Mientras que la prensa tradicional hondureña destacaba que Juan Hernández era un consentido de la comunidad judía sionista, hoy el abogado Raymond Colón ha revelado que a su cliente no se le permite gestionar dinero ni ha podido comunicarse con la familia, incluso el togado tiene restricción para verlo porque está en una unidad segregada.
Colón profundizó que tampoco se le permite revisar correos electrónicos y que tras 20 días en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn, es tratado como un “prisionero de guerra”.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. El semblante de “hombre fuerte” y “temple de acero” que siempre le dio la prensa tradicional hondureña y los “analistas” de su régimen a Juan Hernández, ya sólo es historia contada y parte del pasado. Sin el “escudo” de “ser presidente”, el exgobernante no es muy diferente a los demás capos extraditados a Estados Unidos por narco-conspiración.
Hoy, su postura es completamente diferente, ya no es más el “presidente intachable” o “el hombre” que era, ya no le acompaña el traje marino hecho a la medida por Yoyo Barrientos, en cambio, luce un overol con un tono azul más claro y desgastado, uniforme obligatorio de los reos en el Centro de Detención Metropolitano (MDC) de Brooklyn, New York.
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Testigos presentes en la audiencia de Hernández, celebrada este 10 de mayo a las 9:00 de la mañana hora hondureña, incluso mencionaron que su pelo luce más blanco de lo normal y su rostro, un poco más arrugado.
Y es que en la audiencia, su apoderado legal, Raymond Colón, notificó al juez Kevin Castel que tras 20 días recluido en el MDC de Brooklyn, Hernández no tiene “privilegios de comisario” y, según dijo, es el único en estar en una “unidad segregada” donde se le maltrata como si fuera “un prisionero de guerra”.
Colón, reveló que su cliente el exgobernante de Honduras, no puede gestionar dinero, pues han intentado hacer depósitos sin éxito, asimismo, no ha tenido derecho a comunicación con sus familiares e incluso casi no ha podido reunirse con él para tratar su defensa legal.


“A mi cliente, desde que llegó, se le han negado privilegios de comisario. Hemos intentado depositar dinero pero es rechazo. Ha estado allí durante 20 días sin ningún acceso a comisaría. No se le ha permitido llamar a su familia”, manifestó el togado.
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El trato actual a Hernández, contrasta con el que se le dio en la base de las Fuerzas Especiales de la Policía Nacional “Fuerte Cobras”, donde gozaba de varias comodidades como visitas de su familia, presencia casi permanente de su médico exclusivo, un par de horas al aire libre e incluso entre más cerca su extradición, se le permitió ejercitarse con muy poca vigilancia. Todo lo anterior fue revelado en exclusiva a EL LIBERTADOR por el secretario de Seguridad, Ramón Sabillón.
Hoy la realidad de Hernández es diferente, según reveló su abogado, es tratado como “prisionero de guerra” y que en la cancha de baloncesto “no le dan la pelota”, e incluso dijo que hasta reunirse con él ha sido una travesía ya que autoridades del MDC no le permiten verlo.
Ante esto, el juez Castel dijo que revisaría lo expuesto: “Me gustaría que los fiscales investiguen cualquier restricción en el acceso del Sr. Colón a su cliente y que me informen en una semana, siete días. Si hay material que necesita ser sellado, que así sea”.
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