EL LIBERTADOR ha preparado esta crónica sobre la fallida elección de los 15 magistrados del Poder Judicial. Conozca cómo fueron las horas más tensas de la justicia en Honduras, donde el bipartidismo pretendió colocar a cualquier costo a los altos jueces, violando normas constitucionales.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Han sido las horas más largas de la selección de los 15 magistrados de la nueva Corte Suprema de Justicia: no se logró la conformación del nuevo pleno. El Parlamento definió al filo de las 12 de la noche del pasado 25 de enero que, por ahora, no va la nueva Corte, ya que las bancadas de Libre y Pac impidieron que se aprobara la lista uninominal de magistrados, impuesto por la aplanadora bipartidista.
La espera en el Congreso se prolongó; las horas fueron tensas por la falta de consenso para escoger a los 15 magistrados. De hecho, hubo 44 votos en contra, 82 a favor y dos abstenciones. El actual pleno de altos jueces presididos por Jorge Rivera sigue vivo por 24 horas más.
Incluso, el parlamentario liberal Darío Banegas, fue el único de la bancada que votó en contra de la propuesta presentada por sus demás compañeros. Al respecto, el diputado del Pac, Rafael Padilla, dijo a EL LIBERTADOR que la actual Corte “está viviendo tiempo extra”.
“Gracias a la lealtad de Salvador Nasralla y de los compañeros del Pac es que se logró esto, es un triunfo del pueblo hondureño”, señaló Padilla.
“No estamos haciendo componendas, el Pac insiste en darle un giro de 180 grados a la justicia. No más cortes bipartidistas o políticas lo que queremos es que haya los mejores abogados que Honduras necesita”, dijo.
Hubo momentos en los que la tensión bajó; también simbolismos, entre ellos, la foto entre el expresidente Manuel Zelaya y Nasralla, que llegó desde temprano al Parlamento para acompañar a los 13 diputados.
Claro está que durante estas horas hubo cabildeos entre los nacionalistas y liberales para conformar la planilla del nuevo pleno que fue frustrado a último momento.
Alrededor de las 10 de la noche, Nasralla fue mandado a llamar para reunirse con el titular del Parlamento, Mauricio Oliva, para ser convencido que el Partido Anticorrupción (Pac), termine apoyando la elección.
Y es que a última hora, el Pac declinó votar por planillas impuestas desde el bipartidismo. Al entrar por el área de sesiones, Nasralla recibió gritos de la muchedumbre, “¿Para qué lo llamaron?”, se preguntaron los presentes en la sesión.
De inmediato, Nasralla aclaró: “Me mandaron los de la bancada del Pac para reunirme con ellos, jamás he conocido a Mauricio Oliva si más bien se asustaron cuando me vieron”.
A lo largo de estas horas, los nacionalistas, conocidos por su verticalismo y radical obediencia , esperaron sentados en sus curules.
No se pronunciaron ya que no quisieron estropear el proceso de negociación. Sólo el diputado David Chávez habló por la bancada azul. Aun así, había inseguridades, porque buscaban a los diputados 85 y 86 para consumar el acto.
Sobre la conformación del Poder Judicial, el Partido Liberal, a través de Mauricio Villeda, mandó una carta reafirmándole a la sociedad que harían cumplir el pacto de 2014, bajo la denominada “gobernabilidad” al negociar la distribución de siete magistrados; de hecho, piden el control del Tribunal Constitucional y Tribunal Penal.
En tanto, se confirmó de manera preliminar que la presidencia había quedado en manos del exjefe de fiscales del Ministerio Público y cuadro de confianza del presidente Juan Hernández, el nacionalista Rolando Argueta. EL LIBERTADOR predijo en su momento que la presidencia de la Corte estaría en manos de Argueta o, en su defecto, por el actual magistrado Jacobo Cálix Hernández que, por ahora, ha sido descartado.
Se violentaron varios apartados constitucionales, sobre la elección de la nueva Corte; se impuso la planilla de notarios afines al bipartidismo y al poder. A fin de cuentas, la aplanadora rojiazul en el hemiciclo hizo lo suyo, pero fue frenada por Libre y Pac que, de emergencia, echaron a andar el “Pacto de Toncontín» suscrito en 2015.
Descalificó la oposición los argumentos expresadas por el secretario del Congreso, Mario Pérez y el titular de la comisión parlamentaria de Defensa, David Chávez que la elección estaba casi lista. El expresidente Manuel Zelaya aseguró que “ya estaba el consenso para integrar la Corte. Lo que pasa es que desvirtúan cualquier cosa”. “¿Ya no escogemos entre los 45 que se propusieron? ¿Sólo los 15 van a imponer cuando no participó el Pinu? Todo esto fue planteado al gusto del presidente del Congreso”.
Libre cumplió su palabra y votó en contra. “A nosotros no se nos consultó sobre la comisión, ellos nombran…a los nacionalistas le dieron la presidencia de la República, ahora les dan la Corte”, señaló Zelaya molesto.
