Aristóteles dejó la santa función del servidor público, aunque, ¡advertencia!, le dolerá la cabeza a gente como esa que pedía “cuatro años más”, Toño, Johana, Marlon y Jerez, etc., la enseñanza es simple: aquel sin don de servicio y sin virtud no puede o debe ocupar semejante responsabilidad; un hombre o mujer que dirige a sus pueblos debe aceptar el sacrificio elevado, y no nos referimos a que dejen el iPhone, Tiktok o la Mac, es atender las súplicas de esta tierra hundida por traidores malnacidos que conspiraron, conspiran y, que hoy, afrontan el destino fatal de morir en cárcel.
Históricamente, nuestros servidores confundieron el quehacer público con una pasarela de modas o la pose imitada del “ocupado”, si la labor fuera realmente comprendida sería difícil encontrar alguien para el cargo; hay tiempo para una transformación profunda, pero “compa” si al paso de cuatro años, sigue viendo los mismos niños de la calle en el mismo semáforo, haga reflexión sobre su total incapacidad y, mínimo, discúlpese.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. El crujir del hierro en las ruedas del carruaje sobre las calles empedradas de Roma, hace que el pueblo voltee a ver qué tan importante funcionario visita los mercados abandonados por los demás poderosos que gobiernan el imperio. –¡Ah! Es el “arbiter elegantiarum”– se extiende como carrera de bombas el murmullo entre los vendedores de tela que desenrollan sus mejores ropajes para el señor, mientras la gente grita emocionada su nombre. Publio Petronio Nigro, mira, indiferente, sobre la ventanilla y piensa: “Es peligroso ser amado por el pueblo cuando reina un tirano”. El árbitro, entre traiciones de otros funcionarios, terminaría suicidándose en un acto “Satiricón”, no sin antes recordarle a Nerón, cuáles debían ser sus funciones como alto magistrado de Roma. Elegante.
Hundido profundamente en el esponjoso asiento del enorme avión, separado de la clase “económica”, suite privada, desde donde accede como “exclusivo” a salas VIP (personas muy importantes), comidas a la carta ¿Atún rojo?, ¿Beff acompañado tímidamente de espárragos? –Ministro, ministro –interrumpe la inculta asistente, rápida mirada como relámpago hace que aquella muchacha tiemble–. –¡Te dije que no me molestés en el spa! –Es qué “ministro”, se quema el patrimonio de humanidad ¡la Biosfera del Rio Plátano!- Ya no se escuchaba nada, en los audífonos del servidor público se reproduce “I stay out too late, got nothing in my brain, that’s what people say, mm-mm, that’s what people say, mm-mm, i go on too many dates” de la iconic pop culture moments, de Taylor Swift. A 20,000 metros de altura, sumido en pensamientos agradables, imagina: “hasta me gustaría tener un gemelo para compartir tanta dicha”, y se duerme en aquella suave caricia de tibio vapor…
Los pelos completamente emblanquecidos, surcos en la cara que adelantan vejez prematura, enseñando las chiches en cadena nacional, encadenado de pies y manos, hablando de sus múltiples enfermedades hereditarias y lo débil que se siente… ya muy lejos estaban los días en los que corría por las bellas calles empedradas de Israel, Taiwán o Noruega, levantando la ceja soberbia anunciaba sin titubeos y burlesco: “¡Como quieran quiero y como se pongan puedo!”; extraño es el poder en los funcionarios que lo pierden, como si fueran Superman desaparece ese brillo arrogante en la mirada, un par de cadenas en las manos los transforma en patéticos y dignos súbditos de la lástima. Terminan hablando de unas tales convenciones y Derechos Humanos, allá va en silla de ruedas una tal Rocío, que fuera mujer fuerte y tocaba base con un tal “presidente”; ahora la pobre, sin el cargo, ni el poder, no puede dejar de llorar, como quien aprovecha el teatro para lloriquear una vida miserable.
