Más allá de lo sádico y chocante del “Juego del Calamar”, los coreanos mostraron al mundo cómo se entretienen los poderosos, para algunos sólo es “hobby”, sin embargo, para los señores de Honduras se trata de algo más, su jueguito lo llevan a las altas esferas, empoderan matones para luego verlos caer y disfrutan; de cuando en cuando, aparece un codicioso con aliados “más poderosos” a ese le temen todavía y, aunque en sus noches gozan al verlo entre cadenas, a solas suspiran con alivio el final.
Esos, que no se sienten hondureños, pero sí se creen dueños de la Nación, no son vistos en hoteles con servicio de “escorts” ni llegando a discotecas en carros grandes, como si se ha visto a ciertos políticos de la “Torre Morazán” y a otros ilusos e ilusas; no gastan miles en amoríos, invierten millones para demostrar el porqué son los que mandan, despedazan la vida de los hondureños con sus portavoces en la política.
El hondureño, en tiempo de relativa paz Ejecutiva y Legislativa, no debe permitir el discurso neutral sobre dejar el sistema tal cual, sin siquiera reformas profundas, esto sólo ha generado ampliación de la miseria, no es sólo la corrupción el problema, es el todo, el Estado fue construido por quienes emplean al “Tigre” y dan poder a personas como Corrales, JOH o hasta un penco como Ebal que, en las noches de conspiración, atiende con cabeza gacha los llamados de atención, como un recluta desnutrido recién llegado al batallón.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Las botas usadas por costumbre estilo militar cruzan el umbral, la puerta se abre al pasar, son aproximadamente las 9:00 de la noche en el caluroso y húmedo Valle de Sula, pero adentro de la cómoda oficina no se siente, el climatizador marca 17 grados centígrados, frío como el alma del que entró; de espalda, un hombre que dicen es el “dueño” de la ciudad productiva, con habano cohíba en la mano izquierda (pero por supuesto que odia a los cubanos) y el oro líquido servido en el grueso vaso de cristal con exactamente tres cubos de hielo bien cortados que bailan un compás de muerte, derritiéndose hasta desaparecer.
–Gracias capitán por venir hasta aquí, pero lo que tengo que decirle solo se puede “face to face” –y el regordete hombre asoma esa sonrisita del cobarde, del nervioso que quiere pecar–. –Amigo, gracias por la referencia, le comento ahora me dedico a dar consejo en temas de seguridad y control de crisis, es un gusto volverlo a ver, lástima el “licenciado” se retiró, se fue al paraíso… –No le quito su tiempo capitán, al grano, ocupo encargarle a alguien que me está jodiendo, me quiere quitar mi pisto o matar, es mi hermano. –Apurado, el gordito dispara la orden, sin tener la mínima idea del hombre que tiene enfrente.
–Amigo, no me gusta que me hablen así, como si fuera matón, pero le daré un consejo gratis por nuestra larga relación y estima… ¿Está dispuesto a matar dos veces? –¡Quéee! No, no, no… (traga fuerte) sólo es a uno, nada más, yo soy un empresario, respetado y católico, anticomunista, republicano y creo en la democracia. –Sereno el capitán, enciende un cigarro, lo mira y dice: “Sepa algo, cuando se mata una vez, se mata dos veces y si no está dispuesto, mejor investigamos y después decidimos qué hacer”. Así fue, el altísimo ejecutivo, experto en asesinato, tortura y desapariciones no se equivocó, no era el hermano del gelatinoso empresario quien lo quería joder, era otro tipo y ese otro tipo la última vez que lo vio el forense tenía un centavo sobre la lengua. Eficiencia, le dicen a eso. Dos manos se cierran y una conversación cualquiera para el viaje de regreso: montucas, rosquillas y un pollito chuco cargado con tajadas.
“Loco, cierta vez mi padre me dio dos lecciones para la vida (él había sido militar duro, de cerro y mató no menos de cien enemigos para sobrevivir en la guerra), la primera, es que tomés decisiones consciente; si vas a ser malo, selo de verdad y lo mismo si decidís ser bueno, intentalo de verdad, con el alma y la razón, cada segundo de tu vida, yo decidí el mundo de las letras, ese es mi machete; segundo, nunca reparés y alejate de los habladores, brabucones, miedosos amantes de peleas, vanidosos y exhibicionistas, siempre está atento a saber quién mueve los hilos, el que nunca se ve, ese es realmente el importante y peligroso, al que no le interesa figurar, ni llamar la atención: ese es el que piensa y determina”.