La lista propuesta para integrar el pleno fueron: Rolando Argueta a la presidencia del Poder Judicial. También iban Miguel Pineda Valle, hermano del secretario de Agua y Saneamiento, Mario Pineda Valle; Lidia Álvarez; el violador de DDHH, Jorge Alberto Zelaya Zaldaña; Olivio Rodríguez; Reinaldo Antonio Hernández y Rafael Bustillo por el bando nacionalista. En tanto, los liberales nombraron a Rina Alvarado; María Fernanda Castro; Wilfredo Méndez; el subprocurador del Estado, Jorge Abilio Serrano; Alma Guzmán y Edgardo Cáceres.
Asimismo, fue eliminada de la lista la activista del Partido Nacional, Gaudy Alejandra Bustillo. El pecado de Gaudy fue haber militado en la corriente del exalcalde de Tegucigalpa y actual vicepresidente Ricardo Álvarez, quien se ha resistido a hablar de sus aspiraciones políticas, para evitar confrontación con Hernández, que tiene vía libre para volver a postularse a la presidencia, según resolución del Tribunal Constitucional.
Al filo de las 11:30 de la noche, entró Mauricio Oliva para iniciar la sesión. Se le veía molesto, incluso, mandó a callar a quienes protestaban exigiendo votación transparente y “justicia”.
Hizo reclamos airados a diputados liberales que iban llegando a paso cansino al salón de sesiones; hizo un gesto de “largate de aquí” al parlamentario liberal por Choluteca, Yuri Sabas y éste bajó la cabeza y se marchó para su curul.
Se puso a llamar por teléfono, haciendo más tensa la sesión. Mientras hablaba, hacía muecas de enojo. Estuvo cabizbajo, muy serio, al igual que los demás miembros de la directiva del Congreso que entraron casi al mismo tiempo que Oliva. Por ratos sonreía y hablaba en secreto con su ayudante, el diputado Mario Pérez.
Varios de los legisladores, como la vicepresidenta Gladis López, la secretaria Sara Medina, el directivo Miguel Martínez permanecieron sentados durante varias horas. Hablaban en voz baja para evitar “cualquier infidencia”; no fueron incluidos en los cabildeos, a pesar de ser el círculo de confianza del titular del Parlamento.
Los diputados del Pac fueron escuetos en sus intervenciones ante periodistas. Tuvieron breves reuniones para ir analizando cómo harían frente a la decisión tomada, otros se sentaban a la mesa de trabajo, miraban su computadora portátil y llamaban por teléfono.
A las 11:45 de la noche, el secretario Mario Pérez, el mismo que amenazó con encarcelar a quienes publicaran su voto sobre la elección de los magistrados, anunciaba que el subprocurador del Estado, Abilio Serrano y el jefe de fiscales, Rolando Argueta, solicitaron renuncia de sus cargos, que fue aceptada por la aplanadora bipartidista y la bancada independiente. “Si resultamos electos”, fue la coletilla que leyó Pérez, para señalar que ambos permanecían en sus cargos.
Libre y Pac rechazaron aceptar la dimisión de ambos funcionarios, vinculados al bipartidismo. Pérez leyó a la carrera el dictamen y no permitió que se publicara en los pizarrones electrónicos quiénes votaron por la renuncia de los dos nuevos magistrados.
Además, hizo tiempo para ponerse a hablar de la comisión parlamentaria y la alabó, habló de las pruebas de confianza, que fueron escondidas por la liquidada Junta Nominadora, ya que el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) exigió que la sociedad debía conocer los mecanismos de selección de los postulantes y les impuso multa por ocultar datos de los notarios.
Sólo el Pac no firmó el dictamen elaborado por la denominada “comisión multipartidaria”. Y de inmediato, la votación: no se logró la mayoría calificada para que se aprobara la nómina pactada por el Partido Nacional y Liberal.
De inmediato, el júbilo se escuchó, “¡ganó el pueblo!”, “¡sí se pudo!” hasta hacer del hemiciclo un jolgorio; Mauricio Oliva, como pocas veces, estalló en ira: levantó la voz para descargar su furia y les dijo a los congresistas opositores que “¡no olviden que ustedes juraron cumplir la Constitución!”.
Minutos antes, dijo que la votación secreta se realizaría hoy. Sobre el tema, el congresista de Libre, Jorge Cálix, sostuvo que “es culpa del Partido Nacional que no se haya electo la Corte Suprema de Justicia”.
“Exigimos que el voto sea público, aunque la Constitución dice que es secreto, pero no dice que es obligatorio, y el pueblo necesita saber y queremos que el voto sea público; ellos han querido imponer a gente que no cumple con los requisitos. El Parlamento ha obedecido la voluntad popular y debemos acatarla”, expresó Cálix.
En tanto la diputada del Pac, Fátima Mena, dijo que “nosotros nos vamos con la frente en alto, el partido ha demostrado que hombres y mujeres capaces queremos hacer patria y se puso en evidencia que entre más discursos quieran dar en lucha contra la impunidad, quedan en papel porque es un momento en el que se podian demostrar que necesitabamos personas independientes”.
Al cierre de esta crónica, los diputados nacionalistas no hablaron con EL LIBERTADOR ni con los otros medios. El silencio en la bancada oficialista es más pesado que una losa de concreto, la “ley del hielo” se autoimpusieron y volverá a ser aplicado mientras no generen un consenso sobre quiénes imponer en el órgano de administración de justicia en Honduras.
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