El patético soldadito que no llega a Cascanueces, porque es traidor confeso, sale de verde olivo al patio y, “un-dos”, “un-dos”, marcha delirante, se creyó fuerte con la barra golpistas políticos, “empresarios” y extranjeros, “¿cuál es la misión?”; en minutos, Romeo empezó a llorar en la celda, no exclusiva en Támara; y “un-dos” ¡Mambru se fue a la guerra! –¡Dormite vos! –le gritan otros presos–. En un punto del bulevar Suyapa, una madre llora, no por la agonía que cargó 15 años, sino por un seco bocado de justicia.
A los pies de “Mico Quemado”, el busero y dictador –o lo que queda de éso– piensa ansioso su destino no será una agüevada como el cascanueces; el fiscal trae genética del cacique, ya bajó al soldadito y anunció avances para demás traidores, “Mich” ve como mal augurio el silencio gringo en esta –¡Vaya hombeee!– teme el destino del general chileno… Micheletti rima con Pinocheti ¿o no Residente?
Y entre el juicio y los porvenir, se lincha otra vez a César, por mal hablado y bochinchero que “ridiculiza” a la prensa, Aaahh mis amigos y amigas hay que reconocer su guerra, cualquier otro –por mucho menos– habría enloquecido, quince años pasaron y César no padece el mal que atormenta a un tal Renato, transformado en lavandería de dictaduras, por las noches se oye su llanto: “Me levanto para ir a Frente a Frente con mis depresiones”.
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Cuando se es malo, el alma envejece primero y el cuerpo en extensión, lo grita con enfermedades… Hasta el hermoso Dorian Grey tenía un cuadro pudriéndose por el paso del tiempo; aunque pareciera feliz, aunque lo tuviera “todo”. Una mañana el periodista despertó, bañado en sudor con agitaciones de cuerpo y pensamientos intrusos, entonces, lloró, lloró y no supo el porqué, manos temblorosas y ya los pellejos del cuello le caen como lágrimas ingratas; mira el reloj y tampoco encuentra el sueño, el descanso se fue hace mucho, gritos de personas muertas, millones de mentiras vendidas a precio de verdades, solo queda un alma golpeada y achicada, la enorme casa se hace pequeña, diminuta, asfixiante y el corazón “tucún, tucún” ¿Qué se asoma tímidamente sin querer? ¿Un arrepentimiento hecho depresión? Un joven con aires revolucionario mira al comunicador con lástima y un poquito de desdén.
Hace cuatro meses en un programa de cocina, con una presentadora falta de cultura y poca experiencia en la entrevista, se presentó un Renato, en uno de esos días confundidos, cuando los pecados no caben en 4,000 millones de neuronas, manos nerviosas y entre la maleza de la conversación con humillaciones innecesarias a una familia de muertos en ascensores y vivos, muy vivos, dijo algo que importó a la pregunta ¿Si cambiaría algo?. “Luchando contra el Renato, contra mis propios diablos, si me preguntás si he sido feliz, yo te voy a responder que tengo una familia linda, debería ser plenamente feliz y no lo soy, ¿sabés por qué? Porque tengo una naturaleza salvaje (…) he pasado confrontado toda la vida entre el temor a Dios y el Renato Salvaje que muchas veces hace lo que no quiere Dios –¿Qué es lo que quisiera cambiar? –El Renato de un solo ánimo”. Quizá el hombre de doble ánimo, recordó que llamó a un asesino y dictador “fenómeno de la política”, mientras los jóvenes caían como lágrimas de la cara de una madre…
¿Hasta dónde un periodista es parte de una noticia?; ¿es mero espectador inerte sin espíritu? “¡No!” grita nuestro director Jhonny Lagos, somos humanos y la humanidad es el centro, filosofía y doctrina de esta profesión, los periodistas no somos una isla desconectada de la realidad social concreta, somos parte de ella en todo sentido, lo que afecta al pueblo, nos afecta a nosotros como parte del todo y, de ahí, la esencia del periodismo con el ideal de servir a los desprotegidos y acompañar sus luchas. Todo lo demás, en “la prensa” que no cumpla esa ley universal, es simplemente comunicación masiva en relaciones públicas o propaganda o desinformación. Dos periodistas como en “Vidas Paralelas” de Plutarco. Uno estuvo al frente, como ciudadano, un César aún tiene la camisa manchada de la sangre de un mártir; Renato, con la camisa blanca pringada de la saliva de Micheletti diciendo que era “héroe”; César con el sudor inquieto y la desesperación de una vida que se va, en la impotencia no de poder hacer nada; Renato con la angustia de su “rating” llevando un dictador que se lave las manos; César un mal hablado pero con el alma limpia; Renato con buena dicción y con el alma fragmentada en trastornos de personalidad múltiple; César no tiene problemas para dormir o depresión; Renato, “muchas veces me levanto para ir a Frente a Frente con mis depresiones”.
