Bajo crecimiento económico, aumento de la pobreza y la desigualdad forma parte del sombrío panorama que agobia a los hondureños, por lo que expertos llaman a la unidad de los sectores sociales para lograr objetivos comunes en beneficio de la colectividad.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. A criterio del economista e investigador del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), Wilfredo Díaz, el crecimiento económico del país se mantiene en 3.5 y 3.6 por ciento y comparadas esas cifras con el crecimiento poblacional –que es alrededor del 2 por ciento– es una tasa muy baja para poder sacar a las personas de los índices de pobreza.
El entrevistado dijo que en los últimos diez años la estadística refleja que las tasas de pobreza no se han reducido y, el nivel de desempleo es relativamente más alto que en años anteriores.
AUMENTA SUBEMPLEO
Díaz alertó que siete de cada diez hondureños no encuentran trabajo y los que lo consiguen son poco remunerados o laboran a medio tiempo o en caso extremo trabajan demasiadas horas y su retribución es exigua.
Sobre el creciente cierre de empresas, el experto explicó que una de las razones que orillan a los inversionistas a tomar esta decisión es el tema tributario. Indicó que el Estado debe usar los recursos provenientes de los impuestos para redistribuir la riqueza, “es decir, dar oportunidad a todas las demás personas”. La tributación es un tema que molesta a los empresarios, pero toda la población lo hace, las personas con menos ingresos pagan, señaló.
Otro problema que obliga al cierre de empresas –afirmó Díaz– es la violencia e inseguridad ciudadana y, en algunos casos, la impunidad que prevalece en el país.
Incluso la seguridad jurídica es un tema evidente y puede generar que la inversión y la empresa cierren operaciones, advirtió.
“No hay seguridad ni siquiera de las personas”, manifestó el economista, quien agregó que otra causa que provoca el problema es la falta de competitividad. Criticó que hay empresarios que no han evolucionado y siguen ejerciendo viejas prácticas laborales que no contemplan ningún tipo de formación al capital humano, sino que mantienen a los trabajadores sin ninguna capacitación.
VIOLENCIA E INCERTIDUMBRE
Para el entrevistado, en el país hay dos problemas que ponen en peligro la inversión; la violencia que tiene un repunte notorio y por otro lado, el próximo año, la incertidumbre que producirá el proceso electoral.
Los inversionistas tienen un comportamiento adverso al riesgo y algunos recuerdan la crisis política que desembocó en el golpe de Estado de 2009, puntualizó Díaz, lo que a su juicio podría frenar en gran medida las inversiones que pudieran venir al país.
No es halagadora la situación del país porque “hay mayor polarización y lo que ello genera es una fisura que hará que el país se vaya degradando cada vez más”, argumentó.
Ante esa incertidumbre, el economista sugirió crear “una fuerza común para poder obtener resultados positivos, fuerza que debe estar basada en el respeto a la ley y la participación ciudadana de los sectores, aunque falta mucho por hacer”. Pero no hay tiempo, advirtió el experto, ya que es peligrosa la tensión que se pueda desbordar y darse situaciones que se vivieron en el pasado como las consecuencias del aumento de la pobreza y menos ingresos.
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