Salvador, como figura de la televisión, es un ícono, inspiró a toda una población ignorante a ser lo mínimo: buenos ciudadanos, 400 mil juventudes le creyeron en 2013, no es cosa menor, –algunos con alta educación– en 2017, cuando fue un presidente negado por el crimen; aún en 2021 fue muy querido, pero a meses de la nueva Honduras, dejó de ser opción para la sociedad, nunca se quitó los grilletes “TVC” y se suicidó al formar equipo con esos que le robaron y quebraron Honduras con golpe y narcodictadura.
Lo que nos convierte en hombres y mujeres, como tal –medita nuestro Director Fundador–, es la capacidad de hacer frente al resultado de nuestras decisiones, sea cual sea, Salvita en eso le falló la hombría, se acomodó a la deuda política y tomó como discurso la de “pisto ya tengo, hago esto por ayudarlos a ustedes”; no papaíto, de ser cierto no estaría hoy en campaña por cuarta vez.
Aquí falta orden para una élite política que es nuestro principal obstáculo para desarrollarnos como Nación, ya el circo electoral abrió ahora en marzo y seguirá hasta noviembre 2025 ¡No puede ser! Mientras en lo remoto de la capital, o San Pedro, o la zona de su preferencia, un chispazo de curiosidad invade al hondureño en marginalidad: Que extraño que no se discute cómo JOH nos despedazó tanto ¿Irán a llamar a esos que viven en Nicaragua? ¡Puchica! la “H” volvió a bajar en el ranking –de felicidad, de desarrollo humano o de la FIFA, todo sabe igual: amargo–.
Reflexión
EL LIBERTADOR
redaccion@ellibertador.hn
Tegucigalpa. –¡Estás loco! Ese payaso ni un voto va a sacar ¿No lo has visto que es un señor saltando en pantaloncillos? –dijo en 2013 un político del Partido Nacional, sobre la mesa un par de tragos, puros y los nombres de lideres de bases, aquel viejo “zorro” de la política ignoró a Salvita, no fue capaz de leer el deseo asfixiante del hondureño por encontrar un político, algo diferente entre tantos iguales. –Ni es capaz de renunciar a su chambita (jajaja) –dijo otro del Partido Liberal– ¡Oh sorpresa! El entonces “outsider” logró 400 mil marcas, superado por el PL –el más vetusto y padre del bipartidismo que por más de un siglo empobreció al pueblo Catracho– por apenas 200 mil personas. Salvi representó, sobre todo, a los nuevos votantes, los jóvenes, los que ven deportes y maravillados por el discurso anticorrupción, sin ninguna formación política, miraban en él una posible salida del atraso nacional y le creyeron.
Contra toda lógica tradicional, el presentador de televisión fue presidente. Era 2017 y en alianza con Libertad y Refundación alcanzó la primera magistratura del país, demasiado débil para pelear, excesiva fragilidad mental y carente de espíritu popular, en un bestial fraude electoral encabezado por los gringos, empresarios y militares, Juan Orlando impuso su segundo reinado del terror. Mientras en el cerebro de “Salvis” seguro se cocinaba una contradicción, aquel hombre conservador de profesión y por necesidad de cámaras, empleado fiel del enclave mediático más grande de Honduras, quizá recordaba como con emoción saltaba cuando recibía invitaciones del “4th of July” desde Avenida La Paz o la inclinación necesaria a los militares, miraba por primera vez los colmillos del monstruo, no comprendía qué pasaba. Meses después le mentirían –y él lo creyó– que por “Mel” no lo dejaron ser presidente… Papaíto, defender nuestra autodeterminación es la lucha anticorrupción, por excelencia, de siglos de los mejores hombres y mujeres que tienen su nombre escrito en letras de oro en la memoria nacional.- Reflexión para otro día.
Salvador no pudo ser Nicodemo. Ante la mirada profunda de un carpintero ¿Un Dios o un loco? Que le pedía renunciar a la individualidad para ser colectivo, dejar a los poderosos para andar entre pobres, Nicodemo, después de meditar, nació de nuevo, renació fortalecido como hombre y en espíritu; Salva, volvió a ser lo que siempre fue, no pudo abandonar la mesa de los jefes, dudó en dejar la visa gringa o confrontar las ironías de los militares, fue un río que bajó de la montaña y desapareció en la bastedad del mar, se diluyó y convirtió en un político cotidiano, uno más, esos que se enamoran del presupuesto, que viven de la deuda política, enemigos de rendir cuentas, denunciado primero por Marlene y luego por el secretario Pastor, por no querer demostrar sus gastos. Salvador dejó de ser una opción para la sociedad hondureña, para convertirse en un político tradicional más.
