El chacal que define el destino de las almas hacia la eternidad, ve con sospecha a un asustado Chinchilla, apretando sus manitas suaves sobre el pecho, con rostro incierto y quejosos murmullos incomprensibles sobre haber sido el “5 estrellas”; la balanza golpea con fuerza, no hay paraíso para Óscar, y la audiencia queda perpleja, pues con él caen todos los anti-Uferco; en tanto, el fiscal Santos sale al balcón y habla a la sociedad: ¡Misión cumplida!
Volviendo al presente, se escuchan los gritos: “¡Dictadura!”, “¡inconstitucional!”, “¡madrugón!”, pero ahora desde un sector que durante 12 años se burló del pueblo y ejecutó su plan criminal creyéndose todopoderoso.- Hoy los psiquiátricos babean ante tanto paciente potencial, es que sólo un compa con problemas –Tommy, andá “checate bro”– puede hablar con tanto descaro de cuidar el “imperio a la ley” cuando masacraron todo el Estado. El juicio de Anubis se acerca.
Y en las afueras de Casa Presidencial, un grupito de “azules unidos” hacen bulto disfrazados de sufridos obreros; capaces y aptos no son, pero actúan como fueron siempre, sólo con violencia pueden mantener la plaza esos que siguen enseñando que Lempira murió por la bandera blanca, el atraso gigantesco y hablan ahora de insurrección, pero sus “líderes” no tienen calle y prefieren seguir pagando “bots”.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. El dios egipcio Anubis, según el mito, extraía el corazón de las personas (representando la conciencia y moralidad) y lo depositaba en un extremo de su balanza y, en el otro, la pluma de Maat (símbolo de verdad y justicia universal), sólo si la balanza estaba equilibrada, la persona podía ir al cielo, en los campos del Aaru; caso contrario, sería devorado por una deidad quimera: Ammit. Contame Chinchilla, aquí entre “nos”, sin rodeos, si estuvieras frente al gran Anubis ¿Cuál sería tu destino frente a Osiris? – Seguramente nos calificarías de paganos para evadir el tema, va’, o pedirías que nos apliquen el mismo castigo que a Giordano Bruno, que nos quemen por ateos, fijo vamos a la hoguera.
Chinchilla, frente a los 47 dioses, nuestros lectores y nosotros, así comienza el juicio. Aún bajaba la tartaleta de frutas por la garganta de Omar en los hermosos salones blancos ¡Aahhh que días junto al reycito, se fueron y no volverán! Cuando gritaba a cada micrófono que pasaba “¡Fiscal 5 estrellas!”, “¡Fiscal 5 estrellas!”, “¡Fiscal 5 estrellas!” y hacia reverencia a Óscar Chinchilla y Vilma Morales (sí, la misma que usted ya sabe lo que hizo y sin piernas de palillona ¿Queeee tal?), frases perturbadas como “el país perdería”, “la compleja situación en materia de lucha contra la criminalidad, “la gorda impunidad”, “delincuencia y corrupción”, toda la paja que nos dicen y que ya la rayan, pero lo cierto que erradicar todo eso reclama de los mejores talentos de la nación; Óscar Chinchilla y Vilma Morales, a todas luces forman parte del grupo de los más competentes abogados de la patria”, Uuuuyyy cuidado se caen. El pobre Omar corría desaforado por los 4 puntos cardinales sollozando que, si no teníamos a esos dos crías, el país desaparecería, que no había tanto genio junto en todos los confines del reino.
Entonces era el imperio del terror, el emperador Juancito primero, andaba en su carroza, tirada por los medios tradicionales de comunicación, difundiendo e imponiendo sus mensajes, las oenegés gringas rendían tributos al señor y al unísono se chillaba: “Fiscal 5 estrellas”. Y un grupo muy reducido de instituciones, les hacíamos frente, les llamábamos como los que son: ineptos y corruptos.
