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CARITAS HONDURAS PIDE A POLÍTICOS NO MÁS ATENTADOS A LA DEMOCRACIA

CARITAS HONDURAS PIDE A POLÍTICOS NO MÁS ATENTADOS A LA DEMOCRACIA

La organización social Caritas Honduras, ha emitido un pronunciamiento donde aqueja que hoy la democracia del país está en agonía prolongada, por culpa de una clase política que se olvidó de ella para “subirse al carro de la plutocracia del país”.

Y amplía que con el cáncer de la corrupción, narcotráfico y desprestigio,  han descompuesto las instituciones del Estado, como solución piden a los nuevos órganos electorales: “¡Por favor no nos sigan defraudando!”.

 

  

Redacción Central / EL LIBERTADOR 

 

Tegucigalpa. A través de un pronunciamiento público la organización Caritas Honduras, ha pedido a los nuevos órganos electorales que no defrauden al pueblo que sufre las consecuencias de una agónica democracia, manchada además por la corrupción, el narcotráfico y el desprestigio de las instituciones del Estado y la clase política.

 

A continuación el documento íntegro:

 

RECUPEREMOS LA DEMOCRACIA

 

 

“La Iglesia aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica”. (Centesimus Annus, no. 46)

 

Nuestra democracia es como un enfermo con agonía prolongada, todos los síntomas indican que su salud se va deteriorando de día en día, es como el otoño del patriarca que nos decía García Márquez, de no remozarla caminamos hacia su entierro, aunque para una gran parte de la población la democracia murió hace años, el desencanto por su accionar y la desesperanza ante su tardía recuperación hicieron que desapareciera de la mente de muchos hondureños y latinoamericanos.

 

Lo peor de todo es que su agonía tiene nombres de personas que la producen: una clase política que se olvidó de la democracia para subirse al carro de la plutocracia del país, ganándose ese posición con el sudor de la frente del otro; unos partidos políticos que dejaron de ser los intermediarios entre el Estado y la sociedad para transformase en sus esquilmadores, chupándose durante toda la historia de vida republicana, la vida, la riqueza, las aspiraciones y esperanzas de nuestro pueblo,

 

¿Ahora que tenemos? una clase política ciega y sorda, no ve la miseria del pueblo, no escucha el clamor de un pueblo y que hace años a gritos reclama cambios en la conducción del Estado, en cambio tenemos unos partidos políticos preocupados hasta el extremo por mantenerse en el poder, maniobrando de diversos modos, utilizando todos los medios habidos y por haber para conservar y seguirse apropiando de privilegios que los sigan manteniendo en el lugar de los intocables y seguir viviendo de los recursos económicos del país, siendo parte de una burocracia inoperante e incapaz.

 

Encima de todo esto, tenemos el desprestigio de nuestra clase política que ha descompuesto las instituciones del Estado con el cáncer de la corrupción, no existe sector del gobierno que no tenga como apellido la corrupción, narcotráfico y cuando han logrado saltar este escollo adquieren otro apellido: la lentitud, la inoperancia, la incapacidad, la abulia, el desamor al país. Tenemos una nación que en vez de avanzar retrocede cada día en todos sus aspectos, nos encontramos con islitas de modernidad y un mar de pobrezas, atraso, y de carencias.

 

Quisiéramos levantar las esperanza pero siempre nos topamos con la torpeza o la maldad de los gobernantes o de los partidos que aspiran a gobernar, hace ocho años el gobierno en el poder se comprometió a realizar las reformas electorales correspondientes para establecer una ruta que nos llevara a consolidar una democracia con un fuerte Estado de derecho, que solidificara las instituciones, fomentara y respetara la participación de la ciudadanía y se trabajase guiados por un plan de país que paso a paso nos sacara del atraso en que nos encontramos. Pero, ¡Ah desilusión!, seguimos dando vueltas como el alacrán para picarnos la cola, es más retrocediendo como el cangrejo. A nuestra clase política no le interesa, nunca le ha interesado, la nación, no tienen pasión por el pueblo solo tiene intereses.

 

Iniciamos desde el año pasado un nuevo proceso electoral, lleno de incertidumbres, los “beneméritos” Padres de la Patria se olvidaron de los sucesos del 2017 y pusieron a dormir las esperadas reformas electorales, estamos a pocos días de las elecciones internas y todavía no tenemos las reglas claras para este proceso, se hizo un remiendo para salir del paso que puede tener más consecuencias nefastas que soluciones, los partidos en vez de unificarse en torno a un candidato pueden salir más divididos por las acusaciones de fraude y falta de transparencia en los comicios. Los candidatos impuestos no serán la solución, si el pueblo no ha tenido la oportunidad de escoger y elegir a sus representantes.

 

No son pocos problemas sin resolver de manera clara y conforme a la ley en este proceso, las normas emitidas son producto de un acuerdos políticos que de racionalidad jurídica y nacional, por la premura del tiempo quedaran muchos puntos oscuros: la integración de las mesas electorales y como se realiza el conteo de votos y quien trasmite los resultados, como se entregarían las credenciales en blanco o con nombre y apellido y movimiento político al que se pertenece y por si fuera poco ante la no terminación del registro de las personas con que tarjeta de identidad votaremos, la vieja o la tarjeta de identidad… parece que la intención es mantener la situación enredada y seguir con el eterno debate que sirve como propaganda para ciertos políticos que tienen el don de la palabra y de la mentira.

 

Ese debe el turno de la ciudadanía para asumir la dirección de la vida política del país, los partidos son organizaciones de ciudadanos y no organizaciones de cúpulas, debemos de empezar por recuperar la conducción de los partidos, recuperar la democracia al interior de los mismos, recobrar sus ideales y su razón de ser: la conquista del poder para organizar el país en búsqueda del bien de toda la sociedad. Asumir el control de la administración pública mediante la veeduría social, la implementación eficiente de las comisiones de transparencia, y en esta etapa de la historia no permitir que sigan burlando las aspiraciones de un país que sueña y espera algo diferente para el mañana.

 

Tenemos demasiados problemas, ya no le cabe uno más al país: pobreza, sistema de salud deficiente, educación de baja calidad, el desempleo, la violencia exacerbada, las migraciones signo de la fuga del país buscando diferentes horizontes, la delincuencia, y de nuevo la presencia del narcotráfico, y sin ninguna garantía para la población para superar o controlar la pandemia. No se puede actuar con irresponsabilidad ante tantas necesidades del pueblo.

 

Es el tiempo de parar, ante el actual panorama del país debemos volver a la racionalidad del bien común como virtud por excelencia de toda vida política, de devolverle a al país su confianza, de adecentar nuestras instituciones, de actuar con responsabilidad, sentido jurídico y patriótico. No nos está permitido jugar con la vida política del país. Eso sería un suicidio.

 

El Consejo Nacional Electoral (CNE), el Tribunal de Justicia Electoral (TJE), el Registro Nacional de las Personas (RNP), tienen la palabra para iniciar una nueva etapa en la vida política colocando los peldaños de un proceso electoral, con instituciones creíbles. ¡Por favor no nos sigan defraudando!

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