De acuerdo con las autoridades mexicanas, en las últimas semanas 15,000 migrantes de Centro y Sur América han sido atendidos, al tiempo que ingresan cientos más, cada día, según reporte de la prensa de ese país, se ingresa hasta 800 solicitudes de salvoconducto, un proceso que cada vez tarda más en ser emitido.
Agencias / EL LIBERTADOR
México. La ciudad fronteriza de Tapachula, Estado de Chiapas, al sur de México, ha colapsado por la exagerada cantidad de migrantes que ha llegado a esa zona para solicitar el permiso de tránsito y permanencia, según reportes de la prensa mexicana cada día son atendidos hasta 800 viajeros que proceden de Centro y Sur América.
Según medios de comunicación, no existe un método factible para apresurar la emisión de salvoconductos y, de hecho, han cuestionado que el Instituto Nacional de Migración (INM), redujo de 30 a siete días de vigencia el documento que “legaliza” la permanencia de los peregrinos.
Ante esta situación, miles han manifestado su desaliento, pues la única alternativa de tránsito que tienen es solicitar la visa por razones humanitarias ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), pero este proceso llega a tardar hasta cuatro meses, provocando una acumulación de peticiones y llegada de más migrantes.
Entre la diversidad de problemas que siguen promoviendo la migración irregular y búsqueda de oportunidades negadas en su país de origen, destaca el caso de la hondureña, Yamileth Medina, quien huyó de grupos criminales tras serias amenazas a su vida y la de su familia.
Medina relata que fue asaltada con armas de fuego por antisociales y, ante el terrible contexto de impunidad, corrupción y violencia en Honduras, optó por buscar refugio junto a sus cuatro hijos, todos menores de edad.
Con lágrimas en su rostro y mostrándose desesperada, explicó que es muy difícil y duro para ella estar en Tapachula, porque está exponiendo a sus hijos, además de que le piden comida y ella ya no encuentra forma de cómo encontrar una salida y poder solventar sus problemas.
La hondureña decidió a salir junto a sus retoños en la última caravana de migrantes con destino a Estados unidos, pero ya que no calificó en la Forma Migratoria Múltiple (FMM) optó por seguir la ruta por cuenta propia, en el trayecto fueron interceptados por la Guardia Nacional y si bien lograron zafarse, haber perdido sus documentos –esenciales para el asilo– le tocó retornar a Tapachula, donde vive en calamidad.
Lo que ocurre en Tapachula refleja que la región vive un flujo migratorio nunca visto en la historia, durante el año fiscal 2022 de Estados Unidos –que contabiliza 12 meses a partir de octubre– documentó 2.4 millones de viajeros en la frontera entre ambas naciones.
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