HONDURAS, SIN PALACIO PRESIDENCIAL, MIRA ESTRENO DE GLAMUROSA EMBAJADA DE EEUU

La nueva sede diplomática de EE.UU. en Tegucigalpa –que se inaugura hoy–, trae a reflexión que Honduras no cuenta con una infraestructura que represente la soberanía y poder del pueblo hondureño pues, el Palacio José Cecilio del Valle donde está el Gobierno, no fue construido para ser un recinto del Poder Ejecutivo.

En este reportaje presentado por EL LIBERTADOR, las fuentes abordadas lamentan que, en comparación con la nueva embajada de EE.UU., la actual sede del Ejecutivo yace hundida entre los edificios de la zona y desconectada de la sociedad, urgiendo un edificio integracionista y sobre una superficie elevada.

Según el sociólogo Mario Sorto, la disparidad de tamaño y visibilidad entre la embajada estadounidense y la Casa Presidencial hondureña, afecta a la sociedad desde aspectos sociopolíticos porque refleja un mensaje claro de subordinación de la autoridad nacional que debe seguir sometida a la geopolítica “gringa”.

Redacción Central / EL LIBERTADOR

Tegucigalpa. La nueva estructura de ingeniería de la embajada de Estados Unidos en Honduras, sobresale imponente entre los edificios de la capital y frente al pueblo hondureño y sus gobernantes. El país, por otro lado, no tiene un palacio que albergue a uno de sus poderes más representativos: la Presidencia de la República.

Y, es que, la actual sede del Poder Ejecutivo, el Palacio José Cecilio del Valle, inicialmente se pensó para albergar la Secretaría de Relaciones Exteriores pero bajo la administración del presidente Carlos Flores –que comenzó en 1998–, se remodeló y pasó a ser oficialmente la casa del Gobierno, hoy tapada por el Centro Cívico Gubernamental (CCG).

Analistas ya han dicho a EL LIBERTADOR que el nuevo recinto diplomático de EE.UU. envía un mensaje claro a la sociedad: “De aquí no me voy, este es mi territorio”. Mientras el centro de mando del Estado de Honduras, yace escondido, alejado de su pueblo y en una hondonada.    

Hace 32 años, el Poder Ejecutivo dejó el último edificio que, aunque nunca se inauguró oficialmente, fue construido entre 1916 y 1919, con finos detalles para que fuese una digna Casa Presidencial, bajo cargo del arquitecto de origen italiano, Augusto Bressani.

SUPREMACÍA IMPERIAL
En ese sentido, el sociólogo Mario Sorto, destaca que la estructura diplomática estadounidense, va más allá de la apariencia física pues pretende mostrarle a la sociedad que su presencia será duradera y más allá, es una declaración de fuerza y autoridad. Y, es que, al analizar su ubicación estratégica –explica– se aprecia un mensaje de intimidación tanto a autoridades nacionales como sociedad en general.

“Sucede en muchos casos, por ejemplo, cuando se instala bases militares, esa es otra forma donde se da a entender que buscan influir en la región”. Sorto opina que en contraste, la sede del Gobierno hondureño es más sutil frente a otras potencias que también buscan lo mismo que EE.UU.

“demostrar que están presentes y es un mensaje también para otras naciones potencia –como China y Rusia– que buscan entrar en la región”.

PODER OCULTO
Desde hace 26 años, el Palacio José Cecilio de Valle ha sido la residencia oficial de los presidentes, y según el analista, aunque éste alberga alto valor histórico y cultural, su visibilidad ante la sociedad es limitada o nula ante la embajada de EE.UU. y el Centro Cívico.- En ese sentido enjuicia que al comparar ambas estructuras pareciera que 

“Honduras no tiene una casa presidencial como tal, sino que ha venido ocupando instalaciones que no son propias y, por ello, se debe de construir un lugar adecuado que sea digno de ser un símbolo presidencial”.

Sin embargo, Sorto advierte que, como ya pasó con el CCG, hablar de una inversión de ese tipo acarreará mucha crítica porque se trata de un gasto que, de cierta manera, atenta contra el bienestar económico de la sociedad. “Pero si de alguna forma llegara a suceder (obra de nueva sede presidencial), el Gobierno estaría buscando demostrar que se tiene poder frente a la sociedad”.

EXALTAR HONDURAS
El sociólogo cuestiona también que la disparidad de tamaños en los edificios de  la embajada de EE.UU. y Casa Presidencial de Honduras se asocia a una relación de poder claramente desequilibrada, pues Washington como potencia busca subrayar la subordinación de Honduras, por ello no se trata solo de un centro diplomático, sino también un recordatorio del constante dominio.

(Foto en construcción de la nueva embajada de EEUU) “Estados Unidos con su embajada hace alarde del simbolismo del poder y la autoridad que ha venido ejerciendo por años en Honduras y con ese monumento es claro su mensaje, quiere demostrar superioridad”, cuestiona el historiador, Pável Henríquez.

“Honduras no puede tener una Casa Presidencial del tamaño que tiene, representa un símbolo de autoridad y hace falta que las autoridades tengan visión para tener ese espacio como en el pasado, y que no se acomode a edificios que pertenecen a otras instituciones, que cuando haya visitas oficiales se sienta ese aspecto de palacio presidencial”, sentencia.

