La coordinadora del Comité de familiares de Migrantes Desaparecidos Amor y Fe (Cofamideaf), Eva Ramírez, dijo al EL LIBERTADOR que el organismo ha reportado más de 80 migrantes desaparecidos en la ruta migratoria, y ha reprochado que el Gobierno “ha sido sordo”.
La organización, a través del proyecto “Puentes de Esperanza”, del Movimiento Migrante Mesoamericano ha enviado a varios integrantes a buscar a sus familiares; sin embargo, señalan que si la autoridad apoyara con sus instrumentos, podría haber mayor eficacia en la labor.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Esta mañana el Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos Amor y Fe (Cofamideaf), realizó una manifestación pacífica en el Parque Central de Tegucigalpa para exigir la intervención del Gobierno hondureño, en la búsqueda de más de 80 desaparecidos en la ruta migratoria reportados por la organización.
En ese contexto, la coordinadora del Comité, Eva Ramírez, lamentó que “el Gobierno ha sido sordo, no quieren entender que sí hay desaparecidos, por eso hoy estamos aquí”.
Actualmente el ente no gubernamental, se conforma por 80 familias cuyos hijos desaparecieron o fueron privados de su libertad durante la travesía de buscar el mal llamado “sueño americano”.
Y en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, Ramírez compartió que los compatriotas de quienes no se sabe el paradero, fueron obligados a salir del país por la falta de oportunidades, la miseria y la violencia.
“No se ponen a pensar que son nuestros jóvenes los que están desapareciendo, los que están regresando mutilados, se están muriendo o se quedan a la deriva en México, el Gobierno no es consciente, no ve que son el futuro de Honduras”, reprochó.
Ramírez contó a EL LIBERTADOR que ayer a las 6:00 de la tarde la llamaron para darle la triste noticia de una joven de apenas 16 años, a quien “la Bestia le mutiló su pie, y eso te duele porque ves que esa persona es tu sangre, son nuestros hermanos los que se quedan en ese camino”.
Además, apuntó que los políticos hablan de cambios por ser temporada de campaña, “pero no ven al más humilde y no sienten su dolor, nos gustaría un gobernante de buen corazón”.
Cabe señalar que la organización ofrece ayuda a los padres de familia a partir de su historia y datos del desaparecido, una vez que se comparte con otras organizaciones y autoridades mexicanas, se analiza la posibilidad que la víctima esté en algún lugar del país azteca.
Además, por medio del Movimiento Migrante Mesoamericano y su proyecto “Puentes de Esperanza”, han logrado enviar a varios padres de familia a México para que “puedan buscar en las cárceles, hospitales y publicar fotos de su pariente”.
Ramírez destacó que en esta labor “no solo hay tristeza”, porque hay familias que se han reencontrado después de una búsqueda de hasta 20 años, momentos que los impulsan a seguir adelante.
Aracely Aguilar, es una de las madres que integra Cofamideaf, hace 19 años su hijo Julio César Amador a quien llamaban “Yuli”, salió de Honduras rumbo a los Estados Unidos, tenía 20 años cuando tomó la decisión de irse, se despidió de ella y no volvió a saber nada de él.
La angustiada madre dice estar segura que su hijo se extravió en México, y solicita ayuda porque siente injusto que haya sido obligado a irse “por soñar con una mejor vida”, mientras que las autoridades se hacen las desentendidas.
“Es una pesadilla para las familias desconocer el paradero de sus hijos, yo no tengo ninguna notica y le pido a México que ayuden a los migrantes, ellos solo necesitan cruzar, pero a algunos los encarcelan y no es justo”, manifestó con mirada triste doña Aracely, quien guarda la esperanza de volver a ver a su hijo.
De hecho, en 2018 formó parte de la caravana migrante, decidió salir de esa forma para llegar a México y buscar a su vástago, pero no pudo encontrarlo, preguntó por él pero no logró obtener ninguna información, por eso comentó a EL LIBERTADOR su temor de que esté en prisión, aunque eso siendo algo muy terrible, la consuela, a sabiendas de que hay probabilidades de que haya sido secuestrado y esté en “tierra de nadie” o haya muerto en el desierto.
Doña Aracely, dijo que incluso visitó algunos centros penitenciarios: “Fue horrible, muchos jóvenes se me acercaban para decirme que tenían años presos y que no han podido comunicarse con su familia, que lo más seguro es que piensan que están muertos”.
Esta madre, en representación de muchas hondureñas, pide al Gobierno y la Fiscalía que se muevan y hagan búsquedas en campo, “no solo de palabra o por teléfono” porque mientras no generen convenios con el Gobierno de México, “la situación de los migrantes extraviados seguirá empeorando”.
Con fines de ayuda social, si usted, estimado lector, quiere presentar su caso sobre un familiar desparecido en la ruta migratoria puede contactarse con Cofamideaf al número de celular: 9898-7007.
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