LOS CIEN AÑOS DE SOLEDAD O MÁS… EN LAS TIERRAS DEL “TIO MIKE” O FACUSSELANDIA ¿Y MESSI?

Cuentan los hombres mayores en el Bajo Aguán –con ojos duros y profundas arrugas que parecen viejos surcos en tierra seca— que ese gigantesco valle produce todo lo que se siembra, porque durante décadas ha tragado como fertilizante sangre y cuerpos campesinos, un vasto cementerio clandestino.- Colón es antecedente en la noticia y seguirá, quizá “Gabo” para crear Macondo tomó el tormento del valle, la sangre campesina como abono, hijos que entierran padres y viceversa, ese drama lo retrató a Máximo Luján, esas tierras son prisión verde, cae una terrible maldición y un eterno desalojo.

El Bajo Aguán lleva más de un siglo entre los enclaves de monocultivo, bananero y palma africana, que han provocado no la promesa del derrame económico, sino la tormenta de sangre, detenidos y desaparecidos; el esquema es el mismo, hombres con pisto ponen gobiernos obedientes y balas, los ejércitos públicos asesinan en nombre de Zemurray, “Banana Man”, o “Tío Mike” a cualquier “subhombre”, así lamentó Ramón Amaya Amador la vida del campesino esclavizado, “los enemigos del capital”, de la inversión y de la propiedad privada.

En el Aguán todos fueron expuestos a la “muerte blanca”, quienes huyeron de la violencia otomana, del imperio turco, vinieron a vengarse con los de nuestra tierra, con quienes les dieron hospedaje, como ingratos y abusivos, entraron de criadas y ahora se creen patronas. Pero fuera del valle los herederos de “Mike” ¡son un chiste! El “gran capital” nunca nos trajo progreso, ahora pasan bramando porque el Gobierno canceló cheques y negocios, uno de esos Facussé, se enoja que den canchas a los niños.

Reflexión
EL LIBERTADOR
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Tegucigalpa. Una puerta de roble asesinado asegura que nadie escuche lo que adentro se habla, hay cuatro hombres, tres son el arma y el otro quien dispara, vestidos con fatiga de reglamento, cualquiera diría que son portadores de justicia en la ciudad; el otro viste casual, casi parece empresario, longevo, con esa mirada de mandador en “Prisión Verde” y de experimentada ave vividora de rapiña; el humo del puro esconde la sonrisa de placer al escuchar como lo “informan” si está de acuerdo o no que “tal” general sea el nuevo jefe de las Fuerzas Armadas. –Es un buen muchacho, sabrá ponerle orden a estos indios, buen amigo mío, muy agradable, por cierto. –Y todos se ríen satisfechos de la decisión, aquellos salen del salón siendo un poco más indignos pero según los maletines, menos pobres–. El pesado portón deja atrás el rastro de como “se le entiende al trámite” en Honduras. ¿Es hoy, ayer, mañana? Tú lo sabes, le canta Neruda a Morazán.

A Poe o Lovecraft, les hace falta imaginación para la historia a continuación: Había tantos cementerios con apellido de árabe en “El Tumbador” que la población se iba quedando sin hombres, pero las tierras tragaban el mejor fertilizante para los “Zambos de sangre” que chorreaban por las tierras del Bajo Aguan, y no era salsa barbacoa, pero sí era “hecho en casa”; el Fondo Monetario Internacional pagaba la cuenta, el Estado como estructura imaginaria e inexistente no podía “intervenir”. ¡Era el Tío Mike! Tan viejo como malo y era muy viejo, pero no tan malvado para los hombres del pisto enviado en remeses o del presupuesto nacional, hasta visto como el modelo de la cúpula de políticos con disfraz empresarial, ahí, entre amigos, en las zonas centrales lo llamaban “Forjador”, “Empresario” y los que tenían la espalda más gelatinosa “genio”. Después de las masacres contra campesinos indefensos, sin más ayuda que algún dios lejano que ellos creían los escuchaba, en 2010, “Pepe” Lobo intentaría poner fin a la matanza, dándole al “Tío”, lo que más le gustaba: dinero y mucho, y siempre muy poco, como vampiro insaciable secando la yugular de la victima, saciándose del botín desde la cabeza hasta el corazón. El señor extranjero aceptó y por un momento todo pareció estar en calma, pero cuando el Gobierno dejó de pagar, entonces en un diario de la familia apareció un comunicado advirtiéndole al primer ciudadano de la Nación que, si no le pagaba, mandaría al Ejército (pagado por nosotros pero obediente a órdenes privadas), a sacar a los “indios” enemigos del progreso, de la inversión y de la empresa privada…

El extinto magnate, Miguel Facussé se dirige a Juan Hernández.

