Como si de evitar la extinción del venado cola blanca se trata ¡Salvemos al FONAC! Escandalizan los periodistas “Hermes” y sus invitados de la lista, momias depravadas, “garganta profunda” para complacer la mano que las alimenta ¿Qué tal que en verdad amaran el agua y los palos? ¡Naammbee! al “césar del ambiente” sólo se ha visto en calles de Escocia, mientras su mecenas –el dictador— se le caía la baba ante la ONU exigiendo el “billete verde”.
Honduras es tierra de “maravillas” describió aquel que nadie le pasa la pelota en el recreo del correccional neoyorquino, prosperan en “tiempo récord” quienes venden su alma por fichas y cosas raras trascienden, hoy la “gran incidente sociedad civil” se inventa crisis institucional, porque peligra la herencia de Juan “el democrático” a léperos y golpistas.- Rudo Pastor mira fijamente a Omar y, la sentencia queda firme: “¡Te acuso de colaborar con una narcodictadura!”. ¡Uuuppss, gordis!
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Petrificado y con grietas de derrumbe inevitable yace el pesado hombre desplomado sobre el sillón, como a quien lo ha partido un rayo o lo abandonó algún dios lejano y violento.- Aprieta fuerte los labios (para que la palabra inoportuna no salga o el contagioso descaro azul de “Toño” y Kilvet) o miedo al regaño, con las manos intenta abrazarse con el saco que no puede cerrarse, retiene el llanto como niño antes de… “No te estoy acusando de colaborar con un gobierno ¡Te acuso de colaborar con una narcodictadura!”, ruge el decidido secretario de Estado, Rudo Pastor.
¡Oh Omar! ¡Oh Omar! ¿A qué deidad enfureciste? ¿Qué has hecho para merecer el estilo cruel de la humillación pública? Cada palabra de reprimenda es un latigazo en la espalda del secretario ejecutivo del Foro Nacional de Convergencia (Fonac), angustiado mira a su derecha y pide auxilio a la invitada que llevó y suelta una expresión que era igual a “me ayudás más si te callás”: “Noto que el problema del Fonac es el director ejecutivo”, esgrime Dilma Rivera; con ojos de súplica hacia la izquierda está el presentador, su amigo, el que dirá una palabra de ayuda –“Omar, no te estoy atacando, pero todos sabemos cómo trabajabas con Juan Orlando”. ¡Uuppss! Como escarcha en cumpleaños se cae el mundo de nuestro invitado, no hay escondite. “¿El Fonac debe eliminarse, señor ministro?”, pregunta el periodista; –El Fonac dejó de hacer su función, se prestó a la Narcodictadura, ya no tiene razón de existir. Debe ser eliminado. –Nuestro muchacho, que una vez fue aspirante a jesuita, queda viendo la profundidad de la tasa del café y ve demonios, deseando ahogarse, como algo insignificante que se disuelve en sí mismo, que la cámara ya no lo enfoque, ser un grano de azúcar morena, ser nada. Y fue nada.
¡Y, por los clavos de Cristo! Un tal José Luis Baquedano (el mutante) de sindicalista, odia la empresa privada en la que nunca laboró ni donde nunca tuvo bases de fuerza obrera, es ahora un férreo defensor de las oenegés, claro, las que den un salario con dietas incluidas por reunión y todos los beneficios de ley, ya perdió el color de las calles, ahora es blanquito con bigote pintado; atónito ante aquella despedazada escena, mira hacia el suelo como Judas apretando las monedas frente a la humillante carcajada de Caifás, incapaz de ver a Omar a los ojos, sabe que todo está perdido la “Dolce Vita” se les ha terminado, ya no verán en vacaciones a Spiderman en el asquerosamente amado Disneyland con los niños y esposa. Unos 33 millones de lempiras anuales, se les dio a los de “sociedad civil” incrustados en las arcas del Fonac, cuando en 1994, año de su fundación, era Ad Honorem, ahora dependen de las transferencias estatales ¡Naammbeee estamos en quiebra dijo la “presi”! Y les pagaba el que estaba en mi cargo en el gobierno anterior –Rudo, imparable como Teófimo castigando con puños de hierro al mexicano, no dejaba caer el tono de las acusaciones–. “A mí nunca me han dado nada, yo colaboro al Fonac sin recibir pago”; “A nosotros tampoco nunca nos han dado nada”, dicen todos los veedores sociales del Fonac.- Ellos no recibieron de los 33 millones, los privilegios que tienen el señor Rivera y Baquedano. ¡Puff! Cuando el telón de la mentira se desploma, las cucarachas salen jaladas.
