Por el interés de los hondureños y la trascendencia internacional que acarrea la obra escrita por Martha Alegría Reichmann, donde narra la historia obscura del cardenal Óscar Andrés Rodríguez, con la propiedad de haberlo tratado en su casa como un miembro más de su familia y la influencia de su esposo en las altas esferas del Vaticano hasta convertirlo en purpurado.
“A pesar de las presiones jamás quise renunciar a mi lucha por la verdad y la justicia. Nunca quise ver hacia los lados, porque mi mirada estaba fijada en el camino que me iba trazando Dios”, así ha reflexionado Alegría Reichmann, en este artículo enviado a EL LIBERTADOR en el que describe el proceso que llevó su libro “Traiciones Sagradas” al público anglosajón.
Por Martha Alegría Reichmann
El LIBERTADOR
redaccion@ellibertador.hn
Después de haber publicado mi libro «Traiciones Sagradas» en español, tenía la inquietud de que fuera publicado en inglés pero sabía que sola era casi imposible lograrlo. En Roma consulté con dos amigos periodistas y uno de ellos me puso en contacto con un editor de Estados Unidos quien me dijo claramente que de 50 editoriales en su país a quienes podría consultar, quizá a unas dos podría interesarles porque ese tema a casi nadie le gustaba tocarlo.
Al regresar a casa algo decepcionada, tomé mi libro, lo envolví en mi pañuelo con el rostro de Jesús tal como quedó impreso en la Sábana Santa, lo coloqué sobre un mueble y frente a una pintura también de Jesús en vida, le dije: «Dios resucitado y Todopoderoso… esto es lo que yo pude hacer y ya no puedo hacer nada más. Si Tú quieres que esta verdad se difunda y prevalezca, haz con este libro lo que quieras. Lo dejo en tus manos… Señor.
Unas semanas antes me había entrevistado un medio español al cual le había dicho: «Al publicar mi libro sentí como si había dejado escapar un pájaro que había tenido enjaulado y ese pájaro volará hasta donde Dios quiera que vuele».
Pasaron cuatro escasos días de cuando puse mi libro en manos de Dios y al quinto día recibí una llamada de una corresponsal de un medio de Estados Unidos, Diana Montagna quien había escrito un artículo sobre mi caso y me dijo que tenía algo para mí. Nos reunimos y mostrándome su celular me dijo: «esta carta es para usted, puede leerla».
Una persona me comunicaba que mi libro había llegado a sus manos providencialmente y que había quedado altamente impresionado al leerlo y que lo consideraba muy importante para poder dar a conocer la corrupción dentro de nuestra Iglesia Católica y que la está perjudicando enormemente desde hace muchos años.
Me explicaba que él trabajaba para un medio católico que, por el bien de la iglesia, se interesa en denunciar tal corrupción, y que si yo no tenía una editorial que pudiera publicar mi libro en inglés, ellos estaban muy interesados en hacerlo por su cuenta si yo los autorizaba. Firmaba la carta nada menos que el señor Matthew Cullinan Hoffman, un corresponsal del prestigioso medio de comunicación internacional LifeSite News.
Quedé estupefacta. Casi no podía creer lo que había leído. Era como una alucinación y era algo real. Pero lo más emocionante ¡es que era una respuesta clara y contundente venida directamente de Dios! Más claro no podía ser porque solo cinco días antes yo había puesto exactamente esa petición en sus manos. Respondí inmediatamente la carta aceptando la oferta y semanas después firmamos un contrato en el cual los directivos fueron muy generosos conmigo.
Busqué información sobre LifeSite News y me dí cuenta de que es el medio católico independiente e imparcial más prestigioso del mundo, fundado en 1997 en Canadá y Estados Unidos dando cobertura a todo el planeta. En sus inicios tuvo problemas porque habían asumido el valor de denunciar los actos de corrupción dentro de la iglesia y eran constantemente atacados pero poco a poco fueron adquiriendo prestigio y altísima credibilidad porque probaban todo lo que publicaban.
En 2019 habían cerrado con más de 100 millones de visitas en sus portales. Al leer esta información quedé totalmente asombrada porque entendí que Dios no había escogido una editorial cualquiera para hacer una nueva edición de mi libro; no, Dios acogió a un medio católico prestigioso y potente, uno que lucha por limpiar la iglesia que atraviesa por uno de los peores momentos de su historia.
Posteriormente tuve otra emoción muy fuerte cuando me comunicaron que ellos dentro de su organización fundaron una editorial llamada Faithful Insight Books y que la fundaron especialmente para poder editar mi libro. Esa editorial queda instalada para editar posibles futuros libros. Otra cosa que me causó gran emoción fue cuando supe que el prólogo se lo estaban solicitando nada menos que al ex nuncio en Washington, Monseñor Carlo María Vigano, famoso por haber tenido el valor de denunciar al Papa Francisco por encubrir al cardenal estadounidense Theodore Edgar McCarrick y denunciar también al cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga por «condenar a las víctimas para salvarse él mismo», en un documento que nadie pudo desmentir. En ese documento también denunció la traición de Rodríguez Maradiaga a sus amigos, incluso a mi esposo, el extinto Embajador hondureño en el Vaticano, Alejandro Valladares y a esta servidora.
Deteniéndose a pensar en todo este contexto tan sorprendente y maravilloso acaecido en torno a mi libro, he llegado a la conclusión de que «Traiciones Sagradas» en español, fue solamente un ensayo para todo lo que tenía que venir. Sin la mano de Dios mi libro no hubiera tenido tanta transcendencia, sin embargo, la nueva edición que está hecha de manera profesional y editada con absoluta nitidez, ya está siendo difundida a nivel mundial.
LifeSite ha corroborado todo lo que ahí está escrito, han investigado todo minuciosamente, me hicieron cientos de preguntas, se pusieron algunas cosas más claras y se eliminaron otras que solo podían tener alguna importancia en Honduras. Otra cosa que he podido comprobar es algo que había manifestado desde el principio: «que en todo esto me he sentido instrumento de Dios». Esto lo he comprobado de manera clara y absoluta al recibir esa respuesta inmediata que vino de lo alto. Tiempo atrás, en un momento de confusión, le había preguntado a Dios: «Señor… ¿por qué no escogiste a un hombre fuerte, potente e importante para sacar a la luz todo esto? ¿Por qué a mí tan insignificante y tan sola?
Pero sé que a Dios no se le cuestiona, solo se le obedece. Él no se equivoca. Pero si Dios me hubiera preguntado si aceptaba pasar por todo lo que he pasado, sufrir todo lo que he sufrido, saber todo lo que he sabido para que al final «se pregone en los tejados lo que se planeó en el sótano», quizá yo le hubiera respondido: «Mejor escoge a otra persona, Señor… porque yo no creo ser apta, ni fuerte, ni preparada”.
Pero he aprendido que Dios nos pide que nos pongamos su armadura para emprender las batallas que nos asigna y eso fue exactamente lo que hice. A pesar de las presiones jamás quise renunciar a mi lucha por la verdad y la justicia. Nunca quise ver hacia los lados porque mi mirada estaba fijada solamente en el camino que me iba trazando Dios. Siempre quise permanecer fiel a su voz que me ordenaba que fuera fuerte, valiente, firme y decidida. Mi objetivo primordial ha sido y siempre será serle fiel a Dios y heme aquí… en paz y victoriosa. Porque solo Dios da la Victoria.
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