Los damnificados por la pandemia y los huracanes “Eta” e Iota” hoy sufren las consecuencias de un Gobierno que nunca administró los recursos del Estado pensando en el bienestar de toda la población, las ayudas que llegan del exterior no son suficiente y cada día es más angustiante porque no deja de llover.
Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Todavía no ha parado de llover en todo el país después de dos ciclones, el Valle de Sula está en emergencia. Las inundaciones siguen, los damnificados suman, cada día son más los evacuados a albergues improvisados, el fin de semana de nuevo el río Chamelecón inundó la sufrida ciudad La Lima, son varias las colonias de nuevo bajo el agua lodosa.
Los últimos informes de metereología pronostican que en las próximas horas volverá a desbordarse el caudaloso Chamelecón, mientras, los sampedranos y, en general hondureños, protestan en redes sociales, criticando el porqué el gobierno de Honduras jamás ha realizado las obras de ingeniería de gran envergadura para reducir y eliminar las cíclicas destrucciones del país y enormes pérdidas de vidas y de la economía por carencia de infraestructura de mitigación y prevención de desastres naturales. La mentalidad de pedigüeño nacional e internacional ha primado en los gobernantes.
En los refugios las ayudas del Gobierno de Honduras no son suficientes, el Comité Permanente de Contingencias (Copeco) ha hecho llegar donaciones de países aliados como Japón, que donó colchones que desgraciadamente no son adecuados para la talla de los hondureños, porque están hechos a la contextura física de los nipones y, apenas, servirá para que los niños puedan reposar o jugar, al menos hasta sentir el frío en los suelos de cemento.
El pueblo que perdió todo por las tormentas se pregunta dónde están los casi 300 mil millones que dispone el Gobierno Hernández como parte del Presupuesto General de la República, instrumento que debería asegurar la buena vida y, que bien administrado, puede extender una mano fuerte en estos tiempos de angustia de casi 100 mil hondureños que quedaron en la calle.
Según cifras extraoficiales, al menos tres millones de personas fueron afectadas por “Eta” e “Iota”, Copeco nunca demostró tener un plan de contingencias y mucho menos uno de rescate integral que incluya la remodelación o construcción de las viviendas para que los damnificados retornen a sus vidas independientes.
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