EN “LA NACIONAL” LA DISCAPACIDAD NO DEFINE, SOLO ES UN DESAFÍO

PROSENE es un espacio dentro de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) para estudiantes con capacidades especiales, su esencia es garantizar educación inclusiva y de calidad para estos estudiantes, brindándoles condiciones donde se sientan valorados y parte de la comunidad universitaria.

Este espacio atiende a más de 100 estudiantes y ha logrado graduar a más de 200 alumnos con algún tipo de atención especial. PROSENE apoya a jóvenes que afrontan distintos desafíos para estudiar y no se obstruya sus sueños académicos por su condición física, sensorial o intelectual.

Redacción Central / EL LIBERTADOR

Tegucigalpa. «Aquí, la discapacidad no define, sólo desafía», así se describe el Programa de Servicios a Estudiantes con Necesidades Especiales (PROSENE) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Este espacio apoya a jóvenes con distintas discapacidades para que puedan estudiar y no vean sus sueños académicos truncados por una condición física, sensorial o intelectual.

Desde su creación en 1998, PROSENE ha atendido a muchos estudiantes con discapacidad y actualmente 137 están activos. Hasta la fecha, 211 alumnos se han graduado gracias al acompañamiento del programa, un logro significativo en un entorno que históricamente ha ignorado las necesidades de este grupo.

«Ofrecemos matrícula prioritaria, tutorías en diversas áreas, orientación vocacional y acceso a tecnología adaptativa, entre otros servicios, todos completamente gratuitos», explicó Wilfredo Molina, instructor de Tecnología Adaptativa.

Cabe destacar que inscribirse en el programa es opcional; sin embargo, quienes deciden no hacerlo pierden beneficios como la matrícula prioritaria y la reserva de cupos en asignaturas.

PROSENE ha atendido a muchos estudiantes con discapacidad y actualmente 137 están activos.

AVANCES
La UNAH ha realizado importantes mejoras en infraestructura inclusiva desde la década de 1990, como la instalación de rampas y cruces peatonales para facilitar la movilidad de estudiantes con discapacidad. Antes de estas reformas, acceder a ciertas carreras ubicadas en pisos superiores era una verdadera odisea para muchos.

“Tiene que tomar en cuenta que la universidad fue fundada en 1847, cuando nadie ni siquiera pensaba en que las personas con discapacidad pudiéramos estudiar”, expresó Molina. Aunque se ha avanzado mucho, todavía queda trabajo por hacer.

Agregó que, a pesar de estos avances, algunas personas no respetan el propósito de estas estructuras.

“Hay gente que dice que tenemos muy poca accesibilidad, y la poca que hay pues está siendo utilizada por personas que no lo necesitan. Por ejemplo, usted va, utiliza una rampa, no tiene discapacidad… no hay problema, úsela, pero pase por la rampa, no se quede estacionado en la rampa”, enfatizó.

LIMITADOS
Entre los recursos más destacados de PROSENE se encuentra el Laboratorio de Tecnología Educativa, ubicado en la planta baja de la biblioteca universitaria.

Gustavo Velásquez no conoce limitantes y como prueba de resiliencia, ya cuenta con dos licenciaturas, una en Derecho y otra en Periodismo. Hasta la fecha, 211 alumnos se han graduado gracias al acompañamiento del programa.

Este espacio, desarrollado en colaboración con la Fundación ONCE para América Latina (FOAL), está equipado con software y hardware adaptado para estudiantes con discapacidad.

El equipo de PROSENE está conformado por solo nueve profesionales especializados, incluyendo psicólogos, intérpretes de lengua de señas y educadores.

Sin embargo, el programa depende del presupuesto asignado por la Vicerrectoría de Administración Estudiantil, lo que limita su capacidad para ampliar servicios y contratar más personal, explicó el Molina.

Ante esta realidad, hacen un llamado a la comunidad universitaria para que se sume como voluntaria, ya sea ofreciendo tutorías o apoyando en actividades de acompañamiento.

El compromiso de las nuevas autoridades también ha sido evidente, señaló. “El actual rector se ha mostrado preocupado por los estudiantes con discapacidad, habrá que ver. Igual, el vicerrector viene llegando; creo que asumió en febrero, y se ha notado el apoyo de estas nuevas autoridades”.

SIN VISIBILIDAD
Detrás de la noble misión de PROSENE se esconden desafíos que ponen a prueba sus recursos y limitan su alcance. El espacio físico donde opera el programa es reducido y no siempre cuenta con los insumos necesarios.

Cada miembro del equipo trabaja desde su estación con una computadora, atendiendo múltiples tareas mientras brindan una atención amable y comprometida a los estudiantes que acuden en busca de apoyo.

Una de las principales crisis que enfrentan está relacionada con el presupuesto, la falta de personal y la escasa visibilidad dentro de la comunidad universitaria. “Damos lo mejor de nosotros, pero a veces no es suficiente”, afirma Ariadna Zelaya, psicóloga de PROSENE.

El programa ofrece diversos servicios, principalmente a estudiantes con discapacidades visuales, como escribientes, tutorías, apoyo psicológico y tecnología adaptativa.

Sin embargo, depende exclusivamente del presupuesto asignado por la universidad, lo que frecuentemente limita su capacidad para cubrir todas las necesidades.

PROSENE se fundó en 1998 y, desde esa década, la UNAH ha implementado rampas y cruces peatonales para facilitar la movilidad de estudiantes con discapacidad.

MÁS INFRAESTRUCTURA
Un problema recurrente es que muchos estudiantes aún desconocen la existencia de PROSENE. “Nosotros tratamos de darnos a conocer con ciertos proyectos, pero, como le digo, la población universitaria a veces es muy grande. Entonces, aunque tratamos de cubrir la mayor parte, se nos dificulta”, señala Zelaya.

A pesar de algunos avances, como la instalación de ascensores en ciertos edificios, la accesibilidad sigue siendo un desafío importante. Algunas edificaciones aún carecen de rampas o elevadores, como el edificio “B2”, lo que dificulta el acceso a las aulas ubicadas en los pisos superiores para estudiantes con discapacidad motriz.

Aunque queda mucho trabajo por hacer, PROSENE sigue siendo una alternativa viable e inclusiva dentro de la máxima casa de estudios, que abre amplias puertas para que los estudiantes con discapacidad puedan cumplir sus metas y proyectos.

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