REFLEXIÓN / CLASE POLÍTICA VIVIDORA DE HONDURAS, INÚTIL Y UNA NOCHE DE 200 AÑOS

En el transcurso de dos siglos se edificó en esta tierra un sistema vulgar, una clase política que tiene el país que necesita y no la que el país necesita –su base y leyes endebles, “el pisto”, la corrupción e impunidad– ¿se entiende? Aquí cualquier loco o criminal ha llegado a presidente o diputado o alcalde, ni hoja de antecedentes penales les pide la “ley máxima”. ¡No más!

Yo no sé de qué deidad seremos entretenimiento como pueblo, nuestras elecciones son cada vez más caras no solo porque a quienes elegimos se han vuelto cada vez más pícaros y descarados, sino que también urgimos un Poder Judicial fuerte y tecnología moderna para evitar más fraudulentos… ¡O sea! ¡Majeee! Nos protegemos de ellos, antes que lleguen al poder, porque son fracaso como humanos, un ejemplo 2017, avalaron el delito reelección.

¿Qué tan enfermos están por la ambición que en días maquinaron la forma de sabotaje? En un país con un marco legal intratable con los criminales de “cuello blando” ya días estarían como JOH en la “Montaña del Sufrimiento” y eliminados para siempre de la política, pero no, aquí amenazan a la justicia, ya es rutina ensuciar elecciones y atentan contra propiedad pública que sale de nuestro lomo.

Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Antes que los bulevares tuvieran nombres, mucho antes que usted leyera esto y yo lo escribiera, cuando no había edificios y todas las calles eran de tierra y más atrás cuando todo era monte y nuestros antepasados andaban por caminos solitarios para llegar en dos meses de una ciudad a otro en nuestro territorio hondureño; ya había una maldición sobre una clase que nos condenaría, quizá bajó como plagas de las carabelas del ladrón y asesino Colón o, tal vez de los barcos de vapor de la criminal escuela del vendedor de bananas podridas en New Orleans, Samuel Zemurray, el “Banana man”, creador de la afrenta “República Bananera”, fue este gringo parásito quien sentó como presidente al fundador del Partido Nacional. De ahí viene y de antes el ADN, la sangre mala de esta clase política, ya corría la traición por sus neuronas torcidas, inclinadas a la cobardía y la domesticación al extranjero, como si en las venas ya lo tuvieran en código, esa hambre de robar y mentir, de tratar al ciudadano como pendejo, creyéndose ellos, en alguna esfera celeste mental, seres superiores, por su capacidad de engañar y de arrastrarse a quien estiman superior, sobre todo, si es rubio, habla inglés y los trata menos que cerotes; luego cada tanto tiemblan, cuando ven que este pueblo se levanta y les recuerda, quién es el soberano.

Otra vez, otra vez, otra vez… vamos a un proceso electoral, es paradójico que se vuelven cada vez más caros, porque los que vamos a elegir para que nos gobiernen, se vuelven cada vez más y los mismos cada vez más delincuentes, no mi amor, la democracia no es cara, lo costoso es evitar que los corruptos impongan su voluntad e intereses, frente a la mayoría de hondureño, si la clase política no fuera criminal, podríamos ir a votar todos en una plaza pública, con papelitos y no sería un problema; sin embargo, se vuelve caro, porque debemos crear cada vez procesos más modernos para que los abusivos y fraudulentos ahora más modernos no hagan lo que están acostumbrados. Éstos, tienen el impulso de vampiro por sangre, en ellos es robar y robar. Pero que cómico suena eso, nos protegemos de ellos, antes que lleguen al poder, porque son malos seres humanos y serán ellos, los que finalmente se sienten en la silla a mandar y nos cobran impuestos, luego nos producen y reproducen como una planta maldita, el fruto del atraso como nación.

El precandidato liberal, Salvador Nasralla, bailando con garífunas.

Esta clase política tiene el país que necesita, pero el país no tiene la clase política que necesita ¿Entendés la diferencia?; ¿Qué tendrá de buena la política que debería ser un acto de servir, para que más del 90 por ciento de los políticos quieran reelegirse? Muy distante los mira un hombre como Mujica desde su chacra y su perra “Manuela”, que ha vivido para servir, quería sentir que vino a la vida para generar un cambio –“un carajo cambié”– pero lo hizo distinto, un solo hombre dignificó todo un pueblo, lo llenó de orgullo y pronto, todo el mundo comenzó hablar de aquel pedazo de tierra y ese hombre que nunca se consideró pobre, vive feliz y amado –¡aaah! Y solo para valorar, bajo su Gobierno, los charrúas quedaron cuartos en el primer Mundial de África (2010) y ganaron Copa América en Argentina (2011), aquí se ve lejos ir a participar al Mundial, al menos–. Aquí tenemos un viejo cachetón qué con las décadas el único cambio que ha hecho es en su pecunia y que la cara se le desfiguró de la gordura y maldad, que por más de 70 años le hemos dado todo, desde que era un bebé, pues lo hemos mantenido a él, su hermano, su padre y sus nietos… Fuck!

