

Agencias / EL LIBERTADOR
Washington. ¿Cómo celebran los escoceses o los griegos el final del calendario? ¿Sabías que el Año Nuevo en Brasil se festeja saltando siete olas? Entérate de las extrañas tradiciones para comenzar el año que celebran cuatro países.
Brasil: vestir de blanco y saltar siete olas
En ese país, es tradición vestirse de blanco para recibir el Año Nuevo, como símbolo de paz. Otra costumbre muy practicada en la zona de la costa brasileña, es meterse al mar justo después de la medianoche, y saltar siete olas. Con cada ola se pide un deseo, con la esperanza de que la diosa del mar, Lemanjá, te los conceda, según explica el sitio Rio Uncovered. Eso sí, al salir del mar ¡no le des la espalda! Podrías ofender a la diosa.
Grecia: cebollas colgadas en las puertas
La tradición griega dicta que colgar una cebolla en la puerta de tu casa en Año Nuevo (costumbre conocida como ‘kremmida’) es un símbolo de renacimiento para el año que comienza, de acuerdo con el sitio Business Insider. A la mañana siguiente, los padres despiertan a sus hijos para ir a la iglesia, con unos suaves golpecitos en la cabeza con la kremmida.
Escocia: first-footing y fuego purificador
La celebración del Año Nuevo en Escocia se conoce como ‘Hogmanay’. En ella, la práctica del first-footing (primera pisada), es una de las más usuales entre los escoceses. Esta costumbre dice que la primera persona en cruzar la puerta de un hogar en Año Nuevo, debe llevar un regalo para la buena suerte, según se explica en la revista de viajes Travel + Leisure.
Otra interesante tradición escocesa, es la de celebrar ceremonias con enormes fogatas, en especial, en el pequeño pueblo pesquero de Stonehaven. Se realiza un desfile en el que los participantes balancean grandes bolas de fuego sobre unos largos palos de madera, que simbolizan el sol. El sentido de este ritual es purificar el nuevo año.
Japón: 108 campanadas y tallarines de alforfón
Una costumbre muy difundida en Japón, es comer tallarines ‘soba’ (de alforfón) el 31 de diciembre por la noche. Al acercarse la medianoche, los templos japoneses tocan 108 veces las campanas. Se dice que esto se hace para renunciar a los 108 deseos humanos, según explica la revista de la Organización Nacional del Turismo en Japón.
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