SALVADOR, EL GRAN PERDEDOR, EL PRESIDENTE QUE NUNCA FUE Y LA TRAMPA NORTEÑA

¡Cielos míos! No nos engañemos, las elecciones presidenciales en curso no están diseñadas para que las gane Cálix o Salvita, noooo, mis amados, esos son solo placeres norteños para la ocasión ¡Nada más! No valen nada. 

La mera neta es barrer al gobierno de Libre y sentar un pelele conservador, traidor y servil al extranjero, como sea, y con ese propósito ha metido toda la carne al asador la mayor potencia del último siglo –ahora ansiosa y violenta porque va en caída libre— y cuenta con su brazo local y todos sus medios que como troles malignos crean torrenciales de caos, confusión y engaño.

El error es creer que las próximas elecciones son solo un “ejercicio democrático”, naaa mis pequeños, está en juego muuuchooo, la derrota del bipartidismo; sobre todo, los intereses imperiales, la presión de los criminales que por primera vez no tienen capacidad de movimiento, los grupos que no hacen billete fácil, los medios de comunicación que no facturan a lo estúpido como en Orlandia, la iglesia que ya no tiene “bonos” públicos, militares con tembladera; Juan en prisión y, muchas cosas más, tienen en crisis el orden establecido durante 200 años, para ellos retomar el poder es obsesión, es vida o muerte.

Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. El Estoicismo nos instruye para soportar el dolor en la adversidad, a elevarnos en el interior y ser capaces de entender la tristeza como alegría y, al revés. Y tienen razón ustedes queridos lectores, algo así no se alcanza fácil, no en las luces ilusorias del éxito o regalando un juguito que produce diabetes por tanta azúcar; demanda mucha fuerza mental aprender el desapego, sobre todo, a los bienes materiales, a las apariencias, a los siete pecados capitales, pues ¡Cielo mío! Toda codicia es basura en el alma. Salvita, amado amigo, no aprendiste la lección, el karma te seguirá. “Fui, soy y moriré siendo liberal”, mientras aprieta el ya desgastado puñito, con los ojos tibios, como quien repite un mantra que no cree, un espíritu sin convicción que transpira avaricia y vanidad, “espejito, espejito” preguntaría mil veces hasta escuchar su nombre y tampoco en Disney lo encontraría. Antes moriría por el PAC, luego por el PSH, después daría su existencia por Libre y, ahora, asegura morirá siendo Liberal, el mensaje oculto hoy es que lo será, mientras todo sea como él quiere y, no será así. ¡Memento Mori! “Recuerda que morirás”, mi apreciado.

La esposa de Salvador Nasralla, Isroshka Elvir, sufriendo de la represión violenta con gases lacrimógenos en 2017.

El carácter enérgico de un hombre se mide por el temple en el infortunio, la virtud de mantener la palabra recta como la espada de acero y que sea una misma con las acciones. Salvita fue presidente y no supo qué hacer ¡No luchó! Ni por su más alta ambición! Se fue a cumplir como buen jornalero el horario de Televicentro; obediente a las órdenes del poder y a los intereses de sus jefes, dio la espalda a los hondureños humildes que le dieron el voto y, prefirió, como miles de políticos tradicionales y traidores, correr a los brazos de Estados Unidos a pedir el favor y bendición, aún está caliente la banca donde el “Señor de la Televisión” estuvo esperando en una banquita en Washington, mientras los hondureños en “insurrección”, tomando calles, resistiendo la lucha, sin aire, tragando gas pimienta, en combate desigual frente a la bestial represión de Estado, pero sin el comandante, guerreando por algo que él, finalmente disfrutaría y no supo qué hacer, tuvo miedo, se confundió y Juan se impuso con los viejos medios de comunicación, militares y policías. La pistola sobre la razón. Salvita ha sido demasiado cobarde para sostener una victoria. Así como un 15 de septiembre, cuando prefirió ser el narrador del dictador en un estadio, mientras las modelos “Carrión” movían el trasero gordo en las gradas y, su esposa embarazada, recibía gas lacrimógeno, y vaya ¡Modelo de ingratitud! quien la protegió esa vez es quien hoy ella llama «radicales» y les muestra el dedo, otra vez, desde un estadio…

La embajadora estadounidense, Laura Dogu.

