Redacción Central / EL LIBERTADOR
Tegucigalpa. Este 1 de mayo será amargo para miles de millones de trabajadores en el mundo debido a la crisis sanitaria y económica que instaló el Covid-19. Honduras, que en el último decenio ha cargado con una economía sin signos vitales, ya sufre el golpe de la recesión que obliga a miles de personas a protestar en las calles por alimento.
Para el 9 de abril pasado, el titular de la Secretaría de Trabajo, Carlos Madero, estimó que al menos 450 mil hondureños serían suspendidos de sus empleos durante la crisis sanitaria y hoy, reporta que hay 125 mil solicitudes para “congelar” los contratos, más de 100 mil amparadas en la “Ley de Alivio”.
Son pocas las empresas que han podido mantener el gasto de sus planillas, algunas han modificado los contratos reduciendo salarios para poder pagar impuestos y la “extorsión” de la Empresa Energía Honduras (EEH), que en el último mes ha cobrado una tarifa promediada, que sin hacer medición exacta, puede hasta triplicar la factura.
Aunque el Gobierno presentó medidas para estimular a las empresas y que los hondureños no pierdan sus empleos, a la fecha no ha habido un impacto significativo y, de hecho, las denunciar “preliminares” de corrupción han provocado que industriales opten por abandonar las mesas de trabajo para hacer frente a la crisis.
Honduras entra al segundo mes resistiendo al Covid-19 y las diferentes organizaciones que velan por los derechos del trabajador se sorprenden que todavía no existe un “pacto social” para atender el problema de la seguridad alimentaria, a pesar que especialistas de la economía recomiendan un esfuerzo conjunto para focalizar tareas que den un respiro al angustiado pueblo.
En tanto, para la Organización Mundial para la Salud (OMS): “La pandemia está lejos de terminar”. Y el hambre crece en Honduras.
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