LA LEGALIDAD DE LOS HIPÓCRITAS, EL JUICIO ES ÉTICO

El excelentísimo dramaturgo, doctor Rafael Murillo Selva dice que el hondureño “tiene una capacidad increíble para hacerse el pendejo”, pero esa expresión no nace de la vulgaridad como cualquier diputado de Zambrano, es construcción histórica que explica el brutal atraso de nuestra sociedad y, el poder que tanto teme la luz del artista, aplica a la perfección esa ley, sus cuadros son hábiles para hacerse los pendejos. Hoy, sus “pichingos” han sido descongelados para atacar la nueva Honduras, sacan lo amargo del hígado y el apestoso aliento de “BK” para advertir que el Gobierno de Xiomara despedaza la “República” y sacan pecho en nombre de algo que odian y temen, “el imperio de la ley”.

Las voces del poder hoy hablan desde la hipocresía, se retuercen atormentadas, mientras los hondureños celebran que los culpables de la catástrofe heredada van a ser juzgados. Y entre seres nefastos conocidos, aparecen unos que teniendo apellidos beligerantes en la “socialite”, han sido sumisos y mandaderos, como buey castrado viviendo sólo para arrastrar el arado, Mauricio Villeda brilla entre esos eunucos, nunca se definió y la gente ni siquiera sabe que es diputado; el otro es Yani que se pelea con “la H” para ver quién dejó ir más oportunidades para dignificarse y darle felicidad total al pueblo.

En los últimos 15 días –desde el 21 de enero– se ha visto y dicho mucho, un “rojinegro” casi hace procesión a Suyapa para no “satanizar” a los nacionalistas que, junto a los “poderosos”, han dado ejemplo de cómo ser oposición, juegan sucio para entorpecer al nuevo Gobierno; el “nuevo Juan” que dice mandar en el Congreso juega a ser importante, pero manda a la aseadora por las llaves del hemiciclo y va a comprar baleadas con 15 guarda espaldas, así es la política cuando no hay un sentido de servicio social, en segundos destruye carreras construidas en años.

 

Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. En aquella quejumbrosa casa un hombre se vuelve arrodillar y eleva las plegarias al cielo o quién sabe adónde o a qué. La piscina brillante y el césped perfectamente cortado ha sido el testigo inmóvil del zigzagueo moral de este hombre, en el “Golpe” humillado y posteriormente al lado de Luis Zelaya, casi parecía que tendría compostura, casi… Pero como dicen los cristianos “¿quién te ha dicho que la iglesia está llena de santos?”, un espectacular quiebre verbal para justificar la bajeza de espíritu. Cierra los ojos y visiones de él sentado con los que alguna vez condenó le atormenta el alma, esos que llamó corruptos, ladrones y delincuentes hoy son sus amigos, con ellos cuenta y suma votos, y escapa picarescamente a los bosques a tener aquelarres, lejos de la sociedad y lo llaman “legalidad” y corren del lugar, unos en blindados y otros en helicópteros, lo importante es huir… de quien les dio el voto.

Y en esos votos de confianza, sigue recordando el sacrosanto hombre, que desde niño visitaba la virgencita, la “morenita” le dicen en la televisión los trasnochados periodistas; y eleva el pensamiento hacia los valores que el padre alguna vez inculcó. En un breve espacio de silencio decide que apoyará todo lo podrido de Honduras, otra vez como en el Golpe, sus jefes serán seres de dudosa espiritualidad y gritará en Twitter: “Lo hago por Honduras”; entonces, Josemaría Escrivá de Balaguer, padre fundador del Opus Dei que está enmarcado en la pared, voltea hacia otro lado y le niega la mirada. Mauricio Villeda ha decido callar, ha decidido seguir su vida de mandado en mandado, de patrón en patrón y de pecado en pecado. Así como un Cardenal que toma las manos de la odiada mujer, a la vándala de esos días de bala viva y abundante gas pimienta, y le dice, casi como amenaza o como premonición de brujos en comunidades malditas: “Señora presidenta no tema, ha empezado a los pies de la madre, pero hay que tener fe, no hay que desanimarse, aunque grandes parezcan los problemas”, palabras que muge al ras del suelo, cerquita del infierno, pues Dios ya no lo escucha. Y doña Xiomara con desprecio, ve hacia otro lado y quizá recuerda “un baño de sangre”. Le coge la mano no por reconciliación, la presidenta lo hace por cortesía, es la presidenta de todos, hasta de los malnacidos.

