Hoy, la palabra “servicio” se ha tergiversado hasta la desgracia y lo triste, lejos de ceñirse a la atención del pueblo, el funcionario hondureño encontró en la política la beca del éxito sin esfuerzo, ni sangre ni sudor –tampoco gloria–, es cuestión de contactos con el “líder” que reparte los cargos y el presupuesto, por eso ve de menos al que paga su salario “¿y cuál es pue’? Así ha sido siempre”. Pero allá en las grandes naciones (que funcionan con el patrocinio de la miseria internacional), el empleo público es más vocación, quien quiere hacer buen pisto y gran prestigio busca lo privado.
Pero Honduras sigue años luz de entenderlo, nuestros flamantes empresarios andan pajareando, nuestro motor de la economía todavía ni enciende ni entiende el valor del mercado y del desarrollo social, y pues, (oiga cantos de canarios), nuestros mandaderos (mandatarios) ven al pobre como voto; por eso, el hondureño cada vez cree menos en los políticos, y goza cuando algunos de esos tontos son exhibidos, ejemplo Marquitos y otros llorones, la cabeza todavía le apesta a huevo y sueña aun con los reclamos: “¡Corrupto de mierda!”.
Hasta hace muy poco, las revoluciones africanas eran cosa de película, los malos contra los libertadores rubios; hoy la rebelión en Níger tambalea la economía europea y deja sin oro ni uranio ni litio para fabricar tecnología de punta a los cultos ladrones franceses, y la reflexión es para la humanidad. A ver si así, en Honduras dejamos un poco la selfie y los ¿tuits?, de una vez hay que sacar al niño que adoptó el semáforo como escuela básica.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. –¿¡¡¡Saben de dónde vengo!!!? Grita y responde: ¡De correr con el presidente! En esta secretaría mando yo, los he escuchado murmurando porque no los dejo ir a las 6:00 de la tarde. –Desbordante de altanería contrataca el funcionario –“Ustedes toda la vida están con la misma mierda, si no les parece váyanse.- Ustedes estuvieron va’ de joder que querían estar trabajando aquí y cuando están aquí solo son mierdas las que quieren ¡No jodan! –Los empleados agachan la cabeza, mientras alguien cuenta que antes ese tipo, pedía hasta la cuenta de Netflix prestada y lo miraban en el centro de la ciudad buscando señales de humo u oliscando quién encendía un cigarro para pedirle una “jafa”. –El dinero y poder los cambia, reclama otro, apretando los dientes…
El funcionario se aleja de la gente, lleva cuatro aumentos en un año y se acerca al medio millón mensual, ha contratado a su esposa, sus hijos los envió a plazas en el extranjero y también a su hermana la ubicó en otra institución, ya su hermano es casi embajador; dos prados blindadas lo esperan y, por fin, es dueño de una casa (2 mil varas cuadradas con área verde y piscina infinita) ¡La vida le ha cambiado de golpe! ¡Un salto social como aquel pobretón que cazó a la hija de “votos rurales” ¡O el de Marvin! Jejeje ¡Chivas! con los vasos de vidrio! O con las “tapas” del niño de galleta.- Los días grises han quedado atrás y la tarde de verano alumbra con su sol dorado y cálido, nuestra comprensión para ustedes muchachos (emoyi de manos formando un corazón), cargar la pobreza es pijiado, y así y así, por fin se subió a un avión y conoció otro país, ya el funcionario no escucha a la gente, ya todo lo sabe y todo lo puede, cree que sus cigarros se los puede ir comprar Lao Tze, uno de los filósofos más relevantes de la civilización China.- Esto es lo peor, el monstruo que se gesta en la mente de este desubicado: “Soy importante”, “soy importante”.- En delirios “nasralistas” se revuelca mientras ve su reflejo en el agua.
Jamás tuvo claros siquiera los conceptos de virtud, pero sí los apetitos de billete gratis y de poder para agüevar a los que estima inferiores y agachando la crin cuando habla a los de arriba; esa tibieza mental de sentirse grande, ese escalofrío demente de creerse el mesías nacional, el salvador de los hondureños con el billete de todos.- A esa altura del partido, todo está patas arriba, el que debe servir siente que algún dios lejano le ha dado el poder para ser servido, encontró en la política el camino del éxito (no de la gloria), en esa mentecilla quien paga su salario no es el pueblo al que debe servir, sino que ahora son votos caminando, para una relección, para no dejar esa vida porque: “¿Qué voy hacer fuera de la esfera pública?”.- Nunca brillaron en la iniciativa privada, son hombres y mujeres fracasadas las que desean salir en cajón de la chamba pública, tampoco hay una herencia que los espere y el barrio los “Jucos” cada día les recuerda que pronto tendrá que regresar adonde pertenece.- Ahí comienza a emerger esa anomalía, esos chupasangres del presupuesto de ingresos y egresos de mi bolsa y la suya.