Los niños fueron expuestos a tanta violencia en ese valle de angustias y crimen, que un estudio psicológico demostró el salvaje daño mental en infantes de cinco a diez años, dibujos del “diablo”, cementerios, llanto, muerte; hoy son ellos los adultos en la zona, claro, los que no fueron asesinados, los que no migraron, los sobrevivientes a los que se les mostró que el Gobierno no existe, que quien tiene contactos es el poderoso y que los ojos azules, verdes y cafés (los guardias de seguridad que vieron de niños) son los que matan, solucionan los problemas con violencia y con sangre ¿Hoy se sorprende por lo que pasa en Tocoa? Y la conciencia es tan jodida que los herederos del “Tío Mike”, creen que un comunicadito en un cuarto de página en blanco y negro, en el periódico de su familia quitará las dudas que son los culpables históricos de ese cagadal social. ¡No mis amores! Como le dijeron a un amigo periodista en una reunión: “Vos no estas fuera de esta mierda, sos parte y estás adentro”. ¡Uuuuppss!

A la izquierda de JOH, el empresario Miguel Mauricio Facussé, fundador de corporación Dinant.

Mientras el hijo del señor feudal, volaba la isla que papá compró, para que el nene jugara al cazador matando animales, los campesinos enterraban a sus hijos y los hijos a sus padres, y en esa nostalgia de soledad, sin saberlo fueron entendiendo que los cuerpos de seguridad de Facussé no se crearon para los pobres ¿Cómo se sanan esas heridas en un tejido social? ¿Cómo sacar ese resentimiento y ese miedo que fermenta más violencia? ¿Alguien siquiera lo ha intentado? Tierras marcadas por la maldición del monocultivo que destruye a “Gaia” y enriquece un grupito de degenerados espirituales, desde aquel imbécil Zemurray que en New Orleans llamaban “Banana Man” (vendía banano pirracha), que luego puso de presidente del país al pichingo inflable que fundó el Partido Nacional, a cambio demandó todo derecho en tierras para construir la “Banana Republic”, hasta hoy, la misma historia en cada región del país de entreguismo y robo, el ladrón termina siendo un señor héroe y los dueños reales expulsados, seres que fueron invitados a nuestra casa llamada Honduras y terminaron siendo ingratos como suelen ser los abusivos y mierderos muertos de hambre que han por tiempos han asaltado nuestro hogar, igualitos al hipócrita “Tartufo”, como “Casa Tomada” cuando solo se les dio hospedaje, como cualquier historia de injusticia y crimen.

Protesta de grupos en pro de la liberación del Bajo Aguán.

¿Y al final para qué las tierras? ¿Se crearon enormes parques industriales que han cambiado la historia del país en agricultura? ¡Puff! En lo absoluto, para hacer churros, manteca y jabón; siguiendo la lógica de los acumuladores en el país, no son creadores de grandes fortunas que terminan en un “derrame de la economía” lo siento mucho Milton Friedman, Murray Rothbard y Robert Lucas, pero estos no son capitalistas, aunque adoren repetir y creer que son “derecha”, como sinónimo de vividor; un Henry Ford que tanto aman, no esperaba que el Gobierno le llevara el desarrollo o que le dieran el presupuesto de los hospitales y escuelas, creó un vehículo y también la carretera por donde su producto tebnía que transitar y encima evolucionó la mercadotecnia; aquí no hay una sola entrevista donde no escuchés a estos bramando para “que el gobierno me ayude”, “no generamos empleos, porque no nos ayuda el gobierno”. Señores, hace 34 años se les pusieron en sus manos los pulmones el bienestar de todo un pueblo, sin pagar impuestos ustedes, aquí cancelamos impuestos hasta el que gana 100 lempiras diarios, cada vez que compra un pierna de pollo para cenar y todas las empresas, menos las grandes. Amasadores, nada más… por eso añoran dictadores y golpes de Estado, abusivos o criminales, siempre que les pasen su cuota ¡No hay pedo! Maten a los vándalos que salgan a protestar por mejor salud, buenos trabajos y educación de calidad. ¡Solo pidiendo pasan estos pendejos! Como dice Johanna: “¡No sean haraganes, aprendan de mí, soy diputada cachureca con orgullo y tengo dos empleos más! Vaya jodido, se arrechó y les dijo holgazanes a los hondureños. ¡Santo Dios! Esa mujer no duerme, ocho horas cada chamba ¡Haraganes!

