*Gustavo Zelaya
Ese es el sueño de los actuales conservadores en el poder y de los medios a su servicio. Que en las movilizaciones no exista “contaminación ideológica”; que “los políticos” no manipulen las antorchas.
Y lo más extraño es que algunos indignados digan lo mismo, que se repita que pedir la instalación de la Cicih es el objetivo de las movilizaciones; y la cuestión principal, el poder constituyente originario, la posible solución a problemas específicos es ideológica.- Así que ni mencionar ese raro objeto de los demócratas. Porque sólo eso es, ni siquiera puede decirse que es la meta de los socialistas.
En esa onda están muchos, nada de ideologías papá, porque dividen. Y si meten rollos poco convenientes como ciencia, poder constituyente, políticas públicas, Estado, relaciones entre esas categorías, es porque quieren dividir el movimiento. Eso dicen sujetos como Fernando Anduray y Renato Álvarez.
Es normal que lo sostengan. Pero también ex huelguistas, estéticos indignados y otros que conspiran desde el Mall y los bares de Palmira. Es probable que no sea ignorancia o ingenuidad, algunos bien saben tras lo que andan y en las rendijas de la casa que es Honduras asoma el ojo que todo lo ve, el de la embajada que manipula y se adapta hasta ponerse la marca cachureca en sus camisas.
Es importante considerar que debido a la situación actual de inseguridad, de aparente represión light, por las caóticas condiciones que nos rodean se debe tener claridad sobre esos asuntos teóricos, argumentar acerca de conceptos que esclarezcan cuáles son las tendencias del movimiento social y político manifestado en los indignados, en la movilización de las antorchas, en la huelga de hambre y en la toma de la universidad nacional.
De lograrse tal claridad se tiene que aceptar la existencia de concepciones diversas, de entender que esos rollos de la ideología son posibles si la pensamos como una construcción social muy compleja, que nace de la vida y la experiencia individual y colectiva; que en el proceso surgirán múltiples obstáculos, atrasos, avances, intereses diferentes. Que no se trata de un afiche ni de una consigna que conduce a soluciones completas ya pensadas por los expertos.
Tanto las movilizaciones de las antorchas, la participación de miles de personas honestamente indignadas como la presencia de simpatizantes de las oposiciones políticas, tiene un intenso sentido ideológico y político, aunque no se tenga consciencia de ello ni se dominen las categorías de lo político.
La presencia de elementos utópicos, de propuestas éticas, de valoraciones morales como el rechazo a la impunidad y la corrupción, son contenidos principales en la lucha por la justicia; podrán realizarse solamente con la actividad y el respaldo de las organizaciones políticas y el movimiento de la ciudadanía indignada.
Todo ello es parte de la lucha ideológica, es decir, de la lucha por el poder que por ahora ostentan los grupos políticos corruptos representados por Juan Hernández. Del otro lado están diferentes fuerzas democráticas, simbolizados en los indignados de ahora y de siempre, cuya aspiración es transformar las condiciones de injusticia y las relaciones de desigualdad, en donde se puedan satisfacer las necesidades materiales y espirituales sin violencia contra mujeres y hombres, sin corrupción ni explotación.
Las movilizaciones de las antorchas y los indignados que las levantan podrán tener momentos de duda y retroceso, enfrentadas a la irracionalidad de la represión y a la seducción del dinero podrán dar pie atrás pero tienen su propia dinámica que a veces sobrepasa a supuestos líderes.
El gobierno de Juan Hernández tiene a su favor la brutalidad y las prácticas corruptas que le permiten comprar la totalidad de la bancada liberal en el congreso y fracturar a otra fuerza opositora hasta parir una asquerosa bancada dependiente, eso y más pueden hacer pero no tienen ninguna oportunidad de construir un sustituto a la verdad representada en las antorchas.
*Hondureño, filósofo, analista político y docente universitario.
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