

Agencias / EL LIBERTADOR
Teherán. La justicia iraní condenó a la pena de muerte al multimillonario Babak Zanjaní, quien en algún momento llegó a jactarse públicamente de que, sin él, Irán no hubiera podido vender ni un barril de petróleo en el exterior.
Esta sentencia de muerte, por corrupción, lavado de dinero y fraude, que aún puede ser apelada, es la última de una serie de condenas emitidas por los tribunales iraníes contra empresarios, banqueros y políticos vinculados a Mahmoud Ahmadineyad por casos de corrupción que se han ido produciendo desde que este dejó el poder.
El portavoz del Poder Judicial, Gholam-Huseín Mohseni-Ejei, fue el encargado de hacer pública la sentencia contra el empresario, a quien se encontró culpable del delito de “corruptor de la tierra”, un cargo que la jurisprudencia islámica pena con la muerte y que se aplica a “los que contribuyen a expandir la corrupción en el mundo y a desviar a la sociedad de su naturaleza”.
Zanyaní era el líder de un imperio empresarial con sede en Dubái, que abarcaba sectores como la cosmética, los servicios financieros y bancarios, el turismo, las infraestructuras, los materiales de construcción, la tecnología de la información, supermercados, la extracción petrolífera e intereses inmobiliarios. Antes de la detención de Zanyaní, su empresa estaba valorada en unos 14.000 millones de dólares.
El empresario poseía su propio banco, varias aerolíneas, un equipo de fútbol, el Rah Ahan, una estación de autobuses y una flota de taxis en Tayikistán, país en donde tenía gran parte de sus negocios.
Zanyaní era una de los empresarios más próximos al Gobierno del expresidente Mahmud Ahmadineyad (2005-2013), bajo cuyo mandato se encargó de gestionar varias operaciones de venta de petróleo iraní al exterior, sorteando las sanciones internacionales que pesaban contra Irán.
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