IBRAHIM TRAORÉ, EL JOVEN QUE DESAFÍA AL IMPERIO Y PROMUEVE LA JUSTICIA SOCIAL EN ÁFRICA

Ibrahim Traoré ha sobrevivido a varios intentos de asesinato y golpes de Estado; su postura, a criterio de analistas, inquieta a gobiernos como Francia y Estados Unidos, pues no solo está llevando prosperidad a Burkina Faso, sino que, además, promueve un mensaje de desarrollo y libertad para África.

Redacción Central / EL LIBERTADOR

Tegucigalpa. En el corazón de África Occidental, donde aún laten las heridas del colonialismo y la riqueza del subsuelo ha sido durante décadas saqueada por intereses extranjeros, ha surgido una figura que encarna una esperanza renovada: Ibrahim Traoré, un joven militar de 37 años que lidera Burkina Faso con un discurso de soberanía, dignidad y emancipación africana.

Desde que asumió el poder en octubre de 2022, tras encabezar una rebelión militar contra el gobierno de Paul-Henri Damiba —acusado de ineptitud ante la inseguridad y sumisión a Francia—, Traoré ha captado la atención mundial por su postura firme frente al neocolonialismo y su audaz programa de transformación.

Ibrahim Traoré nació en 1988 en Bondokuy, una pequeña localidad en el oeste de Burkina Faso. Estudió geología antes de ingresar a la academia militar en 2006. Participó en misiones antiterroristas en el norte del país y ascendió rápidamente en las filas del ejército por su disciplina y liderazgo.

Fue en medio de una crisis nacional —marcada por el avance de grupos yihadistas, pobreza extrema y descontento con la clase política— que decidió tomar las riendas del país. A los 34 años, se convirtió en el jefe de Estado más joven del mundo.

 

EL LEGADO DE SANKARA

Traoré no es un líder más. Muchos burkineses lo ven como el heredero espiritual de Thomas Sankara, el carismático presidente revolucionario asesinado en 1987 tras intentar construir una nación autosuficiente y anticolonial.

Como Sankara, Traoré ha denunciado abiertamente la explotación extranjera, la dependencia de la ayuda internacional y la interferencia de potencias como Francia. Ambos comparten una visión panafricana: una África unida, libre, soberana y dueña de sus recursos.

En sus discursos, Traoré ha citado a Sankara y retomado su ideario con hechos concretos: expulsó a las tropas francesas, rompió acuerdos militares desequilibrados, y comenzó la nacionalización de minas de oro que por años beneficiaron a empresas extranjeras mientras el pueblo permanecía en la pobreza.

Miles de burkineses protestaron para impulsar la salida de militares franceses del país y mostrar su apoyo al gobierno que dirige Traore.

Burkina Faso es el cuarto mayor productor de oro de África, con cerca de 100 toneladas métricas en 2023, según el Consejo Mundial del Oro. Sin embargo, más del 40 por ciento de la población vive por debajo del umbral de pobreza, reflejando la desigual distribución de la riqueza.

En respuesta, el gobierno de Traoré ha iniciado una ofensiva para recuperar el control de los recursos naturales. Una de sus primeras decisiones fue suspender licencias mineras a empresas británicas y canadienses que no beneficiaban a la nación.

“Durante años nuestros recursos han salido del país sin mejorar nuestras condiciones de vida. Eso debe terminar”, declaró en una comparecencia pública.

Burkina Faso se ha abierto camino a la multilateralidad y ha mantenido relaciones cercanas con Rusia, actor importante en el desarrollo de este nuevo movimiento.

LOS ESTADOS DEL SAHEL

Junto a los gobiernos militares de Mali y Níger, Burkina Faso ha dado un paso histórico al crear la Alianza de Estados del Sahel (AES), un bloque de defensa mutua y cooperación económica que se presenta como alternativa a las estructuras impuestas por Occidente.

Esta alianza ha roto relaciones con Francia, rechazó la injerencia de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) y busca alianzas con nuevos actores internacionales como Rusia o China, generando un nuevo equilibrio geopolítico en la región.

Medios locales como Africa News y Jeune Afrique han señalado que la AES es vista por muchos africanos como el renacimiento del panafricanismo estratégico, un sueño que Thomas Sankara promovió décadas atrás y que hoy Traoré retoma con audacia.

Aunque algunos sectores internacionales lo acusan de autoritarismo, el respaldo popular interno a Traoré ha sido abrumador. En varias ciudades del país, decenas de miles han salido a las calles para respaldarlo, ondeando banderas nacionales y coreando consignas contra Francia y el neocolonialismo.

En enero de 2023, Burkina Faso expulsó al embajador francés y cerró medios occidentales como France 24, RFI, BBC, Voice of America y Deutsche Welle, a los que acusó de ser “instrumentos de propaganda imperial”.

A pesar de intentos desestabilizadores —como el presunto golpe de Estado frustrado en abril de 2025, que habría sido orquestado desde Costa de Marfil—, Traoré ha mantenido el control del país y ha fortalecido sus alianzas internas y externas.

UNA NUEVA VOZ EN ÁFRICA

El liderazgo de Ibrahim Traoré es visto por muchos jóvenes africanos como un símbolo de resistencia frente a siglos de subordinación. Representa una ruptura generacional y geopolítica. Su figura desafía las reglas del juego impuestas por las potencias tradicionales y se alinea con un continente que busca ser dueño de su destino.

Con firmeza militar, claridad ideológica y respaldo popular, Ibrahim Traoré se perfila como uno de los líderes más influyentes de la nueva África. Un líder que, como Sankara, ha elegido el camino difícil, pero digno: el de levantar la voz en nombre de un pueblo históricamente silenciado.

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