Llegó 2021 y Xiomara Castro alcanzó el poder, con un “Partido Salvador de Honduras”, casi en extinción, pero aún capaz de aportar unos cuantos votos. El ingeniero por fin construía su primera obra, sentía el calor de los descalzos y era abrazado (mirar fotos de esa noche), pero la historia no pertenece a los que ganan una vez, sino a los constantes, ya el poeta alemán, Bertolt Brecht, lo explicó mejor «Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles». Salvita al final de la historia huyó a la inmortalidad, para fundirse con los asesinos, ladrones y narcotraficantes, claro, por ordenes superiores. Cuando los “jefes” ordenan, los subalternos, sin objeción, obedecen.
Una pandemia se expande, caras felices y promesas infinitas, en Honduras habita el demonio de la codicia, donde cualquiera cree que puede ser presidente, lo que debería ser la mayor responsabilidad de una Patria se ha convertido en una cancioncita vulgar y una bolsita de ayuda, tiene más requisitos el mínimo cargo en una empresa que ser presidente, la Constitución faculta que hasta un idiota (mentalmente) pueda gobernar –y ya pasó–: Ser hondureño(a) por nacimiento (que ha se ha incumplido); mayor de (30) treinta años; estar en el goce de los derechos del ciudadano (que ya se ha incumplido); y, ser del Estado seglar. Mínimo debemos impulsar que los que aspiren tengan un examen psiquiátrico, no es cualquier cosa la que administraran, creemos que después de Juanchis y otros psicópatas que han ocupado los cargos públicos es suficiente señores ¡Un pueblo no puede estar en manos de cualquier penco o un demente con delirios de grandeza! Y, lo peor, es que esa élite política, principal atraso de Honduras, es la que sigue determinando leyes y, junto a los políticos disfrazados de empresarios, determinan la repartición de la riqueza y los bienes nacionales.
¿Por qué no hemos discutido que Juan Orlando fue condenado como un criminal que puso a disposición toda la estructura del país para el crimen organizado? ¿Y todos los funcionarios que sirvieron en esta súper estructura? ¿Ya pedimos a Nicaragua que nos envíe a los ahora ultraizquierdistas Ebal y Ricardo? ¡¿Dónde putas está nuestro poder judicial?! Que finalmente es una cenicienta en sueño eterno, débil y controlada, que ya días perdió la venda en los ojos y porta una espada mellada; en lo mínimo falla, al final es el poder ultrajado, el que se dividen y compran los que deberían marcar el orden de la Nación, hay tantos crímenes en Honduras que el Poder Judicial debería trabajar siete días a la semana, 24 horas al día. ¿Cómo es posible que gente como Ana García, Romeo o Asfura puedan siquiera pensar en aspirar a un cargo de elección popular? ¡Dios Santo!
El Congreso Nacional deberá asegurar proyectos nacionales, independientemente del Gobierno, los hospitales, ferrocarril, entre otros que constituyen no un partido político, sino el interés máximo del hondureño; tan decadente es nuestra realidad que a dos años de Gobierno ya hay al menos diez personas que quieren ser presidentes ¿Dónde están las grandes discusiones de país? Seguridad alimentaria, un nuevo modelo educativo que, además de enseñar a leer y escribir, forme un hondureño con capacidad de razonamiento critico y patriota, otra reforma agraria ajustada al siglo XXI, distribución del espectro radioeléctrico, red de hospitales públicos, ¿calidad educativa? ¡No! La discusión es que Salvador Nasralla estaba desnudo en un video, mientras habla del comunismo o Dios sabrá de qué, qué cuál presentadora usó el calzón más bonito en Semana Santa o si algún pastor dice que habla con los muertos…
Ha sido estratégico convertimos en Haití, ser una sociedad de espectáculo, donde Salvador y otros pueden ser presidentes, pues no se trata del desarrollo, sino de entretenimiento, hasta que un día nos estemos comiendo entre nosotros. Avanti.
VEA AQUÍ EL LIBERTADOR, EDICIÓN MENSUAL
Deja un Comentario