL LIBERTADOR*
Tegucigalpa. Hay seres tan fascinantes que es necesario escudriñar sus vidas para conocerlos a profundidad; son tan sagaces que tienen la habilidad de controlar lo que sienten, lo que les permite evitar desbordarse ante emociones negativas y enfrentar los desafíos con serenidad. A ese grupo pertenecen los dotados de una inteligencia superior.
En otro extremo, se encuentran las personas incapaces de gobernar sus emociones, la lengua es su peor enemigo, sufren de verborragia -verbosidad excesiva – y no miden las consecuencias de sus palabras; son exponentes de la procacidad y charlatanería, que no son más que el reflejo de un grave trastorno de personalidad.
FIGURA MEDIÁTICA
Antes de incursionar en el mundo de la política partidaria, Salvador Alejandro César Nasralla Salum, 72 años, hondureño de origen palestino-libanés-chileno, supuestamente ingeniero civil graduado en la Universidad Católica de Chile, ya era una figura reconocida a nivel nacional. La pantalla chica ha sido su vitrina, sus programas son vistos por los fanáticos del fútbol y de los concursos que domingo a domingo y, desde hace 44 años, transmite Corporación Televicentro.
Conocido como “el señor de la televisión”, Salvador es un apasionado del balompié, se caracteriza por manejar estadísticas minuciosas de ese deporte, que le ha permitido destacarse como analista deportivo. La imagen de presentador televisivo era aceptable, hasta que decidió incursionar en el complicado mundo político, es ahí cuando su personalidad errática le ha granjeado antipatías que no tuvo antes.
CREADOR DE FRACASOS
En los 14 años que tiene de haber irrumpido en la política vernácula, Salvador Nasralla ha enarbolado las banderas de la izquierda y la derecha en cuatro partidos políticos; todo un récord de inconsistencia política. En su galimatías mental, defendió el gobierno socialista de Venezuela, Nicolás Maduro (mayo 2017) y en reiteradas ocasiones se ha declarado admirador del dictador asesino de la ultraderecha de Chile, Augusto Pinochet.
Su bandera de lucha en el campo político es el combate a la corrupción, un aspecto muy sensible que ha calado en un sector del pueblo hondureño. En consonancia con esa postura, Salvador Alejandro César, creó junto al presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo y al Comisionado Regulador de Energía Eléctrica (CREE), Rafael Virgilio Padilla, entre otros, el Partido Anticorrupción (PAC) que compitió en las elecciones generales de noviembre de 2013, donde acumuló un poco más de 400 mil votos y 13 diputaciones, nada mal para un partido nuevo.
EL SALVADOR DE SÍ
Desavenencias con los principales líderes del PAC ocasionaron que en mayo de 2017 perdiera el control del partido. Ese mismo mes se presentó como candidato presidencial de la Alianza de la Oposición contra la Dictadura, integrado por el Partido Innovación y Unidad (PINU) y el Partido Libertad y Refundación (LIBRE). En una cuestionada elección calificada de fraudulenta, el nacionalista Juan Orlando Hernández Alvarado fue declarado reelecto presidente de la república.
En noviembre de 2020, nació el Partido Salvador de Honduras (PSH) pero con menos éxito que su primer proyecto político, las encuestas lo colocaban a niveles tan bajos que era imposible que ganara las elecciones de 2021, por lo que tomó la decisión de enarbolar de nuevo la bandera de la izquierda del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) y participó como Designado Presidencial de la fórmula encabezada por Xiomara Castro Sarmiento.
Esto es historia reciente, está por demás decir que la alianza fue un fracaso, ya que las pretensiones de Nasralla era cogobernar con Xiomara Castro, algo así como un gobierno con dos presidentes. En mayo de 2024, el Congreso Nacional aprobó su renuncia del cargo de elección popular para lanzarse como precandidato presidencial del Partido Liberal, convirtiéndose en el candidato oficial de la enseña rojo-blanco-rojo, y que en noviembre de 2025 se enfrentará a Nasry “Tito” Asfura del Partido Nacional y a Rixi Moncada Godoy del Partido LIBRE
¡URGE PSIQUIATRA!
Nasralla es del tipo de personas que no necesita que nadie lo descalifique, él solo se pone en evidencia; de manera despectiva discrimina a las personas por su condición educativa, social y racial, se percibe a sí mismo como un ser superior.
En los archivos de EL LIBERTADOR, bajo el título: el “Salvador” de Honduras, perfil semblanza publicado en agosto de 2011, encontramos una declaración de Nasralla brindada a la revista Hablemos Claro en agosto de 1991: “No he encontrado en mi país a gente que me impresione por su inteligencia, contrario a lo que me ocurrió en chile donde tuve compañeros que me acomplejaban por su inteligencia y su velocidad mental para ver las cosas. Eso no me lo ha hecho sentir nadie en Honduras.” Entre paréntesis, nueve años después de que EL LIBERTADOR publicó el mencionado perfil semblanza, nació el Partido Salvador de Honduras (PSH).
*Elaborado por Isis Rossi, colaboradora de EL LIBERTADOR
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