Al criterio de la pedagoga, Rosa Moncada, el sistema educativo hondureño requiere un compromiso patriota que supere medidas populistas con visión electoral, pues para incidir en el desarrollo del país cree que es clave trabajar cambios profundos a un sistema donde ha sido notorio el desinterés de las autoridades para revertir la calamidad que afecta a miles de niños y jóvenes, orillándolos a un futuro incierto.
Moncada reflexiona que medir resultados en un año es aún muy poco tiempo, sin embargo, insta a que la nueva autoridad gubernamental, abandone la visión populista de trabajar “lo vistoso” para encaminar los cambios integrales que urge la nación.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Como una muralla kilométrica, imposible de atravesar, así se irgue en Honduras la barrera de la desigualdad social, de esta forma lo visualiza la pedagoga Rosa Moncada, quien analiza que este fenómeno es clave para sabotear los procesos efectivos de enseñanza y aprendizaje en los niños y jóvenes del país.
Y es que con el sistema actual, se ha tomado como “norma” que miles de estudiantes en condiciones de riesgo sean exiliados del proceso de formación en búsqueda de alternativas económicas, condición que a la larga amplia los problemas profundos del país.
Plantea que Honduras posee un modelo social construido por la corrupción y la violencia, y bajo ese contexto, mantener a la mayoría de la población en la ignorancia y calamidad, se ha vuelto un vínculo estratégico de poderes fácticos que han encontrado en la desigualdad social, el progreso usurero y la dominación.
“Honduras no tiene un sistema educativo de primera principalmente por la falta de personas que sientan amor por la patria y estén comprometidos a generar la diferencia, en cambio, tenemos personas en busca de populismo”, reclama.
De acuerdo con Moncada, en el sistema educativo las autoridades siempre han buscado resolver “lo vistoso” –mayormente asociado a infraestructura– porque atrae votantes y resultados en estadísticas para “alcanzar ciertos beneficios con los entes cooperantes, pero en la realidad resulta un ‘falso positivo’”.
Y el otro factor, es que quienes han gobernado y mandado en el país, que se lucran con los recursos de los hondureños, no les conviene tener una ciudadanía pensante y consciente de su entorno.
La academicista dice además que el Covid-19 desveló la realidad de los gobernantes que el país ha tenido, éstos han sido desinteresados y de oídos sordos en cuanto a la educación, pues dice que actualmente sólo dos de cada diez niños contaron con herramientas tecnológicas e internet para seguir una educación en casa, una enorme diferencia con las estadísticas del sistema educativo privado.
Moncada reafirma que las diferencias entre ambos sistemas se plasman en lo económico, pues en la privada los padres exigen y hacen cumplir una formación de calidad, por ello se dota a estudiantes de todas las herramientas necesarias para su evolución.
Otro componente es que dentro del entorno familiar, los hijos suelen seguir el ejemplo de sus padres en lo académico, es decir, aquellas familias donde los “protectores” culminaron sus estudios superiores, inspiran a sus vástagos para que “vean en la educación un medio para conseguir mejor calidad de vida”.
La pedagoga recomienda que se debe trabajar a fondo para transformar los indicadores, pues dice que actualmente, al menos la mitad de jóvenes que ingresa a la universidad no lograr cerrar esa etapa y desiste de estudios superiores, una condición que puede desembocar en un aumento de pobreza y desempleo.
Ante lo anterior, recomienda que las autoridades deben ir dejando esa visión populista de “hacer por votos” para encaminar los cambios a un sistema educativo de primer nivel, acoplando un mecanismo que se adapte al tiempo y realidad actual del país, donde se fomente una línea tecnológica, ética, cívica y patriota.
Además, aboga por instaurar la salud psicológica como estimulación temprana en libros y otros materiales de estudio, para transformar la mentalidad del hondureño; y, a la larga, rescatar y remodelar la infraestructura.
“No es cuestión de un año transformar una sociedad, pero sin duda, por algo se debe empezar y es dotando las escuelas de las guías y libros correspondientes actualizados”, destaca.
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