Miles de argentinos salieron a protestar contra la decisión del presidente Javier Milei, de vetar el nuevo aumento de los pagos a jubilados. Efectivos de seguridad reprimieron a los manifestantes utilizando gases, bastones y balas de goma, encontrándose entre sus víctimas ancianos y niños.
Agencias / EL LIBERTADOR
Una jornada de violencia y represión se vivió el miércoles en las inmediaciones del Congreso Nacional de Argentina, donde las fuerzas de seguridad arremetieron contra los manifestantes que repudiaban la ratificación del veto del presidente Javier Milei a la ley que modificaba la fórmula de aumento de haberes jubilatorios.
Con miles de personas en la Plaza del Congreso y las calles aledañas desde el inicio de la sesión en la Cámara de Diputados, los hechos más graves se replicaron minutos después de que 87 legisladores, del oficialismo y parte de la oposición, avalaran el veto.
Los incidentes iniciaron cuando un grupo de manifestantes logró avanzar sobre las vallas que se habían montado como parte del operativo de seguridad y dieron pie a la represión por parte de Gendarmería, Prefectura Naval Argentina y Policía Federal. Los efectivos de esas fuerzas utilizaron gases, bastones y balas de goma, encontrándose entre sus víctimas ancianos y niños.
Medios locales recogieron testimonios de las víctimas. Entre ellas, un hombre que dijo tener 80 años definió a los miembros de las fuerzas de seguridad como «cobardes» y aseguró que cobra «una miseria». «Me van a matar, 80 años, ya viví. Me están matando, no tengo remedios, no tengo comida, hace dos días que no como», expresó.
Otro jubilado relató que le «costaba respirar» y que le «picaba la garganta». «Por suerte, me asistieron y me metieron en un bar», dijo y agregó: «Nos tiraron gases, pero estoy de pie y voy a seguir luchando». «No alcanza la jubilación. Vine por eso, es una vergüenza lo que está pasando. No nos alcanza ni para comer, es un desgraciado este hombre», señaló.
En las inmediaciones del Congreso también se habían reunido equipos de emergencia para atender a los afectados por la represión; algunos sufrieron heridas sangrantes producto de los disparos de balas de goma.
Sin embargo, la mayoría de los atendidos fueron víctimas del gas pimienta que arrojó la Policía. Entre ellos hubo también menores de edad, como una niña que debió recibir atención médica.
«Yo veía cómo me señalaban y se reían. Primero me señalaron, era el objetivo», contó la menor detallando que le tiraron «gas pimienta» y le ardía «toda la cara».
Sin embargo, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, culpó a la madre de la afectada y la llamó «irresponsable y violenta». «En estas últimas marchas hubo un grupo de militantes que fueron con piedras y palos a pegarle a la Policía, y ahora dicen que la Policía le tira gases a una nena. La responsabilidad de llevar a una nena de 10 años a una marcha rodeada de personas violentas es responsabilidad de esta madre irresponsable», expresó.
Por último, advirtió: «Ya lo dijimos: llevar a los chicos a las marchas está prohibido. Los chicos a las marchas, no». Concluye el artículo de la agencia de noticias, RT.
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