Los ejemplos ilustran distintos funcionarios y modelos de actuar en la gestión pública hondureña, bueno, malo o para el olvido; el juicio es del lector, no del escritor; sin embargo, Aristóteles nos ilustra en torno al camino de un servidor social, en su análisis, por ser una función que une tantas responsabilidades al determinar el destino de todo un pueblo y, al ser éstas desinteresadas, solo los hombres y mujeres con una virtud demostrada pueden ser parte de la administración pública; comparte también Rousseau la visión, pues lo define como una persona con moral y, sobre todo, “que hace vida con sus semejantes” ¿Les recuerda eso un poco la filosofía de Mujica?; es decir, el actuar de un hombre que dirige la vida de una Nación se debería comprender como el sacrificio más elevado por los demás, el suplicio de nunca descansar para que la sociedad pueda hacerlo. Y aquí cualquier papo, hablantín, palurdo o “buscapisto” piensa que puede ser presidente de los hondureños, ja,ja,ja,¡No Chiqui! Primero estudie el derecho, la costumbre no hace ley.
Un hombre como Salvador Allende, escuchando los disparos de los asesinos no huye, el médico que lo acompaña toma el fusil y saben que van a morir ¿Quién tiene la conciencia de la muerte, asimila el temor natural y no se quiebra? Y aquel gigante es capaz de levantarse contra la intervención interna patrocinada por el águila, siempre la calva carroñera, que lo ve a la cara y se lo harta como bestia hambrienta, luego el tiempo se da la oportunidad de ponerlo en el pedestal de los inmortales, esos que lo entregaron todo por la posteridad y el presente, abriendo caminos de libertad hacía la modernidad y nuevos mundos. ¿Tendrán esa entereza nuestros funcionarios? Esa gallardía de humano o ¿serán como el hombre la gorrita y estrella, que solo habla cuando le piden que se rebaje a la mitad el salario? No basta una canción heroica de hombres sin infancia que robaron un trozo de pan y después ofrendaron la vida. ¡Hay que serlo!
Abunda en la historia de nuestros servidores las sendas de traiciones que tomaron contra nosotros como sociedad, los indicadores sociales y económicos en el presente es la suma de resultados de gobiernos; punto, no me den paja, hicieron del quehacer público una pasarela de modas o la pose imitada del “ocupado”, si el cargo fuese para el ciudadano capaz, virtuoso y con sentimiento de Patria, sería muy, pero muy difícil hallar esas personas dentro de los partidos políticos, hombres y mujeres viciadas, con la única urgencia de sacar a su familia de la miseria y a ellos mismos; la inconsciencia de clase los consume y rápido confunden al enemigo con un “amigo de buen corazón”, caen ligeros en la tentación del dinero para finalmente ser “pichingos” del poder. Como barquitos de papel que corren inocentes por las corrientes del río, sin un ideal, ni un alma elevada el humano está perdido, un hombre o una mujer así, sin espíritu solidario y mediocre, jamás debería tocar una decisión de Estado.
Tontamente a la crítica la llaman “ataque” en la intolerancia que no admiten errores ni correcciones, en la miopía de acciones débiles y torpes, por eso nuestro funcionario oscila entre el placer del cargo y el dolor del olvido, ahora hasta huyen y se ocultan en otros países como los flamantes funcionarios de Orlandia; criminales como “Rata Gorda”, algo más hábiles logran que les paguemos su holgada y despreocupa vida por siempre ¡Y viven en putas! Con revisión médica permanente. Sin embargo, por donde caminen sus huellas solo marcan vergüenza.
Compa funcionario, la obligación del servicio te ocupa, no es como te vestís o comés, lo que importa es la huella indeleble en la vida del hondureño, es que pensés que sí al final de cuatro años, los niños siguen en el mismo semáforo donde los encontraste, entonces no servistes y solo te abrigó la ropa de uno más en el Gobierno, deberías andar, entonces, con mucha pena, porque no lograstes ninguna gloria. Con mucho cariño. Avanti…
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