Luis Enrique Gómez iba con el tiempo ajustado a la entrega del aperitivo que esperaba un cliente en Río Blanco, cuando tuvo un retraso de una hora, algo fatal para el negocio “delivery”, pero más fatal la causa que lo detuvo. Debía irse, pero este insigne trabajador prefirió la elevación humana a recibir una buena propina y calificación. Ganó mucho más auxiliando vidas accidentadas en un bulevar de San Pedro Sula.
En el buscador de imágenes de Google al escribir “narco presidente”, las fotos de Juan Hernández abundan, y esa es la percepción del mundo hacia Honduras, un país lleno de maldad; pero así no es el hondureño, y Luis Enrique, el repartidor de Hugo, le ha mostrado al mundo la nobleza del pueblo que ha luchado como pocos en la historia de la humanidad.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. El hondureño es una persona noble, habitualmente, aunque cueste reconocerlo en este momento cuando todo, empezando por la élite que gobierna, parece degradado a la bajeza humana. Los corruptos, narcotraficantes y empresarios sin ética que han destrozado a Honduras, no representan al pueblo que ha luchado como pocos en busca de su libertad y de una vida digna.
El hondureño migra por un mejor futuro porque en su tierra los encargados de dar buena vida han hecho todo lo posible para que impere la violencia, la miseria y, en general, el crimen.
Así va la historia de Luis Enrique Gómez, quien perdió su empleo por la pandemia y tras luchar por dar vida a un negocio familiar, el pensar en dar mejores condiciones a su esposa e hijos lo llevó a solicitar trabajo en la trasnacional “Hugo App”, una de las empresas pioneras en el negocio “delivery”, entrega de comidas rápidas y demás conveniencias.
Esta historia es común en barrios y colonias de las principales urbes hondureñas, un desempleado con moto propia y con ganas de trabajar, es también el caso de Luis, un joven de 28 años que apenas pasa de los 60 días como repartidor de Hugo y ya se ganó el respeto de toda la nación.
El domingo 20 de septiembre, Luis empezó la jornada a las 9:00 de la mañana, tarde según él para lo normal que es iniciar una hora antes, un día de trabajo para él y cualquier repartidor, roza entre las 12 y 13 horas de trabajo, aunque es agotador, la ganancia es buena y hay bocas que alimentar.
Era una tarde cálida en San Pedro Sula, pese a la temporada lluviosa no hubo nubes ese día, “andaba por la Avenida Circunvalación, cuando me cayó un pedido para una pizza”, relató Luis. Con todo empeño recogió el comestible y se dispuso a llevarlo al sector de Río Blanco en la capital industrial.
El crepúsculo había empezado a eso de las 5:30 de la tarde, se anunciaba una noche más en la tierra del macuelizo hondureño, Luis iba en su moto por el bulevar del Norte, estaba por llegar a la intersección cuando fue testigo de un crimen de lesa humanidad.
El semáforo de la zona daba luz roja para quienes querían cruzar la intersección, un turismo rojo de la marca Toyota no hizo el alto y avanzó, provocando que una familia impactara de lleno en ese vehículo, lo visto en el video que se hizo viral al instante, era un escenario de muerte.
Inmediatamente, el condu
“Al mirar lo horrible que fue este accidente lo único que se me pasó por la mente fue auxiliar a la niña. Ella estaba tirada en la calle y no reaccionaba, por lo tanto la reanimé para que pudiera respirar nuevamente… la nena no hablaba ni respiraba y mi preocupación fue que perdiera la vida, pero gracias a Dios la pequeña se logró salvar”, ha recordado Luis en las diferentes entrevistas que ha dado.
Luis ha dicho que en su cabeza estaba permanente la plegaria por la pequeña, le gritó y trato de cerciorarse que estaba viva, afortunadamente la pequeña que estaba en “shock” y casi sin respirar, recuperó el aliento. A escasos metros la madre, Keilin Chávez, gritó por su hija, aunque se retorcía del dolor sintió alivio al escuchar “está bien, está viva”.
“Mis compañeros de trabajo de la empresa Hugo, también son héroes ellos ayudaron a la mamá, cosa que no hicieron los carros particulares que pasaron por la zona”, ha comentado este hondureño ejemplar.
Y otros usuarios en redes sociales destacaron que “siempre los huguitos” están allí para dar una mano. El gesto de Luis no paró allí, ubicaron el hogar de la familia y con varios de sus compañeros llevaron víveres. “Hay que ponernos la mano en nuestros corazones y ayudar al prójimo”.
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