Escándalos de Corrupción pública y privada, nexos con el narco y crimen organizado, y el sustento de un sistema económico que genera más pobres, son los problemas que el estudioso de sociedades, el curtido analista, Pablo Carías, ha enumerado como causas posibles de muerte para la clase política tradicional hondureña, donde el Partido Nacional vive sus últimos momentos.
“Ese [Partido Nacional] es un partido que incluso puede correr el riesgo a futuro de desaparecer, ya no por decreto, sino por la vida misma, por inanición”, observa el sociólogo Carías, al tiempo que recuerda que la ciudadanía hondureña ha perdido credibilidad en partidos políticos.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. No todos los organismos que conforman el cuerpo humano envejecen de manera sincronizada, esto lo explicó un grupo de científicos chinos en la revista de ciencia Cell Reports, donde enfatizan que la edad biológica de los diferentes órganos no es compartida, lo que apunta a la existencia de “relojes múltiples”, es decir, un contador de vida distinto para cada órgano.
Desde el punto de vista médico, la muerte “oficial” ocurre cuando hay un paro cardiaco o un fallo cerebral que acaba con la conciencia; sin embargo, algunos organismos dentro del cuerpo siguen con vida o murieron antes; usando esta analogía, el sociólogo y prestigioso analista político, Pablo Carías, explica a EL LIBERTADOR que él observa la política como un cuerpo humano y los diferentes partidos como organismos internos, es por ello que detalla como unos “corren el riesgo de morir pronto”, otros ya murieron.
BIPARTIDISMO EN COMA
“En un organismo humano, hay partes del cuerpo que se descomponen más rápido, bueno, así por la por analogía podemos decir que, del sistema político, el partido que más muestra descomposición interna y más ausencia de credibilidad de la población y con un enorme desprestigio, es el Partido Nacional”, observa.
El Partido Nacional es una entidad política fundada en 1902 y desde entonces, ha estado vinculado a importantes actos de corrupción y dictaduras. En 2009, con el golpe de Estado, la institución aprovechó el suicidio político de su rival, el Partido Liberal; ganó elecciones y asentó un régimen de 12 años, a la fuerza y con fraude desde 2014 a 2022.
Según los últimos testimonios en el juicio de Juan Hernández, que confirman la investigación de la Fiscalía, para hacerse del poder, los nacionalistas aceptaron dinero del tráfico de droga y, una vez en la cúspide de la institucionalidad, comenzó a construirse en plataforma para degradar la república a “narco-Estado”.
Lo anterior, avalado por los movimientos del Departamento de Justicia de Estados Unidos contra diputados, alcaldes e incluso el exgobernante, Juan Orlando Hernández (2014-2022), quienes están siendo juzgados por narcotráfico. Al mismo tiempo, el presidente de la institución, David Chávez, se encuentra prófugo de la justicia acusado de corrupción.
“Ese es un partido que incluso puede correr el riesgo a futuro de desaparecer, ya no por decreto, sino por la vida misma, por inanición […] El Partido Liberal también, si no se recompone y no hay transformaciones internas que hagan un cambio de liderazgo, también va por el mismo camino”, sentencia Carias.
LIBRE, A MEDITAR
Para el analista, los partidos políticos de Honduras tienen un problema estructural que tarde o temprano los terminará condenando, incluso la actual institución en poder, el Partido Libertad y Refundación (Libre), pero cuyo estatus actual le otorga cierta ventaja porque “el poder siempre une, recuerde usted, el poder genera encantos y genera la capacidad de hacer que amplios sectores de la sociedad giren alrededor de su estructura organizativa”.
No obstante, valora que la falta de un real sistema democrático a lo interno de ese instituto político, es un mal que tarde o temprano puede orientarlos a una “muerte” inevitable, dando como ejemplo los casos del bipartidismo, detallando cómo Hernández se adueñó del Partido Nacional y cómo el Partido Liberal ha sido incapaz de conciliarse en aspectos generales e incluso a lo interno del Congreso Nacional.
“Nuestro sistema político se caracteriza por la centralización y el caciquismo, esa es una verdad y eso es un obstáculo, limita la acción del partido y hace también perder credibilidad, sustento para sobrevivir en situaciones como las que estamos viviendo. Entonces, son amenazas que están debilitando el sistema político y en consecuencia también a toda la sociedad, porque si la política es la mediación de los intereses de los diferentes sectores de la sociedad, pues entonces, la política ha dejado de cumplir este papel”, agrega.
SISTEMA ENEMIGO
Argumenta que la actualidad política mundial, afronta una crisis arraigada a diversos factores como la corrupción estatal y, en el caso de Honduras, con la narcoactividad y el crimen organizado, pero también, con el sistema económico imperante: el neoliberalismo.
“La población está creyendo cada vez menos en los políticos, y esto tiene que ver con varios aspectos, uno de ellos es el modelo económico, el modelo imperante, me estoy refiriendo al neoliberalismo. Es un modelo económico altamente empobrecedor, es un modelo excluyente, es un modelo económico que muchos lo han calificado como una fábrica de hacer pobres”, cuestiona.
Para Carías, esto se puede entender partiendo de los sistemas de producción que han cambiado desde que en el siglo XIX se catalogó como el tiempo de la industrialización, pero ese “gran taller” ha desaparecido dando lugar a lo que él consideró como el “trabajo a destajo”.
El trabajo a destajo es remunerado por producción, no por tiempo, el “destajista” cumple estándares de calidad, uno de sus métodos es el trabajo por hora y, según el experto, esto genera inseguridad en las personas y merma la unión obrera.
“Hay algo muy grave, [el destajismo] hace perder el sentido de solidaridad de los trabajadores y también le hace perder el sentido de la política, porque antes esa solidaridad que se generaba en comunión con los obreros en la fábrica, ya se perdió […] Antes el obrero podía identificar que la responsabilidad estaba en la empresa, en los dueños, pero los que dependen de esa economía propia, ven que el problema está en sí mismos y le atribuyen su situación a su propia desgracia”, afirma.
Explica que, en ese sentido, la política también sufre, porque la sociedad ha perdido el sentido organizativo, además que siempre se consideró como una acción colectiva orientada a la transformación de la sociedad o en otro caso, cuando se trata de una expresión conservadora, al mantenimiento del sistema.
Para el sociólogo, la mezcla de estos problemas, que dividió en el modelo económico, la corrupción y un problema mayormente centrado en América Latina, que es la narcoactividad, han creado un ambiente político crítico, que ha generado la falta de confianza en la sociedad y orilla a partidos políticos, en el caso de Honduras, a un estado de agonía.
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