Que fuerte se siente un hombre con una estructura que le asegura evadir la responsabilidad de sus delitos ¡Aaah! La ilusión del poder, bonito espejito donde uno se refleja y parece importante ¿Qué importa una ráfaga de disparos en un aeropuerto contra ciudadanos desarmados? ¡Yo mando! ¡Yo soy el hombre de latas en el pecho! –Nosotros sacamos presidentes ¿Qué no podemos hacer en este país? –dijo una anciana con gustos ordinarios mientras firma estúpidamente una renuncia falsa–. El poder no es absoluto, ni permanente, pero como los pencos no leen, no aprenden, no piensan, creen que una bala es más peligrosa que un libro. En su celda real o mental el general ya no tiene hombres que lo cuiden, perdió el tinte en el poco pelo que le quitaba la ilusión que fue joven, manitos cruzadas y fotografía digna para ser portada en manual para jóvenes estudiantes de Derecho. “No volverás a ver la mirada triste del chico que observaba el infinito” –quizá pensó el fuerte de una dictadura criminal, asesina y cobarde–, la biblia al lado como todo repugnante dogmático en lo que no cree ni entiende. Atrás quedaron cuando estaba Frente a Frente con su amigo de TVC, murmurando estupideces.
La construcción de un Estado de Derecho no pasa por disculpas bobaliconas, gestos desbordados de pretextos o perdones a los que siempre han estado disculpados, leyes creadas por imbéciles que dejan libres a los criminales y acuerdan el poder para el “poder”. La construcción de una Patria inicia cuando los pobres tienen una justicia que los represente, donde la mamá de Isy Obed no deba esperar casi dos décadas para tener la impresión que comienza a tener un poco de equidad, mientras llora en un programa donde enfrente también tiene a otro verdugo; así como quien borró la sangre y los sesos de un muchacho, mientras ese teclado se volvió rojo y el alma engusanó en cada “click”. No hay “persecuciones”, la única injusticia es que ya algunos se han muerto y nunca van a ir a prisión, porque a los soberbios basta las chachas un par de minutos para estar muertos de horror para siempre, la injusticia que algunos alegando su tonta vejez no van a pagar, la única injusticia es que a quien le asesinaron un ser amado, jamás podrá verlo, siempre tendrá un plato vacío, no conocerá los hijos que pudo haber procreado, una foto borrosa y un “te amo” que nunca volvió a decir, ni un padre nuestro que rezarle. El que está preso y se hace el enfermito al menos todavía lo van a visitar y baila con el vulgar “Bad Bunny” sobre alfombras de huesos y abajo de lámparas de sangre, ese es el precio de la lujosa casa y los lujos de la hijita ¡No joda compa, general hágase hombre!
Eeeeey, a propósito de año nuevo, esas figuras militares decorativas en la obra “El Ballet de los Cascanueces”, que a menudo se pueden encontrar en mercados navideños y tiendas durante diciembre, representan a los valientes soldados de madera que, según la leyenda, protegen los hogares de los malos espíritus. Nada que ver con Romeíto, ja,ja,ja,ja, éste jodió la tranquilidad de cientos y miles de familias hondureñas. Andá al teatro Juana, aunque no creemos, pero quizá, quizá, te avivás un poco.
Un pobre muchacho muere y los pobres siempre tienen que justificar todo, hasta porqué los asesinan, mientras los que disparan se justifican y se esconden en impunidad, se hacen los majes buenos en cultos y misas, hasta que un día, de esos que el sol brilla más, que algo cambia, les ponen chachas y de pronto son tan poquito, tantas noticias falsas no los pueden salvar, los que piden la construcción de un Estado de Derecho deberían estar celebrando, pero no lo harán, son los mismos que lo destruyen en nombre de la puta “democracia”.
Amigo Renato, no eran “milagros”, solamente criminales. Le deseo buenas noches a Micheletti, disfrutá, amigo, disfrutá. Y “tic tac, tac tic”. Avanti.
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