INJERENCIA INÉDITA DE TRUMP REAFIRMA HONDURAS COMO “BANANA REPUBLIC”, ADVIERTE CATEDRÁTICO

Estados Unidos reafirmó su visión de Honduras como “patio trasero” mediante la injerencia de Donald Trump en el proceso electoral, en un acto nunca antes visto por parte de un mandatario estadounidense, afirmó a EL LIBERTADOR el reconocido sociólogo Roberto Briceño.

Para el también catedrático, la intención de EE.UU. era evitar la continuidad de Libre en el poder porque “saben que cualquiera de los dos candidatos del bipartidismo puede garantizar sus intereses, ya que la clase dirigente hondureña es vasalla desde su origen”.

Redacción Central / EL LIBERTADOR

Tegucigalpa. La sociedad hondureña, con evidente hartazgo tras lo que significaron 12 años de gobierno del Partido Nacional (2010-2022), marcados por numerosos actos de corrupción y la instrumentalización del Estado para perpetuar el narcotráfico, acudió masivamente a las urnas en 2021 para escoger a Xiomara Castro, hoy presidenta.

La llegada de Castro a Casa Presidencial también representó la reestructuración de Honduras en el concierto de naciones, sumándose al mundo multipolar mediante el establecimiento de relaciones diplomáticas con China y adoptando posturas de dignidad internacional, como la condena al genocidio en Palestina, alejadas de los intereses de Estados Unidos.

Lo anterior, según expertos en política internacional, dignificó a Honduras y puso fin al término “banana republic”, expresión aplicada a Estados frágiles, con institucionalidad débil y tradicionalmente sometidos a los intereses de Washington.

Sin embargo, en un hecho inédito en la historia del país, el actual mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, saboteó el proceso electoral al manifestar su respaldo al candidato del conservador Partido Nacional, Nasry Asfura, y amenazar con repercusiones negativas para el país si los hondureños votaban por Libertad y Refundación (Libre), en una jugada que expertos consideran dirigida a retomar el control de Honduras.

En un escenario que parece el resurgimiento del concepto de “banana republic”, EL LIBERTADOR entrevistó al reconocido sociólogo y catedrático Roberto Briceño, quien de entrada explicó que la injerencia de Washington no es nueva y que, históricamente, los pueblos de América Latina han sido vistos por EE.UU. como sociedades “en estado de barbarie”, mientras ellos se asumen como “fuerza modernizadora o civilizadora”.

“La intervención directa, porque siempre ha habido intervención directa del gobierno de los Estados Unidos. Nunca antes un gobernante estadounidense [Donald Trump] había intervenido personalmente en una coyuntura, en un evento electoral”, afirmó.

El sociólogo señaló que el interés de Estados Unidos en someter a Honduras mediante los procesos electorales no es nuevo ni casual, sino parte de una estrategia para recuperar el poder que ha ido perdiendo en la región.

Explicó que Honduras tiene una posición geográfica clave desde la cual Washington puede operar, a través de sus bases militares, para presionar o atacar a países que no se alinean con sus intereses.

“Incidir en el proceso electoral lo había hecho a través de sus agencias: la Central de Inteligencia, el Departamento de Estado, la Embajada. Y esto es así porque tiene asediados a Venezuela y a Colombia. Está extendiendo la frontera sur y su estrategia es cerrar el círculo sobre esos dos Estados por no someterse a su voluntad”, expresó.

Briceño también señaló que tanto el Partido Liberal como el Partido Nacional se han mantenido históricamente subordinados a las directrices estadounidenses.

“Trump apoya a uno de sus candidatos [Nasry Asfura] y desecha al otro [Salvador Nasralla]; sin embargo, Estados Unidos sabe que cualquiera de los dos puede garantizar sus intereses, porque la clase dirigente hondureña es vasalla desde su origen”, indicó.

Fraude electoral

Añadió que los resultados preliminares de estas elecciones confirman una estrategia de fraude operada por el bipartidismo para recuperar el control del Ejecutivo.

“El plan se dio a conocer con anticipación y fue evidente desde las elecciones primarias: un plan de fraude para recuperar el Ejecutivo. Sin embargo, el sistema institucional y judicial no operó para resolver o corregir el funcionamiento del sistema electoral”, sostuvo.

Respecto a la elevada votación obtenida por el Partido Nacional según el escrutinio del Consejo Nacional Electoral (CNE), Briceño afirmó que “esa masa de votos es aparente”, ya que —asegura— una parte importante corresponde a manipulación electoral.

“En las primarias el Partido Nacional estaba decreciendo. Y ahora se han verificado las mismas prácticas de fraude, solo que más tecnificadas y sofisticadas. No hubo capacidad para desarticular ese sistema de fraude, que estaba establecido y se legalizó a través de la misma institución electoral con base en un concepto falso de democracia: el de someterse a la decisión de la mayoría, en este caso el 2 a 1”, expresó.

El experto en sociedades destacó que gran parte del electorado del bipartidismo se mantuvo fiel a pesar de los daños causados al país. Atribuye este fenómeno a una campaña basada en clichés, miedo y mensajes diseñados para generar reacciones emocionales inmediatas en una ciudadanía influenciada por una cultura globalizada y poco reflexiva.

“La gente responde a mensajes sin racionalizarlos, sin razonarlos, sin establecer relaciones. La gente respondió al miedo: a la defensa de la propiedad, del capital financiero y de los medios de reproducción del capital”, indicó.

Señaló que esa campaña fue masificada por los medios de comunicación tradicionales, generando en la población respuestas meramente instrumentales, propias de un comportamiento conductista y no del razonamiento crítico.

“El miedo a la libertad es la objetivación del poder. El esclavo —como la gente condicionada por relaciones de subordinación— termina amando a quien lo domina y renuncia a la libertad creyendo que eso lo hace fuerte”, expresó.

Finalmente, el sociólogo indicó que uno de los mayores desafíos del país es reestructurar el sistema institucional para garantizar procesos electorales verdaderamente democráticos. “Actualmente existe una estructura fragmentada, disfuncional y manipulada por grupos de élite, lo que impide elecciones confiables”, concluyó.

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