ELECCIONES HONDURAS 2025: EL ALGORITMO, EL PODER Y LA VIEJA MAQUINARIA DEL FRAUDE

¿»La historia se repite tantas veces que hasta parece un chiste: Yo hago fraude, tú haces fraude, él… no hace nada hasta que le toca ser la víctima» . Así comienza su análisis la investigadora social y pensadora hondureña Leticia Salomón, examinando con agudeza la sombra del fraude en las recientes elecciones generales, señalando cómo prácticas normalizadas y alertas desestimadas revelan una profunda crisis de confianza en las instituciones electorales del país.

Salomón advierte que los datos oficiales, las anomalías tecnológicas y la disputa entre los proyectos políticos tradicionales configuran un escenario crítico que exige investigación urgente. Su análisis refleja un sistema atrapado entre viejas mañas, intereses externos y una ciudadanía cada vez más desconcertada.

Leticia Salomón
EL LIBERTADOR
redacción@ellibertador.hn

5 de diciembre de 2025 – A lo largo de nuestra historia política el fraude en las elecciones se ha vuelto tan natural que ya no asombra a nadie; se ha utilizado tantas veces y de formas tan comunes que van desde lo grotesco, zafio y despreciable hasta lo sofisticado, tecnificado y cínico. Forma parte del lenguaje recurrente y de la práctica política entre perdedores de una contienda electoral. Pero cuando este suena como una alerta, se escuchan audios donde se describen los detalles con tanta desfachatez y la gente lo desecha como posibilidad únicamente porque proviene de un adversario, no nos queda más que pensar que “algo huele a podrido en Dinamarca”.

Esto se aplica a todos, sean políticos, periodistas, empresarios, pastores, sacerdotes, militantes y simpatizantes de partidos, observadores electorales y ciudadanos comunes, y se repite nuevamente en el proceso electoral que finalizó el pasado 30 de noviembre concretándose con datos que deberían preocuparnos a todos en lugar de desacreditar a quien lo dijo: Un representante de la más alta instancia electoral dijo algo que impactaría a cualquier ciudadano auténticamente preocupado por la democracia de su país: que el 86.6% de las actas, 13,246 de 15,297 transmitidas desde los centros de escaneo hasta los servidores del CNE y después a los servidores de los partidos políticos “presentan errores e inconsistencias entre el registro biométrico y el contenido del Acta transmitida (archivo digital) a través del TREP… presentan una diferencia de votos equivalente a 982,142 votos (entre el biométrico y las actas). Esto significa ¡Que hay casi un millón de votos que no corresponden a la realidad, que se los aumentaron a unos y/o se los rebajaron a otros!

La sociologa, economista e investigadora hondureña, Leticia Salomón, autora de este articulo.

Lo anterior me recuerda las elecciones de 2009 que siguieron al golpe de Estado de ese mismo año: la Resistencia al Golpe llamó a la ciudadanía a abstenerse de ir a votar como forma de expresar su rechazo y la idea se concretó con tal fuerza que los centros de votación lucieron vacíos y los resultados terribles, lo que obligó a las cúpulas de los partidos Liberal y Nacional a adoptar medidas urgentes para ocultar el contundente mensaje de los ciudadanos: aumentaron en varios cientos de miles los votos totales y se los repartieron de acuerdo al porcentaje que había obtenido cada uno; lo mismo ocurrió con la distancia que separaba al candidato ganador (del partido Nacional) en relación al partido perdedor (el partido Liberal) cuya diferencia era tan contundente que hubiera parecido que el triunfo de los nacionalistas había sido “tan fácil como pegarle a un bolo”.

Lo interesante del caso fue cuando descubrieron la enorme diferencia entre los que habían votado para presidente y los que habían votado para diputados o alcaldes, algo que seguramente saldrá a la luz pública en la actualidad cuando den a conocer los datos oficiales sobre el número exacto con que ganó cada partido, diputado y alcalde. Pero existe otro antecedente: en las elecciones de 2009, como en todas las que se realizaron hasta la actualidad, los representantes de los dos partidos tradicionales, Nacional y Liberal, en consulta obligada con los jerarcas de sus partidos, se encargaron de “arreglar” el problema, negociando aquí o allá, incluyendo los diputados que quedaban y los que salían ¡al margen de los votos que realmente sacaban y al margen de la voluntad del elector! ¡Y eso era vivir en democracia!

