Solo una pequeña parte de los objetivos para mejorar la vida de los más de 7.000 millones de habitantes del planeta tiene posibilidades de alcanzarse en 2030, se desprende del nuevo informe anual de la ONU. El secretario general del organismo internacional, Antonio Guterres, asemejó estos resultados a una calificación insatisfactoria.
Agencias / EL LIBERTADOR
Sputnik. – En 2015, los líderes mundiales adoptaron 17 metas de desarrollo de amplio alcance, desde acabar con la pobreza hasta lograr la igualdad de género, y fijaron 169 objetivos específicos por cumplirse antes del final de la década.
No obstante, casi la mitad de los objetivos presentan un progreso mínimo o moderado, y más de un tercio están estancados o en regresión, con apenas un 17% en vías de lograrse.
En palabras de Guterres, esto «muestra que el mundo está sacando un desaprobado».
«La conclusión es simple. Nuestra incapacidad para garantizar la paz, hacer frente al cambio climático e impulsar las financias internacionales está socavando el desarrollo», destacó.
Asimismo, el informe puso de relieve los efectos persistentes de la pandemia de COVID-19 y señaló que en 2022, en comparación con 2019, 23 millones más de personas quedaron sumidas en situación de pobreza extrema y más de 100 millones pasaron hambre.
La ONU reportó que, por primera vez este siglo, el crecimiento del PIB per cápita en la mitad de las naciones más vulnerables del mundo es más lento que en las economías avanzadas, lo que amenaza las mejoras en igualdad. Y en 2022, añadió, casi el 60% de los países sufrieron alzas entre moderadas y desorbitadas en el precio de los alimentos.
«En un mundo de riquezas, conocimientos y tecnologías sin precedentes, la negación de las necesidades básicas a tantos es indignante e inaceptable», comentó el titular.
En cuanto a la igualdad de género, el mundo sigue rezagado. Una de cada cinco niñas sigue casándose antes de los 18 años, la violencia contra las mujeres persiste, muchas de ellas no tienen derecho a decidir sobre su propia salud sexual y reproductiva y, al ritmo actual, harán falta 176 años para alcanzar la paridad con los hombres en puestos directivos, precisa el documento.
Con respecto al objetivo de una educación de calidad, está muy lejos de su meta. Por ejemplo, apenas el 58% de los estudiantes en todo el mundo alcanzan un nivel mínimo de competencia en lectura al final de la escuela primaria y «las evaluaciones recientes revelan un descenso significativo en los resultados en matemáticas y lectura en muchos países», indicó el reporte.
No obstante, a juicio de Guterres, el informe incluye también «algunos destellos de esperanza».
Como muestras de eso, citó el hecho de que la banda ancha cubre ya al 95% de la población mundial, frente al 78% en 2015, y la capacidad mundial de generar electricidad a partir de fuentes renovables se está expandiendo a un ritmo sin precedentes del 8,1% anual en los últimos cinco años.
Otras tendencias positivas son el mayor acceso al tratamiento, que ha evitado 20,8 millones de muertes por sida en las últimas tres décadas, y el desarrollo de nuevas vacunas contra la malaria que podrían salvar millones de vidas. Además, según el informe, las niñas están alcanzando la paridad educativa con los niños en la mayoría de las regiones.
«Pero la velocidad y la escala del cambio necesario para el desarrollo sostenible siguen siendo demasiado lentas», declaró Guterres, pidiendo que se actúe para poner fin a los conflictos en Ucrania, Gaza y Sudán, entre otros, «y para pasar de gastar en destrucción y guerra a invertir en las personas y la paz».
El jefe de la ONU reclamó también más acciones para luchar contra el cambio climático y para “las transiciones verde y digital”.
De acuerdo con el reporte, hay un déficit anual de 4 billones de dólares en la inversión necesaria para ayudar a los países en desarrollo a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.
Guterres sugirió que se redoblen los esfuerzos para ofrecer recursos y reducir la presión de la deuda y sus costos, ampliar el acceso a la financiación de contingencia para países en riesgo de una crisis de efectivo y multiplicar la capacidad de préstamo del Banco Mundial y otras entidades financieras de desarrollo.
«No debemos cejar en nuestras promesas: erradicar la pobreza, proteger el planeta y no dejar a nadie atrás», concluyó.
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