EL LIBERTADOR ha tenido de parte de los últimos gobiernos, ofertas formales e informales de decenas de millones de lempiras por la compra de un porcentaje de acciones, no lo hemos aceptado aun cuando una operación de valores es válida en toda parte, sin embargo, el periódico perdería la libertad. El único gobierno que trabajó con este periódico sin condiciones fue el de “Pepe” Lobo, él compartió que vendemos un espacio publicitario, no la línea editorial.
EDITORIAL
Los motivos de EL LIBERTADOR
“Aquella mañana cuando EL LIBERTADOR entró al mundo, había tanto silencio en Honduras que nuestro susurro se hizo un grito que suena en toda la tierra…”, esta cita, que cumple 17 años el 20 de mayo de 2020, está en el primer editorial de este periódico, al único que la ciudadanía eligió el nombre y, asimismo, se declaró “Primer Auditor Social de Honduras”.
Cuando nació EL LIBERTADOR, en 2003, la internet personal era producto exclusivo de las capas altas de la sociedad. El público, casi todo estudiantes y jóvenes curiosos por tocar una computadora, accedía a la red en pequeñas tiendas “cyber”. No había redes sociales, pues, tal como las vemos este día, toman fuerza a partir del golpe de Estado en 2009; y la web, apenas iniciaba en ciertos medios escritos y no despertaba mucha importancia en empresas.
En el campo de medios masivos de comunicación, hace 17 años en el país, el dominio total de la noticia era de grupos corporativos que pronto llamamos “prensa tradicional”, por vieja y acomodada al poder a cambio de acumular vastas fortunas en sus distintas empresas. Sin otros canales de comunicación que demostraran lo contrario, esos medios se hicieron hábiles para mentir y ocultar la información de interés para el pueblo hondureño, de ahí creamos los lemas: “Publicamos lo que otros callan” y “Rompimos el papel de la prensa tradicional”.
Varias sentencias surgieron a medida fuimos entendiendo con la dureza de la realidad. Como jóvenes, íbamos descubriendo asombrados el funcionamiento perverso de un sistema local sometido a EE UU, que conspira contra la paz y fortuna del hondureño.- Un horizonte cada vez más amplio nos consolidaba la vivencia en la brega diaria, durante semanas, meses, años y décadas, de ahí surgió la frase: “Llamamos los hechos por su nombre, al ladrón, ladrón”, y las citas: “Sea parte de la historia…”, “Porque defender la libertad de expresión es dominar nuestro destino”, “Sólo los medios libres pueden contener la libertad”, “Sólo hacen Periodismo los medios que están del lado del pueblo; lo demás, es cualquier cosa, comunicación masiva o relaciones públicas, pero jamás Periodismo”.
EL LIBERTADOR, hoy presume con cifras que es el medio escrito más leído de Honduras: somos multimillonarios en lectores en las dos versiones, diario digital e impreso mensual. La última edición impresa, que por primera vez el mes anterior circuló digital por el Covid-19, en 15 días fue descargada por casi 400.000 personas. Cada año ambos periódicos registran millones y millones de lecturas de propios y extraños. ¡Eternamente gracias! Destinamos toda nuestra fuerza creyendo que como hondureños ese es nuestro aporte en la construcción, no de un país, sino de una nación con sintonía de sentimientos de grandeza y dignidad.
Tanto ha trascendido en el mundo la función social de EL LIBERTADOR, que pocos medios de comunicación del planeta y hondureños, no sabemos de otro en el país, que haya recibido la visita de ejecutivos de The New York Times o Dow Jones Factiva (The Wall Street Journal). En Ambos plantearon alianzas de trabajo noticioso con EL LIBERTADOR, tras estudios de audiencia de las empresas informativas hondureñas.- Con ambos no se logró, más adelante será con ellos o con otros; en ese momento el periódico no tenía el dinero para adquirir las plataformas y software que requería el moderno intercambio y subida global de contenidos.
El Director Fundador de EL LIBERTADOR, Jhonny José Lagos Henríquez, inició este proyecto con una parte del dinero que recibió como compensación, al renunciar después de una década de escribir en El Heraldo. EL LIBERTADOR inició sin capital, y tras casi dos décadas tampoco ha logrado el ahorro que le permita potenciar la inversión clave en todos los departamentos, adquirir nuevas tecnologías, contratación de talento humano o contar con un local propio.
Cuando el fundador y amigos que atrajo a la idea, pensaban en la fuente financiera de EL LIBERTADOR, era sólo apasionada e inocente juventud, creían que sería el movimiento popular, porque los contenidos por primera vez pondrían en manos de la sociedad, con nombre y apellido, a las mujeres y hombres responsables del atraso nacional. Los contenidos han cumplido la promesa, pero el respaldo gremial nunca llegó, tampoco de la sociedad civil; en el camino hacia los 17 años vimos a la dirigencia sin bases y sin conflictos sociales.
EL LIBERTADOR ha tenido de parte de los últimos gobiernos, ofertas formales e informales de decenas de millones de lempiras por la compra de un porcentaje de acciones, no lo hemos aceptado aun cuando una operación de valores es válida en toda parte, sin embargo, el periódico perdería la libertad. El único gobierno que trabajó con este periódico sin condiciones fue el de “Pepe” Lobo, él compartió que vendemos un espacio publicitario, no la línea editorial.
Las páginas del periódico son testigos que las empresas que contratan espacios tampoco nos condicionan, hemos perdido muchos ingresos del gobierno y sector privado cuando no hay armonía en nuestra relación. Hemos rechazado dinero por campañas cuando atentan contra el interés de los hondureños; hemos asumido pérdidas cuantiosas en el actual gobierno durante casi 8 años, porque jamás daremos la espalda al pueblo por un gobierno abusivo, que se esconde en las armas de un Ejército traidor.
Hoy, llegamos a 17 años. Comentar este viaje en un café, entre colegas o amigos, o decirlo en un foro, puede resultar en burla incrédula.- Hacerlo ha sido extremo; es una decisión obsesa en contra de un clima de crudo oscurantismo social, clase política montuna y amoral y una economía feudal, donde la raíz del capital aún está en el despojo de la riqueza de la población controlando el gobierno. Si algún día dejamos de existir, sepan: caímos sin miedo, desde la altura.
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