El cardenal hondureño, Oscar Rodríguez, rompió sus votos como “apolítico” para quejarse ante feligreses que duda sobre el Gobierno cuando afirma que “vamos bien”, tomando discursos de la oposición que niega avances en red hospitalaria y atención de salud integral, entre otros logros.
Rodríguez, que fue un actor que avaló el golpe de Estado 2009 –aunque ha negado su participación– habría dicho en 2017 que los temas políticos no le competían, cuando la sociedad era asesinada por el fraude.
Hoy, funcionarios del Gobierno le han interpelado que hace mucho no le ven por los hospitales de Honduras y por el fallido proyecto del Hospital General de la Universidad Católica.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. “No hay medicinas, no hay citas en el Seguro, no hay hospitales, las escuelas están malas y todavía dicen ‘vamos bien’”, así comenzó la ofensiva del controversial cardenal hondureño, Oscar Andrés Rodríguez, quien frente a su “rebaño” adoptó el discurso que la oposición ha montado para atacar al Gobierno.
Y, es que, Rodríguez Madariaga, a pesar de ser reconocido por su intelecto, “calcó” declaraciones que suelen salir de bocas como las de la diputada nacionalista Johana Bermúdez, negando completamente los trabajos en los sectores de Salud y Educación de la administración de Xiomara Castro.
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En su homilía ayer domingo, el cardenal desconoció completamente que el Gobierno actual tiene una inversión pública histórica en temas sociales, lo cual ha permitido la reparación de más de 5,500 escuelas y presentará este año al menos cuatro de los ocho hospitales firmados desde mediados de 2022.
Rodríguez llevaba años en silencio sobre temas políticos, luego que fuera abordado en 2016 tras un acto religioso donde se le consultó sobre la ilegal reelección a la que aspiraba Juan Hernández, dijo de forma contundente: “Yo no puedo opinar de eso porque eso es de los partidos políticos”.
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Pero la sociedad hondureña no olvida el papel del cardenal incluso en el golpe de Estado 2009, cuando avaló al régimen de Roberto Micheletti y pidió al presidente Manuel Zelaya no regresar para impedir un “baño de sangre”.
Aunque en fecha reciente ha querido desligarse completamente de ese acontecimiento cuando negó su participación en la elaboración de un Comunicado de la Conferencia Episcopal.
Por sus declaraciones el clérigo que además se quejó de la violencia –desconociendo también los esfuerzos y resultados del oficialismo–, dijo que tampoco se debía hablar de fraudes electorales y empero buscar el “camino de Dios”.


Sus declaraciones fueron interpeladas por funcionarios de Castro, por ejemplo, la titular de Salud, Carla Paredes, recriminó al cardenal que es insólito hablar con discursos vacíos cuando se está refundando la red hospitalaria.
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“¿Cómo puede hablar él de construcción (de hospitales) si desde 2009 tenía que haber construido el hospital de ‘la Católica’ y allí lo tiene?”, cuestionó la funcionaria.
El centro en mención, es el hospital general “Jesús Rostro de la Misericordia” de San Pedro Sula, que se ubicaría contiguo al Mario Rivas y contaría con 120 camas y diversas especialidades médicas, incluyendo cirugía, pediatría, ginecología, y todas las subespecialidades, así como la dispensación de medicamentos y tecnología para la atención adecuada. Sin embargo, este centro asistencial nunca fue terminado.
Paredes dijo al cardenal que no podía hablar del sistema de salud sin conocer el abastecimiento de medicinas que se está dando y que tampoco conoce los hospitales públicos: “Tendría que ir y ver… darse cuenta que sí están abastecidos”.
Cabe resaltar que el cardenal hondureño, es objeto de una investigación de Ciudad del Vaticano por una serie de irregularidades en la Universidad Católica de Honduras (Unicah), donde se apunta temas legales y financieros; por ejemplo, que la institución pasara a ser propiedad de una fundación “sin fines de lucro” donde Rodríguez iba a figurar como fundador y ante posible pérdida de inversión de 300 millones de lempiras por el inconcluso hospital católico.
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