“Lija” ¿imaginas lo dañadito que tenés que estar de la cabeza, para pensar algo así? ¿En qué marginal mente vive una persona que piensa en destruir tecnología para “ganar” como un delincuente?; encima que ese equipo es comprado con el dinero de los hondureños que pagan sus impuestos, que a diario se levantan para trabajar y ser el sustento de sus hogares y un grupo de inadaptados mentales, tan limitados que no han adquirido siquiera la mentalidad social, porque son un peligro social, no pueden coexistir en sociedad, pero éstos enfermos mentales piensan llegar a dañar un bien nacional y un bien común, pues son tan miserables que como no han contribuido en nada al país necesitan joder todo para ser “electos” con mandatos sin alma y que tampoco les importa mucho, es por esto que es más que necesario que las elecciones internas de cada país sean soportadas, pagadas por cada partido político y la estructura estatal, simplemente vigile que estos salvajes no se maten en el camino. Los hondureños no podemos seguir pagando con nuestro sudor las elecciones internas de los partidos, porque es el interés de ellos y nada más, es figurar como candidato buscando una chamba pública, eso, no es ningún negocio para nosotros como sociedad, es negocio de políticos.

Ha niveles tan elevados de miseria hemos llegado que se han aumentado en un 100 por ciento los curules en el Congreso Nacional ¿Vos tenés en un trabajo privado un “suplemente”, así como aquella doña que tiene tres empleos más? ¡Por supuesto que no! Y lo peor es que se reelige más del 95 por ciento, gente que tiene más de 20 años, que estuvieron en la destrucción del país con un golpe de Estado, en la venta de la Patria con las ZEDE, la venta de nuestros recursos naturales, una reelección ilegal, y que como siempre hemos dicho desde nuestros cansados teclados, la capacidad de un pueblo de reelegir a sus autoridades es totalmente valida, si un hombre o mujer lo están haciendo bien no hay razón por la cual no seguir el proyecto, pero no fue para nosotros, en esta Honduras de hoy, lo único que nos puede asegurar con instituciones tan débiles, es lo que ya vimos y vivimos: dictaduras.

Es locura hacer lo mismo y esperar algo diferente, se impone que presionemos el nacimiento de una clase política, ya fue superada, hace mucho, por la inteligencia del pueblo hondureño iluminado por la evolución de las tecnologías de comunicación que nos permite darnos cuenta que más allá de nuestras montañas existen otros mundos. Esto se dijo hace 183 años: ”Hombres que habéis abusado de los derechos más sagrados del pueblo por un sórdido y mezquino interés: Con vosotros hablo, enemigos de la independencia y de la libertad. La grandeza de un pueblo no se mide por la extensión de su territorio, sino por la dignidad y el honor de sus hijos”, escribió nuestro amado compatriota Francisco Morazán, indignado y sufriendo lo mismo que nosotros hoy, él estaba harto con los conservadores, los mismos que hoy se oponen al desarrollo de Honduras, solo un grupito de familias quiere vivir con la riqueza por encima de la mayoría de la población. Por haber dicho eso, Morazán fue odiado, perseguido, calumniado y finalmente asesinado por los conservadores de Costa Rica y de Centroamérica, detrás de los asesinos estaba dando la orden la iglesia católica y los gánsteres españoles e ingleses.

El exgobernante Juan Hernández ejerciendo el sufragio en su natal Gracias, Lempira.

Después de dos siglos, esos mismos criminales conservadores han mantenido el poder de Honduras y su gente, el país registra uno de los más abominables e indignos lugares de atraso social en el mundo, por eso se mantiene al hondureño del campo y la ciudad con pésimo sistemas de educación pública y de salud, si la mayoría de hondureños está enfermo, con hambre y embrutecido, así es fácil tirarse 200 años más controlando el rumbo del país, en una mano la política y en la otra la economía. Así facilito se le quita el voto “con una carnita y una cerveza” decía Juanchis, “porque el hondureño es pendejo”, así decía el malnacido en Lempira, y es que sin buena cultura nadie protesta, todo se lo deja a Dios y de cuando en cuando se pone los trapos domingueros para ir alegrarse un rato a una plaza polvorienta en un pueblucho con luz de planta que apagan a las 8:00 de la noche, sin vida ni Intenet, nada, ahí va la gente a oír música basura, que exalta y despierta complejos de inferioridad, despechos, estupidez ¡Esooo! Subale el volumen a los corridos gruperos, norteños, baladas horribles de Romeo y reguetón.

Necesitamos tener la conciencia del votante, democracia no es ir a votar, pero si es fundamental que cuando esté detrás de esa caja, tenga claro que la prostituta, el hambriento, el niño en el semáforo, los ocho de cada diez hondureños en la miseria, el robo del presupuesto, lo hecho mierda que está el país, si es culpa de los políticos que tradicionalmente han mal gobernado, sabemos que si ha llegado hasta aquí su voto no es ligero, esta sustentado en la razón y una visión de largo plazo, una que será sustentada aún cuando su cuerpo deje esta tierra, pero que sus nietos no paguen el precio que nosotros hemos pagado, por tener políticos de mierda, 200 años fuimos gobernados por enfermos mentales y el criminales, nuestra ley máxima no les pide ni antecedentes penales o “aptitud académica” –que sabemos, no es garantía–, menos tener vocación por servir, pero a usted le piden todo eso y más, medite y hágalo bien. Avanti.

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