–“¡Que bruta!” –Dijeron (y hasta se carcajearon) cuando la diputada cerró la puerta, había aceptado un millón y medio de lempiras depositados en la cuenta de su padre para imponer la nueva Corte Suprema de Justicia, patrocinada e impuesta a “punta de verga” por el ahora preocupadísimo y democrático Partido Nacional. La peyorativa expresión contra esa “madre de la Patria”, se debe al contexto donde los toros estaban pidiendo muy de mañana entre 15 y 20 millones por su voto y ella se conformaba con ese poquito. Tan mágico fue el día de la elección de Chinchilla que su esposa, Catherine Chang Carías, ya se había hecho la keratina brasileña desde la mañana, sin siquiera saber (o sea nosotros no sabíamos), quién era el nuevo fiscal. Que por cierto, Catherine, la esposa de nuestro “5 estrellas”, es la hija del legendario Rigoberto Chang Castillo (dele una buscadita en google, Fuud y guerra fría en la UNAH, luego actualice la búsqueda) y después de mancillar el Banco Central siendo parte de la Junta directiva, sin ser economista claro, violentando la ley interna de la máxima autoridad monetaria de Honduras, voló a las esferas celestes de la dirección del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Omar tenía razón, está gente era la idónea para los momentos más horrorosos en la historia del país. ¡Pucha! Ese Omarcito sí que sabe.
Quizá los valores de “Tommy” y los nuestros sean distintos, cuando corre por las escalinatas del Congreso Nacional, casi dejando la zapatilla de cristal, mientras la vocesita le susurra al oído: “La independencia de la UFERCO, es golpe técnico, contra el Ministerio Publico”. Tomas, Tomas, ¡Tommy! ¡¿En serio bro?! O sea… ¿vos te acordás lo que el partido azul hizo por más de una década?, hasta vos te ponías pálido cuando llevabas las órdenes de los señores. Hagamos un pequeño repaso del gran trabajo de Chinchilla, así rapidito, el Ministerio Público en manos del señor invisible, nada que ver tampoco con Charles Xavier, el “Profesor X”. “El defensor de la sociedad” en manos de éste pelón ha sido una promotora de la ilegalidad en el país, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Honduras, sobrepasa el 90 por ciento de casos engavetados, lo que nos coloca entre los 13 países con muy alta impunidad en el mundo de acuerdo con el Índice Global de Impunidad.
Y bueno, Tomas, lo viste con Juancito haciendo la intentona de decir que tenían unos casos por ahí, de pronto era un peligro social aquel hombrón que sólo era tocado con pétalos rosados, para ver si evitaban la extradición, sin mencionar las denunciar históricas por violaciones de los Derechos Humanos, asesinatos a los protestantes, reelección, el golpe a la Corte… pero Tomas, vos ya sabés esto y aún más. Si algo podemos respetarle al Chinchilla es la subordinación a los Estados Unidos, esa inclinación casi de santo para complacer y mover solo lo que los gringos ordenen. Una sumisión admirable… que nos causa aborrecimiento.
Por cierto, Tomás, que sucia la estrategia usada para presionar y generar desestabilización: sindicalistas cínicos que hablan de sus 100 mil mensuales sin empachos y como bacteria infectando las instituciones, los activistas cachurecos dentro del Gobierno que se activan con una llamada para incendiar el país, “vamos hacer esto como nos enseñó Xiomara, con odio”, dijo un cipote que le chorrea la bandera azul en el pecho, no son empleados, son seres dañinos que nos roban los impuestos a los ciudadanos y limitan el crecimiento del país, esos son “presidentes” de oenegés fantasma que manda a los adultos mayores y personas con discapacidad a pedir dinero, y la prensa tradicional –tan preocupada por la sociedad ja, ja– esperando la lágrima para tirar la “exclusiva”.
La estructura nacionalista es el parásito, el simbionte pegado al cuerpo del hondureño, Chinchilla es una extensión de eso, es el “Venom” dentro del Ministerio Público y el requisito inicial para que comencemos avanzar es que se quite del camino del hondureño y, oíme, ustedes ya la… aburren, lo decimos con honestidad y sinceridad, para que no sigamos teniendo una sociedad que cree que cerrar una empresa por actos “que dañan la moral” es el problema, si usáramos esa máxima, deberíamos cerrar el Ministerio Publico, el Partido Nacional y, por lo menos, el 90 por ciento de las instituciones y algunos medios de comunicación.
Chinchilla hasta aquí llega tu juicio (por cuestiones de espacio). Sin duda la balanza no está equilibrada, la diosa Osiris no te verá a los ojos y dudamos que Ammit, siquiera te quiera devorar. Chinchilla, apártese Chiqui ya agarró buen billete junto a la doña, no importa cuánto te aferrés al poder, el momento llegará, sólo mirá hacia el norte y verás un hombre –con más poder que vos– quiso ser un dios, ahora vestido de tenis naranja y overol azul, hincado pidiendo clemencia. Y ya no hay. Ey, Chinchilla, dale un buen ejemplo a tus cipotes, aunque sea eso, o quizá ya sea tarde, pobres, y también ya tienen listo el rótulo “#Volverá”. Avanti.
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