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EDITORIAL Y PORTADA EL LIBERTADOR: MÁS ALLÁ DEL “PISTO”, EXISTE HONDURAS

EDITORIAL Y PORTADA EL LIBERTADOR: MÁS ALLÁ DEL “PISTO”, EXISTE HONDURAS

La independencia de Honduras es una lucha pendiente y, para postergarla, por 200 años se ha planificado con esmero desde el poder extranjero y local destruir hasta el más pequeño arraigo del hondureño hacia su tierra; sin prosperidad material no hay amor patrio, la soberanía de un pueblo va unida a la satisfacción de vida que le prodiga el sitio que habita.

 

EDITORIAL

 

Más allá del “pisto”, existe Honduras

 

La desigualdad entre los hombres no es natural, tampoco decisión celestial, es obra del poder, del grupo que en un territorio decide por todos con voz y voto, quienes ordenan quién y cómo se gobierna y quién es gobernado. Mientras más bruta sea esa clase, más amplia será la falla social entre los elegidos que acceden a la riqueza del país y la mayoría que pasa en subsistencia toda la vida.

 

Distintos informes de organismos internacionales apuntan que esta región del mundo es la ganadora en atraso humano y Honduras tiene mención honorífica, galardonada con los primeros lugares por más de seis millones de empobrecidos y, de éstos, cuatro millones son miserables. Nación convertida en industria que reproduce indigencia y crimen en un territorio absurdamente rico, desde sus costas, culturas y genética de raza que destaca hasta con mínima oportunidad.

 

Rara vez en la historia de Honduras se ha encendido la luz potente de mentes inteligentes y visionarias para planificar y ejecutar a largo plazo un plan integral de desarrollo de la Nación, que trascienda periodos presidenciales; suele oírse de analistas una molesta autocompasión de lo que pudo ser y no fue, de experimentos fallidos y del complot de Estados Unidos con criollos traidores y arrastrados.

 

La independencia de Honduras es una lucha pendiente y, para postergarla, por 200 años se ha planificado con esmero desde el poder extranjero y local destruir hasta el más pequeño arraigo del hondureño hacia su tierra; sin prosperidad material no hay amor patrio, la soberanía de un pueblo va unida a la satisfacción de vida que le prodiga el sitio que habita.

 

De ahí que la pobreza, la ignorancia y el hambre han sido el tridente de la estrategia efectiva para producir traidores y traiciones en tierra fértil, muy fácil, así se vende el país a través de las ZEDE, se instala Gobierno salvaje y se entrega la autodeterminación al forastero para instalar gobernantes chabacanes, protegidos sobre la indignación, la sangre de los ciudadanos y el desprestigio nacional.

 

Ese ha sido el método burdo para apagar los gritos de libertad que han sonado en estos dos siglos, por eso asesinaron a Francisco Morazán en Costa Rica y, por no reiniciar el pensamiento Morazánico, los paísitos desunidos de Centroamérica no tienen ninguna importancia en el mundo civilizado, aquí los Bancos Centrales saltan de euforia por mil millones de dólares de inversión extranjera, cuando en un país desarrollado cualquier rico dona esa cifra a obras de caridad. ¡Patéticos!

 

Precisamente ese es el problema y esa es la solución, en Honduras todo está por hacer y debemos empezar a caminar con nuestros pies; sin duda, para la élite económica y política criolla ha sido muy cómodo que otros tomen las decisiones, empero, si no lo hacen ustedes, no sé preocupen, pasa en el mando gerencial, si alguien no puede, otro si podrá.

 

Ya basta del “asistencialismo” como modelo oficial para paliar el rezago social con una “bolsa solidaria” o un “techo digno” o una maratón para los niños con cáncer o los discapacitados o los damnificados por los huracanes, ese es un modelo torpe, mentiroso y fracasado que da desayuno y no deja nada para el almuerzo.

 

En la Honduras del momento, los burócratas no tienen controles, gestionan al libre albedrio el derroche, el lujo, el abuso y la corrupción con el aval de vividores que sin la complicidad del Gobierno carecen de capacidad hasta para fundar una chiclera.

 

Y en esta era se les ha facilitado ese obscuro matrimonio, el otrora imperio estadounidense está muy preocupado por no perder piezas en la región, frente al gigante asiático o los gélidos vientos rusos, siempre que sea lacayo fiel a Washington, da igual lo que hagan sus criados en esta zona del planeta, lo que deja una suerte de moneda en el aire a la población, entre migrar o morir ante la barbarie y el abandono público.

 

La miopía para no ver el bienestar de todos, es al final el péndulo en el cuello de lo que hoy llamamos poder en Hibueras. Si alguien por misión moderna de empresa desea ser socialmente responsable, que bonito, nada más que eso. Pero el proyecto de vida que debe ocuparlos es forjar, en los hechos, una auténtica Nación, un hondureño orgulloso y digno, con capacidad de compra, eso debe estar en agenda para los empresarios como prioridad de reuniones y negociaciones con el Gobierno, porque un pueblo feliz es eje estratégico de su propia seguridad. ¿A quién le sirve en un sistema de oferta y demanda una persona sin capacidad de consumo? Y aquí, separaremos la zarza del trigo, al empresario del delincuente.

 

Un grupo de poder que piensa en su bienestar y mínimamente empático como enseñó Adam Smith, no apañaría las locuras de un desequilibrado mental con banda presidencial, tendría el carácter para sentarlo en una silla y marcar una pauta sobre excesos y limites cuando vayan en contra de los ciudadanos, sino lo hace por conciencia, entonces porque conviene y no hablamos de injerencia. Claro, para eso se requiere carácter, moral y no solo ver “pisto”. ¿Han visto la sociedad indeseable en si misma adonde ha llegado la nuestra? Piensen.

 

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