Sanguijuelas duras de exterminar, descarados a pies juntos, piden impuesto de los impuestos, pero no solo el dinero los mueve, el intangible de la cámara, micrófono o grabadora, es parecido a los drogadictos de fentanilo de Estados Unidos, “zombis” del foro y la televisión, donde la dignidad es palabra de pendejos, mientras más humillados más se consigue, como un Salvador que no le encuentra sentido a maquillarse y salir de la casa si un medio no lo entrevista, aunque un disparate tenga que decir y sin el decoro para renunciar, jejejeje, me recuerda a su consejero, Ricky (Ricardo Álvarez), ahí apareció añorando el salario público que apenas lo dejó de agarrar en 2022, ja,ja,ja ¿No les decimos pues, que parásitos éstos? ¿Qué harían si los medios de comunicación dejaran de verlos? Hay destinos peores que la muerte y ese es uno, ejemplos anecdóticos, y el ganador otra vez, Ricky, abochornado hasta por los guardias de seguridad de Juan O. pidiéndole que se bajara del carro y él diciendo que ese puesto es para conocer el mundo, aquel niño de “La Americana” es un insulto al carácter, en esa misma línea Elvin siendo puteado por un “ranger”, por un “indio pendejo”. Aquella imagen dolorosa, triste cuasi teatral de un Ricky levantando un cartelito de cartón diciendo “Voy a ser presidente”. Un fracaso ese muchacho.
En los países que ya han visto el sol del desarrollo, lejos de los programas baratos y los funcionarios mediocres, entienden perfectamente que el ejercicio publico es para servir, no para enriquecerse, los mejores trabajos están en el área privada (allá si hay competencia, competitividad y gran empresa), alguien que aspire a una chamba pública es visto como un corriente, con pocas luces para desenvolverse en un ejercicio que exige las más altas capacidades profesionales, que un tipo como “Toño” Rivera que se le cayeron los cachetes hablando de lo que él cree es política, es visto como alguien indeseable, vividor y oportunista.- Bueno, aquí lo vemos así también pero es que nunca se avivó ja, ja, ja.
Aquí cualquiera se mete a política y a periodista y piensan que son superdotados en esas ciencias, a esos pícaros vestidos de políticos que hablan de lo que no entienden, pero se lucran y eso es lo único que entienden, les dejamos este concepto de alta política, como ciencia, que ha dicho el presidente de México, Manuel Obrador: “La política es hacer historia. Es transformar. Es pugnar siempre por lo que es justo y parece imposible de alcanzar. Luchar de forma sostenida por convertir los sueños en realidad. Sin ello, no hay práctica política qué valga la pena ni transformación posible. Ni diferencia sustancial entre la vida y la nada”.
Sabemos que muchos quedaron en la luna en los tres poderes del Estado, sobre todo en las bancadas del Legislativo, porque asumen que mientras más ridículo es mejor el político, todo debe ser vulgarizado y él un vulgar con excelencia en la chanchada barriobajera, incluso, la miseria y la exclusión, el cinismo es un traje que se ajusta perfectamente, un juego de tahúres encima del curul de un Congreso o una secretaría, no son los hombres más brillantes, esos que con sus invenciones le dan un paso adelante a la humanidad los que ocupan los puestos clave, sino el primo, amigo, amante o hermano, que tengan educación ya es un valor agregado, requisito no indispensable para el desempeño de las funciones, cualquiera es periodista, empresario o político. (Cuando digo cualquiera, piense en toda la paleta de colores).
El hondureño cree menos en los políticos, nuevos y viejos se enriquecen, los más tontos son exhibidos, como un Marquitos o Pastor que son la mancha negra en el mantel blanco de exportación, son los que no sabían que eslabón de la cadena de la corrupción les pertenecía, criadas creídas. El mismo niño sigue en el mismo semáforo y esta ciudad ya parece un congreso de infelices, el conflicto eterno que todos omiten, hasta que, como en Niger, hay una explosión y los hace levantar la cabeza, solo que es tarde. Muy tarde.
Un poco de reflexión a los que hoy son funcionarios, los que serán y los que fueron, si supieran realmente lo que tienen en las manos sentirían temor, aún recuerdo a uno de esos soberbios, diciendo que mirara sus caballos y que me podía comprar, burlándose de algo llamado “dignidad”. Lastimosamente, me tocó verlo llorar con un juicio que lo asfixiaba y mientras lloraba decía: “No tengo para comprar una lata de leche a mi niña”, mientras el reportero anunciaba “¡Ultima hora!”. Hoy volvió a la vanidad y prepotencia, que poco aprenden los idiotas.
Y cariños, por haber leído hasta aquí ¡Gracias totales! Desde la sala de EL LIBERTADOR y estos viejos teclados con letras gastadas, les servimos este postre, son textos de una reflexión acerca del poder que nos heredó uno de los intelectuales más lúcidos que ha visto Honduras, Victor Meza: “El poder suele actuar como si fuera una droga. Envuelve a quien lo ejerce en una nebulosa en la que se mezclan por igual el placer y el sufrimiento, la algarabía y el silencio, la euforia y la soledad. Si quien lo ejerce no está totalmente preparado para ello, con mayor facilidad sucumbe a sus encantos y cede ante la tentación de sus desmanes. El ejercicio del poder requiere sabiduría y abundante racionalidad, dominio de los peores instintos y reflexión suficiente para no ceder ante la tentación autoritaria que todo poder engendra”.
“En el auge de su ejercicio, el poder florece y luce interminable. Ya en el ocaso, el poder se va evaporando lentamente y escapa de las manos de quien lo ha ejercido y disfrutado durante largo tiempo. Empieza lo que algunos llaman “la soledad del poder”. El momento en que los consejeros áulicos empiezan a salir del escenario, silenciosos, a hurtadillas para que el gobernante no se entere o lo descubra más tarde, cuando ya el desertor esté lejos y a buen recaudo. Poco a poco, el gobernante se va quedando solo. Es el punto culminante, la hora de la verdad”.
Simplemente, avanti.
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