Una cascada de expresiones tropezadas, expulsadas de un cerebro confundido nos han regalado algunos personajes. “Han satanizado al partido Nacional”, dice el sacrílego diputado con nombre del “Dios único”, expulsado por ser traidor a las directrices de su partido ¿Qué jodido tiene que estar uno para ser electo con la mayor aceptación popular en la historia del país e irse aliar con los indeseables, con los vendedores de la Patria, con los que han mandado a matar, los que agredieron, los fomentadores del odio? ¡Aaaah! eso es política al trasluz del caleidoscopio, uno que es pendejo y no entiende, además dirán “Mel lo hace, negocia con ellos” la justificación de los errores es el aguafuerte de los mediocres. Solo una pregunta, es para una tarea ¿cuándo fueron a pedir el voto les dijeron a los electores que de ganar se unirían al Partido Nacional? ¿O estratégicamente esperaron ser nombrados para decir “es que esto así es”? podríamos traducirlo como: hipocresía. Y, por cierto, ¿cómo le hicieron para estar puntuales en Zambrano si su convocatoria giró sólo con 6 minutos para un viaje de mínimo dos horas? ¿Acción premeditada o aprendieron hechicería con el “Dr. Strange” para viajar entre el espacio y el tiempo?

Dice el dramaturgo y maestro genial, el doctor Rafael Murillo Selva –es de esos hondureños tan geniales que el poder mejor esconde, demasiada luz en tanta tiniebla–, que el hondureño “tiene una capacidad increíble para hacerse el pendejo”, pero no lo expresa desde la vulgaridad ¡Por favor! No hablamos del Chele Castro; el intelectual Selva hace un desarrollo antropológico, histórico y sociológico del hondureño para entenderlo en el presente, para entender el “valeverguismo” como una construcción cultural e histórica. ¡Pero que habilidad más maravillosa la de distintos sectores del país para hacerse los pendejos! Esos que en 2009 tenían caricaturas, que le buscaron un sinónimo de legalidad al crimen, “sucesión constitucional”, esas sombras, no hombres, escondidas en los refajos de las faldas femeninas, esos delicados sectores que cuando su amada “institucionalidad” se despedazaba nunca dijeron nada, por cobardes, porque si algo tiene la alimaña habladora, es la capacidad de acomodar la moral como si fuera un traje ajustable, que aparezca un tipo como Juan Carlos Barrientos para hablar del respeto de la Constitución ¡Ay por favor! Señor, mejor sírvase una Whopper doble; espaldas gelatinosas que olisquean en el aire los deseos de los amos y del poder y aparecen los innombrables, voces gastadas y apoyan como siempre lo han hecho, la nueva cara de la bestia que vivió por 12 años y se niega a morir, esos que apoyaron al viejo pichingo y hoy a la nueva.

Las alianzas en política son para avanzar, el diálogo es la herramienta de los sabios, pero cuando un delincuente se llama diputado, no es un tema de “política”, es de justicia; la mayoría de los diputados reelectos en ese Congreso tiene asuntos pendientes con la ley que, por cierto, los que gritan ahogados en su saliva que el país se derrumba ¿Debo recordarles cómo se eligió la Corte Suprema de Justicia? ¿Se les olvidó que para instaurar una reelección fueron asesinadas personas? ¿No sentían que el país se despedazaba? Ese es el problema de vivir demasiado tiempo en el sometimiento, el esclavo se enamora de las cadenas, imagino que seguirán la moral hipócrita de Tartufo y me dirán: “Pecar en silencio no es pecar”.

