Los últimos días del reycito van como entierro de pobre, jalados; se convence así mismo repitiendo como lora que en 2022 ya no estará –o para dar lástima como el cocodrilo–, se le ve preocupado, invadido de lujuria y desesperado por gozar “la buena vida” como alguien que se sabe condenado; en la calle Real de Comayagüela, la vieja chusma del Partido Nacional prepara la venganza, van por la cabeza de los orlandistas que los dejaron sin mitin 2022-2026.
En el palacio presidencial las luces se ven apagadas, como museo en tiempos de JOH, sólo las “momias” habitan en la morada donde se tomaron decisiones para hundir más al pueblo, no se ve ni la “guardia de honor”, apenas unos chuchitos desnutridos hacen frente en foros de televisión o tik tok, para cuidar el legado de Juancito, pero no hay esperanza, abandonadla.
“Saturno devorando a sus hijos”, el cuadro es profecía antigua para las “serpientes azules” que esperan impacientes el momento de atacar, miran con ojos brillantes desde la vil llanura obscura como la vio Ramos Soto, la chusma volverá de donde vino; en tanto, el reycito suda helado y confunde la cumbre de presidentes con un juicio por venir y ordenan callarlo por estar fuera de orden, TVC también lo cortó. ¡Vaya jodido!
Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Se erige un templo para los hombres elegidos por otros hombres, para ser gobernados, instancia de los cerebros más preclaros de una nación que tomarán las decisiones vitales en la vida de todos los ciudadanos, pero ha sido invadida. Señoras ordinarias de modales cortos y hombres con morales mochadas, ocupan el lugar de los sabios; vestidos chusmas con gigantes loras en el pecho y colores chillantes y estruendos, simulando música grupera, truenan en los blancos salones adornados con retratos de próceres. La vulgaridad estaba garantizada. ¡Tráiganme fragancia!, gritaría Petronio, el “Árbitro de la Elegancia” en la Corte de Nerón, tras haber estado cerca de la muchedumbre palaciega.
Los grupos de poder, aunque conscientes de semejante aberración debían aceptarlo, habían tomado decisiones que los obligaban a continuar ese camino con final incierto y prestaron a sus hombres y mujeres talentosos en el mundo obscuro, miramos los Hernández Alcerro y sus hermosos decorados de interiores; los Corrales con sus estadísticas mágicas y un Tabora queriendo explicar que las finanzas públicas no son para mandar a sus hijos a Dubái, tratando de sobrellevar aquella chusmeria por el camino de, al menos, un simulacro de gobierno. No pudieron.
Cuatro años pasaron, la vieja guardia del Partido Nacional quedó fraccionada, algunos presos y otros aferrados a que todo pronto terminaría, el reycito volvería al hoyo del que nunca tuvo que salir. Pero no fue así. ¡Reelección! Se escuchó allá lejos sobre el atlante, pero no venía sola, traía señalamientos inverosímiles sobre corrupción y narcotráfico. En New York empezó el desfile, y no de las bellas “top model” de Chanel y Armani; noooo, eran verdaderos toros del crimen, hondureños, iniciaron el “bel canto” en la Fiscalía y ante el duro juez de Manhattan. Entonces, todos los “tanques de pensamiento” de la obscuridad, prestados por los grupos de poder se fueron. “La maldición de la foto”, profecía segura.
DE INTERÉS: ¡BIENVENIDOS AL CIRCO “FREAK SHOW”! O ¿QUIÉN NO QUIERE ELECCIONES EN HONDURAS?
Entonces la cara del reycito se marchitó y las canas ya no agarraban tinte, ya no era el hombrón corriendo en licras por el mundo en busca de los dos millones de empleos prometidos, ni siquiera gente puerca quería formar parte de su gabinete ¡Pero puercos siempre hay! Le quitaron al tamalero la palangana y lo llamaron “ministro” (los iletrados de EL LIBERTADOR, los corregimos: son secretarios) y se mostró la constelación de la pena, a un señor que andaba con una guitarra ensuciando el canto de Cerati le dijeron que estaría en Educación, fue incapaz de cumplir la mínima promesa a los jubilados, buenooo, eso es mucho, ahi siguen botados y llenos de lodo los viejos pupitres por donde hace un año pasaron Eta e Iota; otra doña que traía a toda su prole del barrio le dijeron estaría en “salud”; hasta al reguetonero le quitaron el micrófono que no levantaba público. Y todo se llenó de penumbra, lo único que lo pudo sostener fue el Fondo Monetario Internacional y los chafitas, con miedo de que les quiten las haciendas. Nadie más.