El Partido Liberal, antiguo templo de demonios legendarios, dique del desarrollo nacional junto con su gemelo el Partido Nacional, son los grandes ganadores al premio del inútil del año, fueron 200 años de gobiernos, más los militares, donde el único logro es que ahora tengamos ocho de cada diez hondureños en pobreza y miseria, supongo que la democracia de éstos no funciona para la mayoría de la población ¿Y vos me estás comparando tres años contra dos siglos? O no te da mucho la cabeza o regresá a primaria para sumar; sin embargo, algo ha aprendido ese viejo cadáver y entre sus lecciones, una, es que todo lo que diga Estados Unidos es ley y, dos, manipular. Salvita, yo te miraba saltando en pantaloncillos cortos y aunque nunca te vi como un ser brillante, sino como un actor de la “sociedad del espectáculo”, tampoco te creí tonto. Querido, te lo grito ¡Vos no sos el candidato! De nuevo y como siempre, tus jefes te callarán y te dejarán patalear

Movilización de los simpatizantes del partido Libre.

Es tan fácil manipular a un soberbio, la vanidad se mueve a través de las manos como un adivinador del futuro: “espejito, espejito” y ¡Bomm! Cae, otra vez, otra vez, otra vez… La embajada de “los Próceres” y los grupos económicos del país ya tienen su candidato, no es casualidad que Tommy se desgalille desaforado que, si gana Cálix, correrán hacer alianza (¡Salvita mirá las red flag!), antes de eso, el exLibre, fue aceptado como el hijo pródigo, el que nunca hizo nada y es recibido con todos los honores por el padre (Yani) – ¡Señor carisma! ¿No le despierta eso alguna duda?, sobre todo, cuando el Consejo Central, dudó tanto en aceptarlo… Esto no se trata de una persona, carissimo mío, así se mueve un sistema, estás en las entrañas de Cthulhu y por la sonrisita de inocencia aún no te das cuenta, que no sos el almuerzo, sino que ya fuiste comido. ¡Ay Salvi, como me dueles!

La derrota del bipartidismo, los intereses imperiales, el peligro de presión de los criminales que por primera vez no tienen el poder, los grupos que hacían dinero fácil, los medios de comunicación que no facturan como antes, la iglesia que ya no tiene “bonos” del gobierno, militares que al caminar se escucha el metal que vibra con la tembladera, Juan en la prisión y muchas cosas más, han puesto en desesperanza al Status Quo (orden establecido), retomar el poder, vía partido Nacional o Liberal ya no es un juego democrático de santeros y santeras mediáticas, es una obligación de vida o muerte cerebral definitiva del bipartidismo, en este momento no importa si llega: Ana, Cálix o Asfura, todos son hijos de un mismo vientre, el único objetivo es que Libre no tenga el tiempo para desarrollar su proyecto social y económico.

El nacionalista y ex-presidenciable, Nasry Asfura, y la liberal Marcia Villeda.

Amigo Salva, vení, acércate, contáme algo: ¿Qué pasará cuando el día de las internas sepás que perdiste? Cuando vayas a sentir que te traicionó el nuevo partido en el que decís que vas a morir, cuando escuchés a la “Gata” Moncada, la caricatura de Darío, cuando mirés la sonrisa cínica de Marcia en aquellas enormes cuentas que parece que tuvieran ojos una sonrisa quebrada, el siempre oportuno Yuri o la seriedad de Segura, cuando te sienten y te digan: “calma muchacho, ahora vamos por las generales, Cálix ganó, todos lo vamos apoyar como acordastes y estás comprometido” ¿Vas a correr? ¿Llorar? ¿Fundar un nuevo partido? ¿Correrá Iroshka por la Melex y el protector gástrico cuando sienta el hormigueo en las extremidades? ¿Viajarás a los Estados Unidos? A tocar la puerta que nunca se abre… Aayy Salvi, ¿recordás la teoría de la locura? Hacer siempre todo de la misma manera y esperar resultados distintos, pero tu ADN es TVC. Ni modo.

Mirá la lección que te regalaré que quizá sea la última: “Amor Fati”, aprendé a amar el destino, querido Señor de la Televisión y el destino tuyo es fracasar, otra, otra, otra vez… Como esa descripción del hombre ingenuo que se perdió en el camino de la vida y no sabe que está muerto hasta que no siente las manos que, con maestría, don Miguel de Unamuno narra en el “Canto de las aguas eternas”.

Avanti.

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