El reloj avanza en cuenta regresiva para Elecciones Generales 2021 y, según ha informado el Consejo Nacional Electoral, hay 32,845 candidatos que aspiran a un cargo público, todos con “opciones ganadoras” en un esquema que no garantiza democracia, pero sí empleo fácil y buen dinero a un grupo de vividores que no quieren trabajar; sólo algunos harán la diferencia y de ganar serían útiles para Honduras, según analistas abordados por EL LIBERTADOR.
En este escenario, el abogado y analista, Josué Murillo, describe la política hondureña como un trampolín para “politiqueros históricos y los que no quieren trabajar”; sin embargo, destaca que hay otra parte rescatable, que le generan esperanza a la población y buscan hacer cambios reales.
Y, de acuerdo con el sociólogo Armando Orellana, debe darse especial atención a las miles de candidaturas, ya que no reflejan propuestas distintas, sino que aparecen después del Golpe de Estado, desde el sector conservador que busca evitar el auge de un movimiento alternativo diferente al neoliberalismo y que sólo divide el voto de la oposición.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. El pueblo hondureño ha sido empobrecido, engañado y traicionado por la politiquería; la democracia en el país existe únicamente cuando se trata de elecciones, los pobres y miserables cuentan sólo como voto potencial y de los bonos que compran voluntades, no rinden ni para tres comidas y, por si fuera poco, es la ciudadanía la que paga por aspiraciones políticas que no ha pedido.
Hondureño, ¿sabía que en las elecciones generales del próximo 28 de noviembre, son 32,845 candidatos los que van a participar?, así lo ha confirmado el Consejo Nacional Electoral (CNE) a EL LIBERTADOR; y de esa cifra estratosférica sólo hay un espacio para 3,038 personas que ocuparán los tres rangos de electicción: presidencia, Congreso Nacional y municipalidades.
El comisionado suplente del CNE, German Lobo, desglosó la cantidad de candidatos de cada partido: Partido Liberal, 2,855; Partido Nacional 2,833; Partido Innovación y Unidad Social Demócrata, 2,162; Demócrata Cristiano, 2,017; Unificación Democrática, 2,210; Partido Anticorrupción, 2,496; Partido Libre, 2,805.
Por la Alianza Patriótica, 2,144; Frente Amplio, 2,058; Partido Vamos, 2,288; Nueva Ruta, 2,860; Salvador de Honduras, 2,178; Liberación Democrático, 1,860 y, finalmente, Todos Somos Honduras, 2,079. Casi 33 mil personas.
A menos de 60 días, los hondureños esperan poder elegir –está vez de forma transparente, sin “votos rurales” ni fraude– a un presidente entre los 15 que participarán, también personas idóneas para las 298 corporaciones municipales,128 diputados para el Poder Legislativo y 20 representantes al Parlamento Centroamericano.
TRAMPOLÍN DE POLITIQUEROS
Ante la exagerada cantidad de aspirantes, el abogado y analista Josué Murillo, en entrevista con EL LIBERTADOR, observa que la política en Honduras siempre ha servido de “trampolín”, describiendo que se trata de “un montón de personas que no producen absolutamente nada más que miseria, llegan al poder a seguir robando, traficando con influencias y degradando al Estado para su propio beneficio”.
Destalla que el papel de muchos de los candidatos una vez que llegan al poder es “generar leyes o proyectos para su beneficio o a sus grupos privilegiados”. Y además recuerda las palabras del líder católico de El Salvador, Ignacio Yaparías, quien destacó que cuando un derecho de todos se convierte en privilegio de pocos, “esos derechos pierden su condición universal, pasan a ser privilegio de clases o grupos”.
Lamentablemente, los males no terminan allí, pues Murillo señala que las repercusiones flagelan a la población por generaciones, puesto que llegan a servirse del país y generan actos de corrupción, además de vaciar las arcas del Estado para su propio beneficio.
De esa forma, explica que “los partidos políticos se han convertido en conglomerados de gente corrupta y de ‘chamberos’ que quieren llegar al Estado, no para trabajar pero que sí les paguen, aunque no todos porque me gusta ser muy justo en esto, hay excelentes servidores públicos, fiscales, jueces, policías que trabajan como funcionarios”.
A estos les siguen los que no quieren realmente trabajar en otra cosa: “Se meten como candidatos porque tienen cuatro años seguros de billete, ahí llegan a transar y flexibilizar, entre comillas, su ética y moral”. Y por último, están quienes le generan esperanza: “Es montón de gente muy exitosa en sus diversas profesiones y oficios, están cansados de ver tanto inútil, incompetente”, siendo estos últimos los que buscan generar cambios.
POLÍTICOS “DE RELLENO”
Por su parte, el sociólogo Armando Orellana, dijo a este periódico que “el pluripartidismo no significa una garantía de mayor democracia”, y tampoco las multi-candidaturas son reflejo de propuestas diversas. Observa que, en Honduras después de los eventos del golpe de Estado de 2009, los sectores conservadores presentan supuestas alternativas para frenar el auge de un movimiento social alternativo al neoliberalismo.
En su análisis, destaca que la enorme cantidad de organizaciones políticas emergentes en la última década, nos lleva a cuestionarnos por qué no surgieron décadas antes, sino hasta este proceso. En efecto, percibe que “la participación en la política es un negocio y preocupa que el Estado debe pagar sus gastos”.
Al tratarse de vaciar las arcas del Estado, el especialista señala que “es una deuda pública con un presupuesto muy alto que favorece el endeudamiento del país”, es además un lujo que no debería darse y que beneficia a los partidos de maletín.
“La gran mayoría de estas fuerzas políticas son solo un relleno, en la práctica no tienen alguna propuesta y, simplemente, están buscando legitimar y fortalecer el discurso de la línea conservadora y de algunas pequeñas fuerzas alternativas”, finalizó.
VEA AQUÍ EDICIÓN MENSUAL EL LIBERTADOR
Deja un Comentario