Tres millones 600 mil hondureños cuentan con un empleo, de éstos, apenas un millón 100 mil desempeña un trabajo formal que reconoce sus derechos sociales y económicos; esto implica que el 68 por ciento (2.5 millones) labora en informalidad, algunos solo tienen ocupación por horas durante la semana y el resto de tiempo pasan desocupados; y otros, trabajan más horas que la jornada legal establece, pero les reconocen un valor inferior al salario mínimo.
Para expertos abordados por EL LIBERTADOR, entre otros, el analista y sociólogo Pablo Carías, esta es la imagen de un sistema económico fallido, ya que el neoliberalismo, lejos de las utopías que ofrecía del derrame de la economía en toda la sociedad hondureña, solo ha desarrollado pobreza, miseria y profunda desigualdad social.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. La situación socioeconómica de los hondureños en los últimos 34 años de modelo económico neoliberal se mantiene en un estado de creciente precariedad, porque reproduce riqueza en pocas manos y pobreza en la mayoría de la población. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), dos de cada tres hondureños con empleo tienen un ingreso mensual menor a los siete mil lempiras, cifra muy por debajo del salario mínimo, que para 2024 se estima un promedio mensual de 11 mil lempiras.
Las últimas estadísticas publicadas por el INE acerca del empleo detallan que 6.9 millones de hondureños conforman la Población en Edad de Trabajar (PET), es decir, personas que están en edad de participar en el mercado laboral y que, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), comprende a connacionales de 15 años en adelante.
De ese dato, se desprende la Población Económicamente Activa (PEA) o Fuerza Laboral, que incluye a todos los miembros de la PET que están empleados o buscando empleo, y que para 2023 era de 3.9 millones de hondureños, de éstos, 61 por ciento eran hombres, siendo la mayoría en edades de 36 y 59 años.
De esta fuerza laboral, 3.6 millones cuenta con un empleo. Sin embargo, al medir sus ingresos, casi siete de cada diez reciben como compensación a su labor un sueldo que no representa la disponibilidad de tiempo que tienen para trabajar en la semana, y apenas lograr emplearse por horas, el resto del tiempo pasan desocupados (subempleo visible), y otros, obtienen una cantidad menor al salario mínimo habiendo trabajado cada día más de una jornada laboral de ocho horas (subempleo invisible).
El INE registra un millón 100 mil hondureños que devengan un salario mensual promedio de 3,800 lempiras sin completar una jornada laboral. De igual forma, un millón 300 mil hondureños ingresan mensualmente menos de siete mil lempiras trabajando, incluso, más que en una jornada laboral normal.
Es decir, el número de empleados que no ganan un salario mínimo como remuneración a su trabajo es de 2.4 millones; por el contrario, 1.6 millones ganan al menos un salario mínimo completo.
Al respecto, el sociólogo Pablo Carías criticó que en Honduras siempre se habla de desempleo, pero se desestima los empleos precarios, donde personas profesionalmente aptas aspiran a un salario mínimo que debería tomarse como un «mínimo vital para sobrevivir».
“Aquí no se toman en cuenta los bajos salarios; mire, el salario mínimo, como su palabra lo dice, es un mínimo vital para sobrevivir, no son sueldos dignos. Usted con un salario mínimo y si ya es una persona que tiene su familia y el ingreso es único, déjenme decirle que es difícil que esté pensando en que va a tener una vivienda decente, que va a poder educar a sus hijos, que va a suplir otro tipo de necesidades, es decir, los salarios son bajísimos”, explica el reconocido analista hondureño.
Para Carías, esto se debe en gran medida a un modelo económico fallido, ya que, para él, el neoliberalismo es un sistema que solo sirve para generar pobreza. En tanto, el director del INE, Eugenio Sosa, criticó que “hay precariedad laboral porque aun cuando las personas son graduadas en universidades, los salarios son insuficientes».
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