Solo dos actores en esta situación merecen el más bullicioso aplauso: los nacionalistas y los grupos de poder. Los demás son un grupito de bobos embebidos de un ilusorio poder que perderán más temprano que tarde, esos que confunden el puesto de trabajo, con la chateadera en Twitter; los azules porque dentro de la política vernácula lo están haciendo bien, creando caos, impidiendo al nuevo Gobierno siquiera instalarse y hacer parecer al oficialismo como inútil, usando la demagogia ¿Recuerdan desde cuándo Yani y Toño decían que apoyarían a alguien de Libre para la presidencia del Congreso? Señores esto no se gestó en tres días… y los azules lo hacen bien, tal vez aprenden los demás cómo se hace oposición desde la puercada; luego están los grupos de poder, los que facilitan las camionetas blindadas, las aeronaves, los mil guardaespaldas, alguna vez se los dieron a Juan, pero Juan ya no existe, los patrocinadores del caos y que hacen parecer que la lucha es apenas un puñado de hombrecitos y mujercitas que creen hablar en nombre del pueblo, como si sufre afonía; obviamente el mundo de los negocios siempre pide una taza de retorno, siempre, pero lo han hecho tan bien que los que de verdad necesitan ese poder del Estado, son tan invisibles que solo se habla de los amantes de la vanidad, los desesperados por llamar la atención, los prisioneros de la piel.

Realmente vergonzoso el papel de un Yani, cipote criado en algodones, un ser que era “dueño fundador” de un conglomerado cuando ni siquiera había nacido, hoy sirviéndole a los que destruyeron sus negocios y como dijo él, en referencia a su padre “me lo mataron”, hoy comparte la mesa con esos tipos, envuelto en videos llenos de vulgaridad y el sofisma como arma disparada desde la boca, hablando de diálogo con el puñal en la espalda –y se cumple lo que advertimos, siendo manzana de discordia para tener al Partido Liberal en cuidado intensivo– ¿Dónde quedó el carácter de líder que le enseñan a uno en el MBA Bussines? Rebajados a simples conductores de Tomás, Mario o Gladis Aurora, foráneos de escuelitas públicas y carencias infantiles que saltan a la vista en la piel curtida y en el desborde de complejos de inferioridad cuando tienen enfrente al que parece importante; para los jefes que Yani trabaja hoy, son los mismos que estallaban en carcajadas, cuando los empleados de Diario Tiempo, ponían los pies sobre los diarios y arrojaban cáscaras de banano en señal irrespeto; esos jefes, que se divertían viendo como los taxis llenaban de embutidos los vehículos; esos jefes, que en complicidad murmuraban la desgracia de Yani, bañándose en la pila de la gélida prisión. Pero, imagino que como eso es política y yo no sé de eso, pues no lo comprendo. Esas cosas como dignidad, orgullo, virtudes, nos las quedamos los pendejos que no le entendemos al trámite, supongo es así. Yani, nos confirma que ese partido fue hasta la muerte la otra ala de la bestia que desde siempre ha chupado la vida del pueblo hondureño, que mantiene enfermo y en harapos a Honduras.

Que callen los que siempre callaron, los cómplices del silencio, que no murmuren hoy los miedosos que a ellos no les pertenece el momento de los hombres y las mujeres, seres como Guadalupe Ruelas, Miriam Miranda, Berta Oliva, Juliette Handal, Edmundo Orellana, Julio Escoto, Rodolfo Fasquelle, defensores de la vida en todas sus expresiones y otros con esa altura, que fueron luz cuando la noche era obscura, son los que tienen derecho de hablar.

Pero no hablen de legalidad, si la hipocresía los viste, no es un tema de leyes, es un tema de ética y, esa palabra, ustedes ni en mil años la entenderán.

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