Pero hoy parecen encenderse todas las alertas, lo que demanda una exhaustiva investigación para deducirles responsabilidades criminales tipificadas en la Ley como delitos electorales, y esto involucra a todos, desde la empresa contratada para el TREP, las empresas proveedoras de servicios de internet, TIGO y CLARO, los encargados de escanear las actas hasta los técnicos del CNE y las representantes de los dos partidos tradicionales ante ese mismo órgano porque sabiendo lo que ocurría no hicieron nada y hasta salían a dar declaraciones públicas pidiendo calma, tranquilidad y confianza a los militantes, activistas, simpatizantes y candidatos: ¡casi llegaban los pastores a realizar invocaciones religiosas para ocultar una sinvergüenzada terrenal!

Pero tratemos de entender de dónde viene el conflicto electoral actual en rápida evolución a crisis política: El pasado 30 de noviembre se realizaron las elecciones generales que permitirían saber si el partido de gobierno, LIBRE, sería capaz de alzarse con un segundo período electoral y si la oposición política, empresarial, mediática, religiosa y político social que se constituyó como tal, sería capaz de contenerlo y concretar la larga disputa del espacio político en el que la oposición se fue con todo en contra de un proyecto más que de un partido. Los observadores electorales nacionales e internacionales, entre ingenuos, acomodados y cínicos, terminaron diciendo que todo había ido entre bien y muy bien, y en ningún momento se refirieron a los audios entregados por el Ministerio Público que involucraban a una de las consejeras del CNE y al jefe de bancada de su mismo partido, el Nacional, en el que se develaba un fraude en proceso que amenazaba la transparencia de las elecciones; inclusive una de esas misiones se solidarizó con las dos consejeras que hoy aparecen como las responsables directas de lo que está ocurriendo.

Con esos movimientos llegó el día de las elecciones, el Día D, y desde ahí se vieron los siguientes hechos:

  1. La votación en las mesas fue tranquila, sin mayores perturbaciones y por ningún lado se vio el supuesto fraude de LIBRE, ni el papel amenazante de las Fuerzas Armadas, tal como había anunciado la oposición dentro y fuera del país.
  2. Desde el primer Informe oficial del CNE se supo que los dos partidos tradicionales, Nacional y Liberal, fueron colocados a la cabeza con una cantidad inusual de votos dado el porcentaje considerado y que LIBRE, pese a lo indicado por diversas encuestas y una encuesta a boca de urna, iba en un lejano tercer lugar con escasas posibilidades de alcanzar al bipartidismo.
  3. Luego de cuatro días en que la página oficial del CNE “se cae” durante varias horas sin mayor explicación, se produce una carrera tan cerrada entre los dos candidatos del PN y PL, votos más, votos menos, con cambios sospechosos después de cada caída, todos ellos inexplicables desde el punto de vista tecnológico.
  4. Lo interesante es que los dos partidos que se habían aliado para llegar al punto en que se encuentran hoy, se han enfrascado en una guerra de acusaciones y contraacusaciones en torno a la posibilidad de que se esté gestando un fraude en perjuicio del candidato del partido Liberal que siguió insistiendo, cada vez menos por las circunstancias, que LIBRE estaba de acuerdo con el partido Nacional para impedirle ganar las elecciones.
  5. Mientras todos, incluido el mismo partido LIBRE, parecen convencidos de que a este le fue tan mal como dice el máximo órgano electoral, se van concretando las alertas contenidas en los audios denunciados por LIBRE y puestos en circulación por el Ministerio Público, empezando la etapa del autoflagelo, señalamiento de culpables hacia adentro y hacia afuera, frustración extrema y furia creciente, tal como se propusieron los manipuladores de los votos con este primer comunicado, sin considerar el contexto en el que la oposición trabajó con mucha precisión y visión estratégica desde hace muchos meses.
  6. Aunque parezca mentira, la competencia a cuatro días de haberse realizado las elecciones parece ser entre el candidato del partido Nacional (derecha/ultraderecha), ungido por el presidente de Estados Unidos como el favorito para gobernar, y el candidato del partido Liberal (centroderecha) ungido por la cúpula empresarial como su preferido de forma intensa en los últimos meses, aunque seguramente estarían dispuestos a favorecer al otro para no incomodar los designios del presidente de aquel país.
  7. Mientras todos se emocionan por la competencia cerrada y suspiran creyendo que esta es real y que forma parte del espíritu democrático, la historia parece repetirse, esta vez como chiste, recordando que lo mismo ocurrió en 2017 cuando después de “caerse” el sistema apareció como ganador indiscutible el expresidente Juan Orlando Hernández, rápidamente reconocido por Estados Unidos a través de su Embajadora, para anular la opción de cuestionamiento de los resultados.
  8. A todo esto se suma la declaración de la candidata de LIBRE, dos días después, denunciando que 2,655 Juntas que se traducen en 564,133 votos presentan graves irregularidades relacionados con la ausencia de lector biométrico. Comienzan a salir ejemplos de actas en las que la sumatoria coincide en la cantidad, pero los votos del partido Nacional sobrepasan el límite asignado a esas mesas.
  9. Llama la atención que el partido Nacional presentó un TREP (Transferencia de Resultados Electorales Preliminares) paralelo, dirigido y asesorado por un consultor internacional especialista en este tipo de manipulaciones, que tiene la osadía de dar opiniones políticas y no técnicas, y al que más de un periodista lo entrevista como si se tratara de un genio; este personaje altamente sospechoso, estuvo acompañado muy de cerca del mismo personaje del partido Nacional que en 2017 produjo fuertes alteraciones en los mecanismos de transmisión.
  10. El candidato del partido Liberal y su equipo cercano, y otros que le rodean y acompañan aquí y en Estados Unidos, lucen como pobres ingenuos en campo minado creyendo todavía que van a ganar; han empezado a denunciar las supuestas, aunque no extrañas, conversaciones secretas entre líderes políticos pero siguen sin decir nada de las irregularidades al interior del CNE en donde dos consejeras con sus respectivos jefes, terminarán decidiendo quién gana y quién pierde, y con cuantos votos quedan todos los candidatos en esta contienda.