En tanto, para el historiador hondureño, Pável Henríquez, que la infraestructura hondureña se ejecute siempre en obras pequeñas, conlleva un componente de complejo de parte de estructuras conservadoras que han gobernado el país, lo cual incluye también las ideas.  

MUNDO CHIQUITO
Esta mentalidad –explica–, se basa siempre en dar prioridad a extranjeros, “en este caso las compañías internacionales con el discurso que como ellos traen inversión y que aportan empleos, se debe favorecer al extranjero sobre el nacional”. Medita que esto es parte del sistema neoliberal, pues cuando los intereses de extranjeros se ven afectados por la política pública, “solo cierran y se van” y que “esa mano invisible –de la teoría económica neoliberal– ha acostumbrado al hondureño que se conforme con lo pequeño y lo vemos con el palacio presidencial”.

Interior de la embajada del país norteamericano en Honduras.

Valora que, si bien el CCG ha dado modernidad a instituciones del Estado, este aun no es de los hondureños, recordando que está concesionado por casi tres décadas y no cuenta con elementos de identidad nacional. Compara que esa privatización del CCG, es similar a la de la carretera CA-5 que conduce al norte del país: “Empezó como un proyecto público y terminó privatizada”.

CASA DEL PUEBLO
Para Henríquez, la Casa Presidencial además de adaptar la identidad del hondureño, debe procurar ser un centro integracionista, abierta al pueblo y sus demandas, que no siga escondida o alejada de la sociedad, “que más bien sea algo extraño para el pueblo saber dónde está”.

(Foto de la actual sede del Poder Ejecutivo) El sociólogo Mario Sorto plantea que si de alguna forma un gobierno llega a ordenar la construcción de una nueva Casa Presidencial, se debe adaptar elementos clave de identidad y simbolismo nacional para demostrar que se tiene poder frente a la sociedad y el mundo.

No obstante, el historiador también medita que, por motivos políticos y económicos, con grupos conservadores y gobiernos entreguistas, se genera una invisibilidad estatal que va más allá de edificios, por ello es clave indagar en el sentimiento de pertenencia e identidad del hondureño para relacionarlo en la modernidad física del Estado.

Cita que haber cercado el palacio presidencial en la dictadura, dejó cierto sentido de localización en los capitalinos que han sabido desde donde funciona el poder central, no así para el pueblo del interior y, que si bien ahora no hay cerco militar, el palacio José Cecilio del Valle, está cercado por los edificios de la zona, abogando por una nueva sede que abarque la integración social.  

ATRASO LETAL
Por otro lado, el analista político, José Lara, subraya que Honduras no ha construido un referente de Casa de Gobierno principalmente por los escasos recursos económicos del país y, que además, ha prevalecido la postura de sometimiento frente a la geopolítica de EE.UU. que es acorde a las élites que han gobernado el país desde los sectores políticos, económicos y militares, entre otros.

“En el caso de la Casa Presidencial de Honduras comparado con Estados Unidos, pues refleja la poca importancia y trascendencia que las élites políticas hondureñas le han dado al poder simbólico, que significa tener una estructura, como la Casa Blanca”.

Según Lara, la falta de una verdadera sede del Ejecutivo revela una carencia significativa en la cultura política nacional donde los presidentes del país no han logrado entender y visualizar la gran importancia de una arquitectura adecuada para representar el poder político.

NO ES SÍMBOLO
Y, es que, para el analista, la ausencia de un símbolo tangible del Poder Ejecutivo, expone también la falta de legitimación de gobiernos ante el mundo, pues la necesidad de una residencia presidencial adecuada no solo radica en su funcionalidad práctica, sino también en su capacidad para transmitir una imagen sólida y representativa del liderazgo político del país.

Con un costo de alrededor de 12 mil millones de lempiras, la nueva sede diplomática se erige como una de las más imponentes de la región.

Lara recuerda que en varios momentos de la historia Honduras si ha tenido sedes presidenciales, tal y como la que se construyó a finales del siglo XIX en el casco histórico de la ciudad, donde ahora funciona el “Museo de la Memoria”, y que fue “abandonada” por el Ejecutivo por la complejidad de tránsito en el casco histórico en medida del crecimiento demográfico de la ciudad.

Respecto a la actual sede, cuestiona que “llamarle Palacio José Cecilio del Valle ha sido muy pretencioso” pues no se ha reflejado en absoluto el pensamiento del “sabio Valle”.

RÉPLICA ARGENTINA
Tras el cerco y encierro de la dictadura, el analista coincide que el palacio debe ser abierto a los hondureños, incluso, debe pensarse en nueva estructura donde no solo haya prioridad a la seguridad de funcionarios que ostentan el poder político, sino también garantía para que acceda la ciudadanía.

En ese sentido, expresa que una nueva Casa Presidencial es necesaria, pero con la infraestructura adecuada para promover la participación del pueblo.- Para el caso, propone que Honduras puede adoptar el modelo de “Casa Rosada” de la hermana República de Argentina, pues ésta ofrece acceso público a través de su museo donde los visitantes tienen la oportunidad de explorar la historia argentina desde el siglo XIX a la actualidad.

“La casa presidencial está prácticamente en el olvido no se ve ni siquiera como palacio presidencial  ¿cómo es posible que esa embajada sea más grande si ni pertenece o representa a nuestro país?”, condena Lara.

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