Cuentan que en aquella soledad de casa de Gobierno, convertida en la taberna del crimen, apenas se escuchan las cadenas del condenado que las vuelve ligeras con alcohol al 70 por ciento (la pandemia le dio la razón que debía producirse y consumirse por mares, que conste), los vetustos cuadros ya se mueven solos, dicen que si hoy toca la puerta, un Marvin todo panzón aparece y dice, con vaso en mano: “Aquí nadie vive ya”, las luces siempre están apagadas, sin embargo, se respira miedo y se come angustia; tres fieles canes cuidan los huesos de su señor y oliscan sus deseos de ultratumba, ellos son la voz del sin voz: el Orlandismo.
Nuestro pequeño “Cuqui” es violento, el niño es iracundo, lastimosamente no sirve de nada cuando el CNA te denuncia por fraude… ni cuando te bloquean en el CNE como asesor ¡diablos! Que mala suerte; después tenemos al intrépido Kilvett con su coqueto chonguito rosa en el pechito, de cuando en cuando se le suelta alguna estupidez como que está orgulloso de un golpe de Estado que destruyó a millones de hondureños y despedazó la economía, pero así vamos en su deconstrucción ¡y logramos “casarlo”! (Y que los gastos no corran por nuestra cuenta, de todos modos, no tendríamos como pagar. Una novia feliz); finalmente el viejito de la camada, lo han ridiculizado, se burlan de él, a cualquier espacio de televisión que lo llevan hace de bufón, pero sabemos que detrás de ese ataque feroz, sólo hay un padre que quiere que su hijito “Joffrey” siga montando caballos blancos.
Para que estos seres siniestros llegaran siquiera acercarse a un profesional, como la política, el país tuvo que caer en el oscurantismo, donde los hombres con moral huyeron a las cuevas del conocimiento ¿Qué destino les espera a nuestros muchachos? ¡Oh terrible destino! Todos los que sirvieron a su señor han terminado presos, corriendo por las fronteras y en la ignominia pública. ¿Dónde se metió nuestro amigo, el parlanchín Colindres? ¿McNiel? ¿Marquito? Para citar ejemplos que antes tuvieron sus lugares y hoy han desaparecido en el naufragio que suele perder primero a los más tontos y codiciosos.
En cinco meses, mientras nuestro Reycito esté tomando Coca del pico directamente, en una corte en Nueva York y la prensa tradicional, pagada por su nuevo amo, no pare de publicar “Los excesos de la Primera Dama”, “Alarmante corrupción en el gobierno de…” “¡Investigación: ¡Se robaron hasta los platos!” y esa casa vieja y abandonada se esté cayendo a pedazos, se levantarán los viejos protectores del Partido Nacional para salvar lo que quede y cortar la cabeza al Orlandismo. Quedarán peleando, hasta matarse por los sellos, ya verán
Como antigua profecía las serpientes azules se comerán entre ellas, simularán la pintura “Saturno devorando a sus hijos” –búsquenla en google– todos esos viejos toros saltarán por su partido y los bagres antes mencionados quedarán en medio y afuera ¿Creen que Sarita ya olvidó que se la pusieron? ¿o la intrépida Welsy? ¿Marco Tulio Gutiérrez y su hija? Ellos no han muerto, solo están atenuados y van a destruir todo lo que sea orlandista, que no quede piedra sobre piedra.
La chusma volverá de donde vino, todos les será quitado y los grilletes socarán manos y patas, con suerte les espera ver luz solar una hora al día. Hoy nuestro reycito confunde la Celac con su defensa ante los tribunales en el país de los sueños y como es un sueño, lo despertaron callándolo. La carreta ya emprendió su viaje y no se detendrá. Adiós Orlandismo.
Posdata:
Mientras vamos cruzando esta noche espectral y fría, desde EL LIBERTADOR, nuestro recuerdo para una dama culta, doña Marta Tomé Kalterherberg. Avanti
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