Las elecciones que celebrará Nicaragua en noviembre de 2021, estarán marcadas por la ola de manifestaciones realizadas en 2018, que comenzaron por unas reformas en el seguro social y desembocaron en protestas contra el gobierno de Daniel Ortega.
Agencias / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. En sesión virtual, la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), ha aprobado este 22 de octubre una resolución que exige al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, reformar el sistema electoral antes de convocar las elecciones generales previstas para noviembre de 2021.
La resolución se aprobó con el voto a favor de 20 de los 34 miembros activos de la OEA (Cuba pertenece al organismo pero no participa desde 1962); mientras que 12 se abstuvieron y dos votaron en contra: la propia Nicaragua y San Vicente y las Granadinas.- Entre los países que se abstuvieron destaca Honduras por la región centroamericana, representada por el canciller y “superministro” Lisandro Rosales, además de la abstinencia de Guatemala.
La iniciativa de la OEA pide que “se establezcan compromisos concretos de reforma electoral, en particular la modernización y reestructuración del Consejo Supremo Electoral (CSE), antes de que el Estado convoque elecciones generales, o a más tardar en mayo de 2021”.
La resolución pone especial énfasis en la necesidad de modernizar el CSE y que el gobierno nicaragüense acepte el despliegue “amplio y efectivo” de misiones de observación electoral. La OEA consideró “esencial” que el proceso electoral “conduzca al ejercicio efectivo de los derechos civiles y políticos, incluidos los derechos de reunión pacífica y la libertad de expresión, y al registro abierto de nuevos partidos políticos”.
Washington ha emprendido una fuerte campaña para que el texto se apruebe y, de hecho, este miércoles 22 de octubre, el embajador estadounidense ante el organismo, Carlos Trujillo, consideró que la resolución “reconoce la amenaza que existe para los derechos humanos” en el país centroamericano.
Por su parte, el embajador de Nicaragua ante la OEA, Luis Alvarado, rechazó la resolución al considerarla un instrumento “injerencista” en la política de su país. “Nicaragua no es colonia de nadie y, por tanto, no acepta imposiciones de gobiernos imperialistas ni de organismos subordinados a ellos sobre sus asuntos internos, que son de exclusiva competencia de los ciudadanos nicaragüenses”, ha dicho Alvarado.
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