La fauna marina que habita en el golfo de California, al noroeste de México, y que alberga casi 40% de los mamíferos marinos del mundo, estaría en un grave riesgo por el proyecto de una empresa estadounidense que busca construir un gasoducto y una planta de licuefacción de gas en las costas del estado mexicano de Sonora.
Agencias / EL LIBERTADOR
Sputnik. – El proyecto se lleva a cabo por parte de la empresa estadounidense Mexico Pacific Limited y busca extraer gas de Texas, transportarlo a través de gasoductos hasta la localidad de Puerto Libertad, en la costa de Pacífico mexicano, embarcarlo en buques y llevarlo hacia diversos países asiáticos.
Con una inversión de alrededor de 15.000 millones de dólares, México Pacific dice contar con el apoyo tanto del Gobierno federal como de los gobiernos locales de Sonora y Chihuahua –por donde cruzará el gasoducto— e incluso firmó el año pasado un convenio con la empresa paraestatal mexicana Comisión Federal de Electricidad (CFE), mediante el cual la compañía mexicana comprará el gas en Texas y lo proveerá a la planta de licuefacción de Puerto Libertad durante al menos 20 años.
Alberto Alonzo, uno de los directivos de Mexico Pacific Limited, dijo en un junio pasado que la empresa ya tenía todos los permisos de las autoridades mexicanas y estaba lista para iniciar la construcción del gasoducto y de la planta de licuefacción.
Sin embargo, ambientalistas aglutinados en la campaña Ballenas o gas, señalan que la Secretaría de Medio Ambiente de México aún no otorga la aprobación del proyecto para la planta de licuefacción y confían en que la nueva Administración encabezada por la presidenta, Claudia Sheinbaum, —una licenciada en física, maestra en ingeniería energética y doctora en ingeniería ambiental— pueda detener el proyecto.
Imposible en EEUU, pero viable en México
Claudia Campero, geógrafa y activista integrante de la campaña Ballenas o gas y colaboradora de la organización no gubernamental Conexiones Climáticas, explicó a Sputnik que el proyecto se consolida después del resurgimiento de la industria de gas en Estados Unidos –a partir de la utilización de la polémica práctica conocida como fracking–, que provoca superávits de gas que la industria del país norteamericano intenta colocar en mercados en todo el mundo.
De acuerdo con la especialista, el plan de Mexico Pacific Limited se lleva a cabo en parte en territorio mexicano por las dificultades y los costos políticos que existen en la costa oeste de Estados Unidos para desarrollar un proyecto de esta envergadura.
«Políticamente no es viable en Estados Unidos, en la costa oeste, construir esta clase de infraestructura, por la resistencia de la población local que está en contra de esta clase de proyectos», dijo Campero.
Daños irreparables
Según la organización Mar y Educación Ambiental (Marea), también parte de la campaña, el proyecto de Mexico Pacific Limited afectaría a la población de ballenas, delfines y otros tipos de mamíferos marinos que habitan en el golfo de California, un área clave de la que dependen estos animales para su alimentación, crianza y reproducción.
De acuerdo con la organización, el incremento del tráfico marítimo podría aumentar significativamente la mortalidad de ballenas debido a colisiones con embarcaciones, un riesgo que se amplifica cuando las rutas de navegación se superponen con áreas críticas para las ballenas. Además, los ruidos submarinos pueden interferir con la comunicación y el comportamiento de los cetáceos.
La compañía estadounidense calcula que unos tres buques tanqueros saldrían cada semana de la planta de licuefacción de gas en Puerto Libertad.
«Este proyecto representa una grave amenaza para el golfo de California y las ballenas, con el potencial de causar daños irreparables», señala Marea en un comunicado.
Aportación a la crisis climática
Por otra parte, las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el proyecto acelerarían el cambio climático global, aumentando la amenaza para las ballenas y otras especies.
La empresa estadounidense afirma que el proyecto representa la mayor inversión extranjera en la historia de México y argumenta que ayudaría a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero al reducir la distancia que recorrerían los buque-tanques que tendrían que optar por la ruta del golfo de México, cruzar por el Canal de Panamá y luego llegar al océano Pacífico.
Campero señala, sin embargo, que la empresa parte de una premisa incorrecta.
«Su premisa es que de cualquier manera este gas se va a extraer y de cualquier manera este gas va a ir hacia Asia, y eso no tiene por qué ser así. Nosotros nos negamos a agravar la crisis climática y entonces es falso lo que dicen empresa y agrava la crisis climática», dijo Campero, quien también es maestra en Ciencias en Desarrollo y Planeación Urbana por el University College London.
Empleos efímeros
La empresa energética estadounidense y las autoridades mexicanas que han promovido el proyecto calculan que este generará alrededor de 13.000 empleos directos y unos 21.000 empleos indirectos, además de que se consumirán insumos producidos en México.
Campero hace hincapié en que estos empleos se generarán en la etapa de la construcción, pero es muy difícil que se mantengan durante la operación de gasoducto y de la planta de licuefacción. Además, señala que, en otros casos similares, lo que sucedió es que se trajo a trabajadores muy especializados de otros países como la India.
Momento clave y movilización
La defensora del medio ambiente confía en que las nuevas autoridades en el Gobierno de México, tanto la propia presidenta, Claudia Sheinbaum, como la nueva secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, frenen este proyecto por los graves daños ambientales y al ecosistema del golfo de California y otros proyectos similares que buscan extraer gas en EEUU y, luego, exportarlo a través de terminales portuarias en México.
Campero estima que hay al menos una decena de proyectos similares al Mexico Pacific Limited en distintas etapas de desarrollo.
«Los daños que representa esta clase de proyectos para una persona como Bárcena o para una persona como Sheinbaum son perfectamente comprensibles; ellas deben entender», dice Campero.
Para la ambientalista, el momento para actuar es importante porque se está en una etapa en la que la empresa aún no inicia la construcción del gasoducto ni de la planta, sino que está en negociaciones con los dueños de la tierra, los predios, aunque es posible que ya tenga amarrados a los compradores en Asia.
«Creemos que estamos en la mejor de las oportunidades para decir que esto no se debe de construir», comenta.
Por lo pronto, la campaña Ballenas o gas está llamado a la movilización de la sociedad civil aprovechando la simpatía que despiertan las ballenas. En su página web, pide pintar un mural, organizar charlas informativas en escuelas y otras actividades. Hasta ahora, más de 54.000 personas han firmado una petición dirigida a la presidenta Sheinbaum para frenar el proyecto.
«Este proyecto es completamente incompatible con la vida y presencia de mamíferos marinos en el golfo de California, pero tú puedes ayudarnos a detenerlo con tu firma y tu movilización. ¿Ballenas o gas? Es evidente que decimos: ¡ballenas!», señalan los activistas.
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