Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. El folclore hondureño está de luto: ha fallecido Teófilo Trejo (75), el famoso cuentista y “perrero”.
Trejo fue atropellado por un vehículo en un punto de San Pedro Sula, norte de Honduras, siendo trasladado al hospital Mario Rivas donde murió producto del politraumatismo.
La noticia conmocionó a la sociedad, ya que era reconocido por su agudo sentido del humor y por contar de manera sencilla la vida del campesinado hondureño.
Esa capacidad lo llevo a ser solicitado por organizaciones campesinas y vecinos de barrios y colonias de la región norte, para que diera rienda suelta a su imaginación.
En más de alguna ocasión contó cómo pudo dominar una lámina de cinc mientras iba en el aire o que toda la clase política llegó a presenciar el instante que lo bañaban en una laguna del occidental departamento de Intibucá.
Incluso, casas editoriales recopilaron los relatos fantásticos de este personaje en dos libros “Las perras de Teofilito” y “Cuénteme otra Teofilito, que se convirtieron referente para los alumnos de escuelas y colegios hondureños, en aras de preservar la identidad cultural de este país.
“Teofilito”, como era reconocido por sus allegados, estuvo activo desde la década de 1970 en el movimiento campesino y popular hondureño; estuvo cada día en las movilizaciones del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) contra el golpe de Estado del 28 de junio de 2009.
De hecho, en cada movilización, se paraba frente a la catedral de San Pedro Sula a contar “perras” (historias increíbles) arrancando sonrisas de los caminantes que condenaban la dictadura de Roberto Micheletti.
Uno de los blogueros hondureños recuerda que “Teofilito” fue reprimido el 30 de agosto de 2009, en una de las marchas organizadas por “la Resistencia” que exigía el retorno del Estado de derecho.
“A sus casi 70 años el reconocido ‘perrero’ de estas honduras tiene los ‘güevos’ bien puestos para enfrentar a la Policía, defensora de la soberanía nacional contra los ataques de sediciosos y terroristas”, escribe el bloguero.
“En San Pedro Sula es normal ver a ‘Teofilito’ con su maletín al hombro. Otras veces es posible encontrarlo en librería Caminante tomándose un café del bueno. La última vez que lo vi estaba contando ‘perras’ frente al atrio de la catedral mientras los de la Resistencia reían a carcajadas. Ahora lo veo caminando con determinación en esta calle de Tegucigalpa, aunque el defensor del orden público levanta tremendo tolete”, añade.
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