Todo lo anterior que caracteriza a la actual coyuntura electoral nos permite destacar tres aspectos fundamentales para comprender el trasfondo de lo que está ocurriendo en el país:

DISPUTA AGRESIVA ENTRE DOS PROYECTOS

el de los dos partidos tradicionales, Nacional y Liberal, posicionados hoy como dos partidos de derecha con fuerte cercanía a la cúpula empresarial y a los sectores derechistas de Estados Unidos, y el de un partido relativamente nuevo, de centro izquierda, LIBRE, con un proyecto social y económico que lo confronta con la cúpula empresarial y que entró a disputar el espacio político controlado directamente por los poderes fácticos activados de emergencia ante la posibilidad de ser desplazados. Es importante aclarar que no se trata de una disputa electoral normal que requiere respeto a las reglas del juego electoral, confianza en los resultados oficiales y respeto total a la voluntad mayoritaria de los electores. Nada de eso existe en este momento, todo parece ser un inmenso ring de boxeo con peleadores callejeros que aspiran ganar una competencia derribando a sus competidores; es una competencia agresiva y violenta, nada democrática y muy emotiva, pero con un partido moviéndose con los hilos de la tecnología aumentándose a sí mismos cientos de votos y quitándole a otros todo lo que permita el algoritmo.

LAS ELECCIONES GENERALES COMO CENTRO DE LA DISPUTA

Largos e intensos meses de preparación, acción y confrontación de parte de esa oposición multisectorial, fácilmente detectable en la narrativa, selección y manipulación de los hechos, presentan otra realidad naturalmente ignorada por los observadores que sólo observan lo que dice el manual, nos trajeron a esta coyuntura electoral llena de incertidumbre y malos presagios. Veamos cinco rasgos de esa disputa:

