La carrera de Juan Carlos “El Tigre” Bonilla en la justicia hondureña lo perfiló como un hombre rústico, de duro temple. Mediático por polémicas donde se le involucró con algunos asesinatos. Sus actividades dentro del narco lo situaban como uno de los “perro de garra” de nombres como el de “Tony” Hernández y Alexander Ardón –según investigación internacional–. A pesar de las súplicas, “el Tigre” fue condenado a 19 años de cárcel.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Tras ser declarado culpable por delitos relacionados al tráfico de drogas y uso de armas de grueso calibre para traficar, quien fue alguna vez jefe de la Policía Nacional, Juan Carlos Bonilla, alias “el Tigre”, pasará 19 años en una prisión de Estados Unidos.
La Fiscalía neoyorquina solicitaba la pena máxima de 30 años, mientras que la defensa argumentó que Bonilla sufre problemas de salud, por lo que una condena arriba de los 20 años “probablemente serían una sentencia de muerte”, y además, al haberse declarado culpable, solicitaron una pena de 10 años de reclusión.
Bonilla habló a Castel pidiendo “misericordia”, describiendo la pesadilla que es estar preso y no poder ver a la familia. “Tengo una hija de cinco años, necesito verla. Ten compasión de mí. Las cárceles son terribles en el país, me baño sólo una vez por semana”, dijo Bonilla –según documentó el periodista Matthew Russell en su cuenta de Inner City Press en X–.
Las súplicas del “Tigre” fueron recibidas por Castel, sin embargo, éste le aclaró que sus actos criminales fueron más que un simple error, “fueron un estilo de vida”.
Castel remitió qué Bonilla tuvo poder militar para hacerle frente al narcotráfico, pero en lugar de eso cedió a ser co-conspirador y socio junto al exgobernante Juan Orlando Hernández y su hermano “Tony” Hernández, ambos presos en EE.UU. por narcotráfico.
“Hay otros que no volverán a casa con sus familias debido a la adicción [a drogas]. El acusado [Bonilla] lo permitió”, le declaró Castel.
La Fiscalía intervino durante la sesión. Le refirió al juez que Bonilla fue utilizado por los Hernández, Ardón y hasta por el narcotraficante conocido como “el Rojo” para llevar a cabo varios asesinatos. También fue pieza clave para que cárteles del narco, como Los Cachiros, movieran droga por Honduras.
Bonilla es recordado por agentes y ex oficiales policiales como un tipo rústico. Algunos se referían a él con mucha admiración. Incluso, las palabras de la exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, salen al recordatorio público cuando declaró que el ascenso del “Tigre” como jefe policial era algo “esperanzador”.
Investigaciones del medio de comunicación Infobae, exponen cómo Bonilla fue el elegido por los Hernández para eliminar al clan del narcotráfico, los Valle-Valle. Finalmente, en 2016, Bonilla fue depurado de la Policía Nacional, pero siguió protegido por las fuerzas políticas que en ese momento giraban en torno al entonces presidente, Juan Orlando Hernández, hoy condenado a pagar 45 años en una cárcel de EE.UU.
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