Es común escuchar “es que soy de la organización de sociedad civil”, obviamente en un país pobre, se crean diversas ideas para sobrevivir, muy comprensible en situación de calle, una manera elegante de acaparar fondos internacionales que generalmente van a transferir, sus códigos de valor, creencias e ideologías de quienes los mantienen.- Según el filósofo, político, sociólogo y periodista Antonio Gramsci: “La sociedad civil implica pluralismo”.- La teorización gramsciana impide caer en visiones idílicas sobre la sociedad civil.- Ésta no es uniforme.- En ella se genera conflictividad.- Al interior de la sociedad civil se suscitan múltiples luchas, a través de las cuales un tipo de organismos privados prevalece sobre otros.- En la sociedad civil se da la lucha por la hegemonía y la lucha contrahegemónica.- Hay intereses antagónicos y en disputa por controlar la producción y orientación cultural”.- Para los que tienen primaria truncada o andan reclamando ahora lo que no pidieron en 12 años, significa que no existe una sociedad civil, sino intereses diferentes encontrados entre sí. –¡Que alguien me explique! –grita desde el fondo Kilvet, peinado como pichingo de confite y completamente confuso.
Pero para que no digan que somos comunistas o ñángaras, vamos a guiarnos por una descripción más capitalista: la sociedad civil es una diversidad de ciudadanos, que de forma colectiva generan acciones que impactan en el ámbito público para mejorar las condiciones de los ciudadanos, fuera de las estructuras gubernamentales (o sea, no van a recibir dinero de quien van a auditar), partidos políticos, poderes económicos o el poder eclesiástico. Esta descripción especialmente interesante, pues inmediatamente elimina al Fonac, CNA y cualquier otra organización que tome dinero público, como “sociedad civil”.
Pero… ¿Por qué organizaciones como el Fonac, CNA o ASJ, insisten en decir que este Gobierno de Castro nos lleva por el camino de Nicaragua, Cuba o Venezuela? ¡Aaaah! ahí viene lo encantador, estas instituciones son administradoras del caos, florecen en la problemática, es decir, una matriz maravillosa a mayor miseria, más fondos para ellos.- Si fueran sociedad civil en el concepto clásico, estarían evaluando que, saliendo de una dictadura, llevamos nueve meses sin una sola represión, sin que a las personas sean gaseadas, pero el problema es que eso no genera dinero desde los cooperantes internacionales.- El discurso de querer decir que son “perseguidos”, que Nicaragua o Venezuela, no es para decírselo al hondureño, sino meter miedo en los gringos que los financian, por eso el CNA tiene una estrecha relación con su más grande benefactor, USAID, algo similar con ASJ.
Imagínelo así, las organizaciones internacionales deben priorizar sus recursos, pues siempre son escasos y siempre hay guerras en el globo terráqueo, esos fondos van para los lugares del mundo más necesitados, en este momento pueden ir para África o atender el conflicto bélico en Ucrania; entonces los directivos de la “sociedad civil” hondureña deben ser ágiles, muy convincentes como contraparte de los fondos de asistencia, pues sino, les bajaran sus salarios entre 300 a 400 mil lempiras, las prados blindadas, la seguridad privada, viajes y los perfumes de importación, que abonan a la actitud de dioses del Olimpo venidos a menos. ¿Me entiende? El negocio socio.- Pero ¿Cómo me van a dar un jugoso fondo si digo que el Estado de derecho comienza el camino de la recuperación o que a la gente no la han golpeado? ¡Brutos no son! Y alguna clase de recolección de fondos le pueden dar a Teletón y empresarios.
El gobierno sale y le dice a la sociedad civil: “Nadie los quiere cerrar, su labor es contarnos las costillas”, pero ellos no quieren eso, desean vergueo y fuerte, ser parte del Presupuesto General de Ingresos y Egresos, mientras los otros apetecen el caos para que los cheles les den dólares y así mantener las “auditorias” y vidas de lujo con la miseria de la gente. Pero ¿De algo tienen que vivir, verdad? ¡Aaaah! qué tiempos aquellos, donde teníamos represiones, violencia, matanza de manifestantes y fraudes electorales, pero al tiempo todo era democrático, vivimos en democracia, gritaban y creían los pendejos, nos daban presupuesto y nosotros apoyábamos dándole notas de 10/10 en “transparencia”. ¿Qué más quieren, vagos?
Desde algún espacio, en este momento algún representante de su sociedad civil, se reúne en aquelarre permanente, hambrientos de caos y destrucción.- Alguien susurra: “Algún día tendremos otro Juan, más muertos, más terrorismo de Estado”. #Volverá
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