a). El posicionamiento injerencista de Estados Unidos. Los mensajes enviados por el presidente de ese país encendieron las alarmas a nivel nacional e internacional. El partido Nacional fue objeto de tanta atención por parte de un mandatario de ese nivel, mucho más cuando ofreció de manera “natural” que iba a liberar al convicto por narcotráfico Juan Orlando Hernández, culpable de convertir al país en un narcoestado en veloz carrera al Estado fallido durante ocho años consecutivos (2014-2022), doce, si consideramos su anterior período como presidente del Congreso Nacional (2010-2014) en un gobierno del mismo partido. Aunque una acción presidencial como esta tiene motivaciones estratégicas o monetarias ajenas a los intereses nacionales, no hay que olvidar que líderes políticos de los dos partidos tradicionales encabezados por el candidato del partido Liberal abrieron la puerta a la intervención al ir a solicitar favores que siempre terminan siendo pagados con los intereses correspondientes.

b) El fraude tecnológico como recurso real e infalible: Existen por lo menos diez momentos potenciales para hacer fraude en el proceso electoral hondureño: en el CNE antes de iniciar el proceso electoral; en el transporte del material electoral hacia los municipios; en los lugares de almacenamiento de ese material en cada municipio; en las Juntas Receptoras de Votos al momento de ejercer el sufragio; en el conteo y verificación; en el llenado de las actas; en la transmisión de resultados (TREP), en el transporte de las actas originales hacia Tegucigalpa; en el lugar de almacenaje en Tegucigalpa (INFOP) y en el CNE al momento de terminar las elecciones. En la historia electoral de Honduras se han realizado fraudes en casi todos esos momentos, aunque destacan los producidos al momento de votar (compra de votos con fotografía de prueba, depósito de votos dobles, intimidación a los electores) y también en el almacenaje en los diferentes puntos del país.

La incorporación del TREP en los últimos procesos electorales ha introducido un tipo de fraude más sofisticado y menos visible relacionado con la tecnología para transmitir los datos de las actas de cierre, en donde se consignan los votos totales, votos por candidatos, blancos y nulos; una manipulación del algoritmo puede enviar información deformada, como por ejemplo, una discrepancia entre el total de votos asignados a esa mesa y el total de votos obtenido por el partido manipulador, aumentando los suyos o reduciendo los de otro u otros, según la intención. El haber anulado la verificación del TREP con los datos totales de las actas la noche anterior a las elecciones, hace que en cada conteo de votos un partido pueda tener 500 o 700 votos de más y otro ver reducida la cantidad de votos que realmente sacó. Otra función del algoritmo vinculado al TREP es seleccionar los municipios en donde obtenga más votos un partido específico, de tal manera que el primer Informe del CNE proporcione datos que manipulan la información de quienes van en los primeros lugares y quién va en el último, todo lo cual significa un irrespeto a la voluntad de los electores que confían en que su voto va a ser determinante para elegir al candidato de su preferencia.

c) Golpe electoral directo a Libre: el objetivo de la oposición multisectorial fue desde el inicio darle un golpe electoral tan fuerte a LIBRE que lo sacara de los competidores iniciales, lo minimizara en el espacio político y lo invisibilizara como futura opción electoral. No era solamente ganarle por un margen aceptable de votos sino eliminarlo de los competidores de tal manera que sólo llegaran a la recta final los dos partidos tradicionales. Hasta ahí podían haber sido aliados y cómplices el PN y PL; el problema se da cuando el candidato del PL se da cuenta de que le están haciendo a él lo mismo que le hizo JOH y el partido Nacional en 2017 y lo mismo que ambos le hicieron a LIBRE en este proceso, aunque el candidato y su equipo siguen creyendo que al llegar los votos de los municipios que creen que ganaron, la tendencia va a revertirse y favorecer a su candidato.

Un golpe electoral se da a un partido político más que a un candidato; se produce para impedir que el partido, LIBRE en este caso, continúe gobernando en un siguiente período; lo promueven sus opositores y se valen de un instrumento, en este caso del CNE; pero también se dio uno similar en el pasado cuando se dio un golpe al presidente liberal Ramón Villeda Morales al final de su mandato para impedir que el partido Liberal siguiera gobernando con su candidato presidencial Modesto Rodas Alvarado en un contexto de guerra fría y anticomunismo feroz que señalaba la reforma agraria como una iniciativa comunista; el instrumento utilizado fue la institución armada y el partido político detrás del mismo fue el partido Nacional, igual que ahora, solo que esta vez viene acompañado del partido Liberal que parece terminar siendo víctima del mismo.

