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HONDURAS / UN “10” AMADO POR LOS PUEBLOS, ODIADO POR IMPERIOS

HONDURAS / UN “10” AMADO POR LOS PUEBLOS, ODIADO POR IMPERIOS

Diego Maradona trascendió las canchas para participar activamente con movimientos sociales y apoyar la lucha de las minorías, confrontó el imperialismo estadounidense, a cuyo país no pudo volver a ingresar desde que dio positivo a la prueba antidopaje en el mundial de 1994, denunció la corrupción en FIFA –máxima autoridad del fútbol–, apoyó el derecho de Palestina a tener su Estado propio y fustigó los lujos de la iglesia.

 

“El día es horrible. Anoche me comunicaron que murió el más grande; el más grande sin ninguna duda. Fidel Castro nos dejó. Fue muy chocante y muy terrible porque Fidel fue como mi segundo padre”, lamentó Diego por la muerte de su gran amigo e ídolo Fidel, quien falleció el 25 de noviembre de 2016, sin sospechar que justo cuatro años después él también dejaría este mundo.

 

 

 

Redacción Central / EL LIBERTADOR

 

Tegucigalpa. Zurdo en la cancha de fútbol y zurdo ideológicamente. Así fue “El 10” argentino: Diego Armando Maradona, quien este 25 de noviembre ha dejado el mundo terrenal para ser parte de ese eterno equipo de personajes que han moldeado la historia.

 

El mundo le rinde sentidos tributos, pero este rotativo ha querido rememorar la postura ideológica del Diego que, salido de un barrio pobre a 40 km de Buenos Aires (la capital argentina), encaró imperios ganándose el corazón de los empobrecidos del mundo. Ser campeón del mundo en México 86 fue uno de sus mayores logros deportivos, pero fuera de la cancha también libró batallas y obtuvo momentos imborrables.

 

Por ejemplo, en 1987 viajó a La Habana para conocer a su ídolo y presidente de Cuba, Fidel Castro, a quien le obsequió una camiseta de la Selección de Argentina. Y con el pasar de los años, se mantuvieron en contacto a través de cartas y con las visitas que, de vez en cuando, “El 10” le hacía a Fidel en La Habana; y Maradona jamás escondió su pasión por la izquierda latinoamericana así como su amistad con el ex presidente de Venezuela Hugo Chávez, a quien consideraba el mejor discípulo de Fidel; el presidente nicaragüense Daniel Ortega, el ex mandatario boliviano Evo Morales y el matrimonio y ex presidentes argentinos Nestor y Cristina Kirchner.

 

Pero en Estados Unidos le aguardaban desagradables noticias, que influyeron en su vida para siempre. Permanece intacta en la memoria del fútbol cuando en el Mundial USA 94, después del partido contra Nigeria donde los suramericanos vencieron 2 a 1, Diego abandonó la cancha de la mano de una enfermera para practicarle la prueba antidopaje.

 

Cuatro días después el mundo conmocionó con la noticia que Maradona había dado positivo por cinco sustancias con efectos estimulantes: efedrina, norefedrina, pseudoefedrina, norpseudoefedrina y metaefedrina; Maradona negó haberse drogado y dijo una de sus emblemáticas frases: “Me cortaron las piernas”.

 

Desde ese año, el gobierno estadounidense le negó la visa y no pudo volver a ingresar a ese país, pese a que en 2018 había solicitado ir a Miami para presenciar el juicio de su ex esposa Claudia Villafañe, sin embargo, nuevamente le negaron la solicitud después que en una entrevista con Telesur al ser preguntado qué opinaba del presidente Donald Trump, Diego dijo: “Trump es un chirolita [títere]”.

 

ZURDA DE ORO

De hecho, en su hombro derecho llevaba tatuado el rostro de Ernesto “el Che” Guevara, a quien llamaba “mi mártir”, y en la pantorrilla de su mágica pierna zurda se tatuó el rostro de su amigo Fidel. Quizás los llevaba retratados en su cuerpo como una forma de reafirmar su vocación contestataria ante todo aquello que incomoda, que oprime.

 

También se le recuerda por expresar polémicas críticas, que van desde su marcada lucha contra el imperialismo estadounidense como decirle “asesino” al ex presidente estadounidense George Bush, sumarse a la lucha de minorías o movimientos sociales, denunciar la corrupción en la FIFA –máxima autoridad del fútbol mundial–, apoyar el derecho de Palestina a tener su Estado propio y hasta confrontar los lujos de la iglesia.

 

Una de sus anécdotas fue justamente cuando visitó el Vaticano durante el papado de Juan Pablo II.  “Entré y vi el techo de oro. Y me dije cómo puede ser tan hijo de pu… de vivir con un techo de oro y después ir a los países pobres y besar a los chicos con la panza así. Dejé de creer, porque lo estaba viendo yo”, contó en su libro autobiográfico “Yo soy el Diego”.

 

Y cuando el arzobispo de Buenos Aires, el jesuita Jorge Mario Bergoglio, fue anunciado como el nuevo Papa Francisco, Maradona retomó su confianza en la iglesia al afirmar: “De ahora en adelante soy el capitán del equipo de Francisco”, y desde entonces estuvo involucrado en iniciativas humanitarias como el Partido por la Paz.- Un dato curioso es que también visitó distintos países con su “Showbol”, un equipo de leyendas argentinas para juegos amistosos con causa, fue así que en 2006 hizo su única visita a Honduras para enfrentar a ex mundialistas de España 82 y jugadores del Real España.

 

Pero sin duda “El 10” profesaba una profunda admiración por el líder cubano Fidel Castro, a quien consideraba un “segundo padre” después que en el año 2000 Fidel le ayudó a rehabilitarse tras una recaída por su adicción a las drogas; el mandatario lo internó en la clínica internacional “La Pradera” en La Habana por varios meses.

 

Un dato curioso es que además del pensamiento ideológico, la pasión por la política y el deporte, el sueño por una América Latina sin cadenas y el gusto por los mojitos y habanos, Fidel y “El 10” ahora comparten una fecha: ambos han muerto el 25 de noviembre, pero con cuatro años de diferencia.

 

El líder cubano falleció el 25 de noviembre de 2016, y Maradona no dudó en lamentar su partida. “El día es horrible. Anoche me comunicaron que murió el más grande; el más grande sin ninguna duda. Fidel Castro nos dejó. Fue muy chocante y muy terrible porque Fidel fue como mi segundo padre”, dijo y agregó: “Yo viví cuatro años en Cuba y Fidel me llamaba a las dos de la mañana, nos tomábamos un mojito para hablar de política, o de deporte o de lo que sucediera en el mundo y yo estaba dispuesto para hablar, ese es el recuerdo más lindo que me queda”.  

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