La economía nacional muestra relativa fuerza con crecimiento, aun cuando el mercado internacional se mantiene adverso e inestable; este año la producción hondureña de bienes y servicios aumentará en términos de valor más de 8,000 millones de lempiras respecto a 2024, eso significa, según datos preliminares, que el país generará una cifra superior a 260 mil millones de lempiras al final de 2025.
Este buen comportamiento, lo explica el Programa Monetario 2025-2026, del Banco Central de Honduras (BCH) y, esto pasa, al margen que después de tantas décadas de privilegios fiscales, aún no aparece el aporte de un sector privado hondureño pujante, creando nuevas empresas y empleos, excepto, el sistema bancario, compañías de telecomunicaciones y la industria de maquila.
Según la proyección, el buen dinamismo económico nacional está sustentado en una desaceleración de la inflación por subsidios de combustible y energía; además, por la fuerte inversión pública, la disciplina fiscal y la recuperación del sector agropecuario, sobre todo en rubros como café.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. La economía hondureña se mantiene en una senda de estabilidad y fuerza relativa –aun cargando un gran sector privado raquítico, fértil en quejas y excusas— y frente a un contexto internacional inestable; con todo esto, alientan a la nación las cifras que proyecta el Banco Central de Honduras (BCH), que la producción nacional en 2025 llegará a más de 260 mil millones de lempiras, cifra superior en 8,021.2 millones (3.5 por ciento) con relación a 2024 y una dinámica similar se prevé para 2026.
Estos términos los estableció en las últimas horas el BCH durante la presentación a la sociedad hondureña del Programa Monetario 2025-2026, donde se compartió la posición de la economía nacional, el panorama es alentador, se cita un crecimiento económico sólido que se experimenta desde 2022; fue así que 2024 cerró en 252,424 millones de lempiras con una subida de 3.6 por ciento comparado con 2023 (equivalente a más de 8,000 millones).


Ese dato, surge a partir de la medición de los precios reales de bienes y servicios producidos por los agentes público y privado que intervienen en la producción nacional, calculados en un año, lo que técnicamente se llama Producto Interno Bruto (PIB), a precios constantes o reales, (Esto significa, El PIB real, indicador clave para evaluar el crecimiento económico, ya que refleja de forma realista el alza de la producción de bienes y servicios, sin la influencia del aumento de precios o inflación).
Según el Banco Central, este dinamismo fue determinado principalmente por “factores domésticos”, como el consumo e inversión privada, con la desventaja de reducción en las exportaciones dada la menor demanda externa; además, el consumo e inversión pública en infraestructura productiva, sanitaria y educativa que ejecutó el Gobierno de Xiomara Castro.


“Estos resultados favorables, reflejan la implementación oportuna de las políticas adoptadas en el marco de la normalización de la política monetaria y cambiaria a partir del segundo semestre de 2024, respaldadas a su vez por la disciplina fiscal y mejora en la calidad del gasto público”, subraya un documento oficial de la máxima autoridad monetaria del país.
En esa línea, la estimación de crecimiento para 2025 y 2026, se mantiene entre 3.5 y 4 por ciento, es decir que para este año se sumará otros 8,000 millones de lempiras al PIB real o PIB a precios constantes, resaltando el mayor dinamismo del sector agropecuario, comportamiento derivado de la recuperación del sector cafetalero y el buen desempeño del cultivo de granos básicos.
Entre otros aspectos, la perspectiva de crecimiento también estará influenciada por el sostenimiento de la demanda privada interna de la población, apoyada por el ingreso disponible de los hogares, destacando los ingresos generados por el café, los flujos de remesas familiares y las transferencias monetarias vinculadas a programas sociales prioritarios, entre otros como la inversión pública, “que permitiría un crecimiento económico sostenido en el largo plazo”.


Por otro lado, el BCH destaca que en 2024 se observó una desaceleración de la inflación interna (3.88 por ciento), ubicándose por debajo del punto medio del rango de tolerancia establecido por la autoridad monetaria, influenciado por la “efectividad” de las medidas de política monetaria, una política fiscal prudente y las medidas de subsidios del Gobierno, así como por choques positivos de oferta (menores precios de alimentos y combustibles).
En 2025, la inflación interna permanece dentro del rango establecido, al registrar una variación interanual de 4.39 por ciento en abril reciente; no obstante, “el componente subyacente de la inflación continúa denotando persistencia, asociado a un proceso de desaceleración más gradual en la inflación de servicios y de algunos alimentos industrializados”.


Esa desaceleración de la inflación, significa de forma directa una disminución en la tasa de aumento de precios, influenciada por la inversión de casi 36,000 millones en los subsidios de combustibles y energía que han protegido el ingreso real y bienestar de los hogares, según el BCH.
En lo referente al sector externo, al cierre de 2024, el déficit en la cuenta corriente, es decir la relación entre importaciones y exportaciones, fue de un 4.6 por ciento menor al estimado en la revisión del Programa Monetario (5.2 por ciento), “como resultado de un flujo de remesas familiares por encima de lo previsto y la recuperación parcial de las exportaciones (principalmente por mayores ventas de arneses); y contrarrestado por el aumento en las importaciones de bienes”.
Entre otros puntos, el Banco Central destacó las buenas evaluaciones que ha dado el Fondo Monetario Internacional (FMI), ratificando que las condiciones económicas del país son estables, pero sujetas a riesgos internacionales donde el máximo ente monetario muestra voluntad para informar posibles cambios en proyecciones.
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