d) Recuperación y reinstalación de la narrativa bipartidista. El golpe electoral a LIBRE restaura el protagonismo de los dos partidos tradicionales, la oposición celebra que vuelven a ser los brazos políticos de los grandes empresarios en el Congreso (y al revés) y que podrán restaurar el pacto de gobernabilidad que los unió en tiempos de JOH y les permitió participar con mucha presencia en la compraventa de votos legislativos.

e) El partido LIBRE estaría en la competencia si no hubieran manipulado sus votos. Seguramente estaría en la recta final compitiendo con los otros dos, empañando sus sueños de reivindicar al bipartidismo interferencia de terceros si la cantidad de votos que obtuvieron todos los competidores fuera real, unos mucho menos y otro mucho más. Afirmar que LIBRE llegaría a alzarse con el triunfo sobre los demás contendientes dependería de una evaluación correcta del impacto real de la presión interna y externa sobre sus votantes. Si este partido hizo o no un buen gobierno y si actuó en consecuencia con los principios que lo definen, merece una atención aparte. Inclusive si influyó la instrucción presidencial del norte, la campaña anticomunista de guerra fría, el compartimento de los pastores evangélicos y uno que otro jerarca de la iglesia católica y ya no digamos la agresiva y violenta campaña mediática, empresarial y religiosa. Pero todos los militantes de este partido y de cualquier otro, tienen derecho a conocer los resultados reales de su campaña, para sacar los aprendizajes necesarios y los ajustes correspondientes, porque eso es vivir en democracia.

HONDURAS EN UN PUNTO CRÍTICO Y UN DILEMA VERGONZOSO

La ciudadanía de este país sigue de cerca el conteo electoral, constata el número de veces y las horas en que “se cae” la página oficial del CNE, hilvana conjeturas, hace apuestas, se emociona y se deprime, se alegra y se apaga como si esta fuera una verdadera fiesta cívica, un ejercicio democrático del cual saldría un ganador aplaudido por todos y que se alzaría como el depositario de la confianza ciudadana. Pero no es así, desafortunadamente; salen las apuestas a favor de uno o de otro y ambos arrastran la historia oculta de su vida particular y de su partido, sus errores y traiciones, y sobre todo, el vergonzoso servilismo ante países externos y su complicidad directa o indirecta en la manipulación de resultados en el conteo electoral. La oposición política, empresarial, mediática, religiosa y político social ha guardado silencio ante la injerencia externa en procesos políticos internos y prefieren girar la cabeza hacia otro lado, abstraerse de la realidad y continuar con esta situación vergonzosa que hace tiempo dejó de ser una fiesta democrática.

Reflexión final

  1. Un proceso electoral debe garantizar a la ciudadanía que su voto cuenta y que va a ser respetado al margen de la preferencia partidaria de los consejeros del CNE. Este Consejo está obligado a garantizar que el proceso sea totalmente transparente y que los resultados sean publicados sin interferencias manuales o técnicas.
  2. El conteo de votos total debe realizarse conforme las actas originales desechando la interferencia del TREP porque ahí están las irregularidades que pudieran concretar la idea de un gigantesco fraude, aunque quieran buscar un chivo expiatorio en la empresa contratada.
  3. Es crucial la intervención del Ministerio Público, como lo anunció el Fiscal General la noche anterior, para construir un auténtico caso ante los tribunales y garantizar el fin de la impunidad electoral aunque señalen la acción como judicialización de la política o interferencia en el órgano electoral.
  4. Para rescatar la credibilidad de este proceso electoral deben desecharse los resultados del TREP fraudulento o con fallas graves e iniciar un conteo acta por acta, transmitida en directo por algún canal en particular y debidamente supervisada por observadores de todos los partidos de la contienda para que al final todos sepan la cantidad real de votos que obtuvieron (urbano-rural, ciudades grandes, intermedias o pequeñas, mujeres y hombres, niños, adultos jóvenes, adultos mayores, nivel educativo) y puedan iniciar sus estrategias de cara al próximo proceso electoral ¡PORQUE ASÍ ES LA DEMOCRACIA, NOS GUSTE O NO NOS GUSTE!

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