Tras el golpe de Estado 2009, la sangre volvió a correr en el Valle Aguán, al menos 160 campesinos fueron asesinados.

Dejemos en paz a este monumento laborioso, decíamos que la mayor empresa de estos amasadores ha sido robar tanto, crearon tanta miseria que se convirtió en “Marca país”, llevando a millones de hondureños a salir de esta tierra a buscar las oportunidades que su Patria no puede proveerles, tan grande el conflicto que no se arregla con un Gobierno o dos ni tres, los empresarios conformados con simplemente franquicias de pulperías, donde venden refrescos, chicles y recargas, competencia de los micro se hicieron, ese es el gran “capitalismo” que tienen; encima piden dólares y dólares que no hacen, son los mismos que expulsaron del país quienes los hacen lavando baños, barriendo o cuidando ancianos gringos malcriados ¡Aaaaah! Pero para darse paja son numero uno. ¿Quiénes pagan impuestos? ¿Quiénes emplean a la población? ¿Quiénes son los que crean en la adversidad? Los empresarios “pequeños” que con desprecio los amasadores con el acrónimo llamaron “MIPYMES”.

Los restos de un campesinos, asesinado, yacen en el suelo del extenso valle.

Antes de hablar de la crisis en Colón y pensar que es un problema aislado o nuevo, debemos tener contexto, entender nuestra historia, por eso Juana decía “En Honduras solo se puede vivir enamorado o a pija”, el que piensa mucho, sufre y el que no, también, solo que de formas distintas, uno comprende su miseria y el otro no, pero jodidos estamos todos, menos ese uno por ciento.

Al cierre de enero 2025, un video retrató los nuevos enfrentamientos armados en el Valle del Bajo Aguán, en Tocoa, Colón.

Honduras necesita que el campo se funde, no solo una nueva y amplia Reforma Agraria o dar tierras y bonos, el enclave bananero empezó en 1879 y 146 años después nada cambió en el Aguán, tenía razón Amaya Amador cuando lo llamó “Prisión Verde” y se quejó que los campesinos del lugar eran “subhombres” porque fueron despojados de la dignidad por el sometimiento de políticos con “conflicto de interés”, la malicia de Estanio Párraga brilla fuerte en algunos malos hijos. Avanti.

Posdata:
Es tanta, pero tanta la miseria mental de los centaveros con nombre de “empresarios” ¡Eeeyy! No son empresarios. Un fundador que queda en la historia y llega a magnate corporativo tiene imaginación adelantada del negocio como Walter Disney o Milton Hershey, incluso, sensibilidad social, ¿imaginan que la cablera de Televicentro (TVC) no transmitió por televisión abierta el partido Inter Miami-Olimpia? Hasta 2024, en Honduras solo el 55 por ciento de la población accede a Internet, en la región rural hay más de dos millones que no saben que eso existe. O sea, sabiendo que la mayoría de hondureños gustan del fútbol, mientras jugaba Messi, TVC transmitía un viejo partido de Honduras-México, el narrador era Nasralla y también al mismo tiempo él comentaba emocionado las jugadas del argentino en San Pedro Sula. Y, aún con cable, usted no puede ver fútbol nacional, ahora nuevo monopolio de TVC y hay que pagar la membresía a “Deportes TVC”, si quiere ver, y si no, pues no. Estos grupitos son cerebritos mezquinos con ese pueblo de donde han sacado riquezas, solo pobreza le derraman a la gente, nunca han querido compartirle bienestar, ni un pinche partido de fútbol. ¡Sigan así…!

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