Un fantoche se vistió de presidente y ondeaba la bandera del penco. “Como quieran, quiero y como se pongan, puedo”, hoy está a cinco días de volver a ser titular internacional de un caso en el que será extraditado –ya lo hablamos antes, los 15 de la reelección no son tan grandes para contradecir barras y estrellas–. “Desde el fondo de ti, y arrodillado, un niño triste, como yo, nos mira”, diría Farewell, en las manos de Neruda o como los Tigres con los ojos turbados y los gestos de psicópata gruñía: “¡Muchachos! Hoy quiero sangre”, y los jóvenes eran llevados al respiradero de la mina, y desde lo más alto de la montaña arrojados al nunca más, finalmente observamos al felino más grande e imponente, en una jaula, con las cadenas de las almas que lo observan y piensan en esa palabra que para nosotros aún es extraña “justicia”. Pero… ¿Quién soltó a estas sanguinarias criaturas? ¿Quién los usa en su vals y los desecha cuando termina la canción? Nuestros señores no tienen nada que admirar del apuesto caballero, Dr. Hannibal Lecter, que mientras come el cerebro de su víctima aún viva, llora de emoción, abismado en la divina Sinfonía n.º 5 en do menor, op. 67, de Ludwig van Beethoven.
Los verdaderos dueños de Honduras son invisibles. Manipulan en sus manos al poder político, los religiosos elevan sus oraciones privadas hacia ellos, los militares resguardan sus casas, como manada de lobos acechan las esquinas para que nadie se acerque, son esos helicópteros que miran los “techos indignos” de la arruinada capital; a los presidentes les tumban las mesas y los amenazan con tres días ¿Vos creés que la ENEE quebró porque el tontito de “Cuqui”, pagaba a sus queridas 80 mil al mes? ¡ja! Este solo es uno de esos torpes bagres engordados con las migajas en el fondo sucio del río y por eso son las primeras bubuchas en ser cocinadas. Los hombres que mandan en Honduras no son ruidosos, no les interesa ser presidente, los presidentes son solo el socio, el momento, y si tienen que terminar con grilletes en las patas, pues que así sea.
“Los presidentes son transitorios, nosotros permanentes”, dijo uno de ellos alguna vez y hasta hoy es ley, y en la matriz, el ciudadano no es más que el gran aportante del Presupuesto General de la Republica, son sus valores los que se reproducen y su moral es ley (que sólo aplica para nosotros). ¡Que lejos han estado los funcionarios hondureños de entender cuál es su eslabón en la cadena del poder!, gallina escandalosa de corral, limitados intelectualmente ¿Y cómo se refleja?, fácil: con un poquito de autoridad, más soberbio, más pendejo y más enemigo del pueblo, son esos que a tres días en el cargo ya no conocen ni tratan al amigo con quien compartían la burrita y se fumaban un belmont en la esquina de un café.
Cuando abrimos los ojos ya todo estaba repartido, el 80 por ciento del ingreso para ellos y el 20 para el resto, un contraste salvaje entre la opulencia y la miseria, los ejércitos para protegerlos y los gobernantes de papel a su servicio, un sistema que reproduce miseria no es que está infectado por la corrupción, es que la corrupción es el sistema que determina todo, hasta la oficinita del guardia de seguridad, es amigo o recomendado por el amigo; pasaran los años y los Corrales, los Ebal y los demás seguirán desfilando por los tribunales según el cambio de las aguas y según el desfile de los funcionarios gringos –y sus intereses– que apoyen gobiernos como en el actual, ya nos acostumbramos en 60 días a tirar alfombra roja a esos cheles ¿Ni olvido ni perdón?
Cuando tenga una miga de poder, sepa ubicarse dónde está sentado en la pirámide de los que mandan y reparten la riqueza del país, las sentencias, los jueces, los cargos, los presupuestos ¡Todooo! Si usted es de los tontos que no tiene ni idea que está sobre arena movediza, fijo su doña terminará haciendo cadenas de oración o pidiendo Wifi o clamando derechos humanos, mientras a usted le tiran la comida al lado del retrete. Al poder le gustan los humillados y disfruta mientras los aplasta y humilla.- Los señores seguirán cambiando de rueda, hasta que decidamos destruirla. Ahhh, se nos olvidaba ¡Alístense! ya viene el estreno de Batman.- De nosotros en EL LIBERTADOR para Ustedes, todo nuestro amor. Avanti
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