Los simpatizantes de Trump calificados como “deplorables” por Hillary Clinton y como “basura” por Biden se volcaron a favor del Partido Republicano que hoy representa a la clase obrera estadounidense, mientras el Partido Demócrata se aburguesó a grado tal que hoy es el partido de Wall Street y de los poderosos inversionistas en guerras de su interés en el planeta, que son los grandes perdedores, es decir, todo el grupo adscrito al plutócrata George Soros, de 94 años, y a los Obama, los Clinton y Nancy Pelosi.
La agenda antipetróleo e hipócritamente “ambientalista” de BlackRock está entre los más dañados con el triunfo de Trump: El Imperio Secreto de BlackRock y su dominio mundial de las finanzas, casi dueño de España.- igualmente, la agenda globalista y guerrerista del Foro Económico Mundial de Davos, encabezada por el alemán Klaus Schwab, promotor del antihumano transhumanismo en la “Era de la Inteligencia Artificial”, con la tesis que la mayoría de humanos son “innecesarios». Por cierto, nada extraño, esa idea de Klaus colapsó el mismo día que se anunció la victoria de Trump.
Agencias / EL LIBERTADOR
Por Alfredo Jalife Rahme
Analista mexicano
Los «republicanos» pugnaces, los belicosos Cheney, Bolton y los Bush estuvieron con Kamala Harris frente a los «demócratas» antiguerra como Tulsi Gabbard y Robert Kennedy Jr.
Se desdibujaron en forma dramática las clásicas líneas partidistas. Y llama la atención la conjetura del rotativo británico Daily Mail, vinculado al espionaje del MI6, sobre la «felicidad» de Biden, mientras era derrotada su vicepresidenta Kamala.
¿El término despectivo de «basura», proferido por el presidente Biden contra los partidarios de Trump, contribuyó deliberadamente en su triunfo, además del atuendo rojo [color del partido republicano]», que usó el día de las elecciones la primera dama Jill Biden?
A un nivel más estructural, es imperdible la lúcida autocrítica de Bernie Sanders, senador independiente por Vermont, quien aduce que el hoy plutocrático Partido Demócrata abandonó a la clase obrera, lo cual ya había sido adelantado por el connotado autor Frank Thomas en su libro “The People, No: A Brief History of Anti-Populism”.
Washington Times arguye que el triunfo tectónico de Trump ha reconfigurado el mapa electoral y resquebraja los bastiones del Partido Demócrata.- A mi juicio, se trató de una genuina revolución electoral doméstica donde —más que un mandato «trifecta» al haber descolgado Presidencia, Senado y Cámara de Representantes, según alega Bloomberg— se gestó un «cuádruple mandato» al haber obtenido Trump, en forma inesperada, el voto popular con más de cinco millones de votos de diferencia.
El impactante triunfo de Trump —un “rinoceronte gris” que “nadie” vio porque la aplastante mayoría de los multimedia están controlados por el Partido Demócrata, con la relativa excepción de Fox News (que se andaba cargando subrepticiamente con Kamala)—, mientras el “Estados Unidos profundo” recurría más a las redes sociales y a los medios alternativos, no define la geoestrategia global tripolar (según la tesis de Mark Milley, ex mandamás del Pentágono), que en realidad es una bipolaridad regional de Rusia y China frente a EEUU, que planteé en mi libro “Ucrania, primera guerra híbrida mundial: fractura de la biosfera”.
La derrota de EEUU, la OTAN y la Unión Europea (UE) en Ucrania y el genocidio en Gaza —que afectó la votación del Estado clave de Michigan en contra de Kamala— se reflejaron en la votación.- Más allá del hiperbólico cuan ditirámbico «nuevo orden mundial de Trump», donde Daily Mail interpreta la política exterior del vencedor y el nuevo posicionamiento de EEUU, a mi juicio, tal distopía no será fácilmente aplicable cuando Rusia prácticamente ha derrotado a los padrinos de Zelenski en Ucrania y China prosigue la desdolarización.
Mientras Washington Times interpreta a los «ganadores y perdedores», a mi juicio, son las totalitarias agendas globalistas bélicas las grandes derrotadas: Agenda 2030, Agenda Verde, el Gran Reseteo del Foro Económico Mundial de Davos y Agenda Woke, repudiadas en las urnas y que gozaron de una exagerada difusión cacofónica por los multimedia controlados por el Partido Demócrata que distorsionaron la voluntad de la “mayoría silenciosa”.
Pese a que Doug Emhoff, el marido de Kamala fue uno de sus principales abogados, Hollywood, que se volcó en forma apabullante a favor de la todavía vicepresidenta, está repleta de sórdidos escándalos: Epstein, Weinstein y Diddy con fotos comprometedoras, que si bien gozan de la tácita aprobación localista en California, fueron repudiados en el resto del país.
La nueva geografía electoral es prístina: la costa occidental y la costa nororiental, además de Colorado y Nuevo México al interior, con Minnesota (de donde es oriundo el gobernador opacado y apagado, Walz) e Illinois (feudo de los Obama), el restante del país, en particular las fronteras con México, se pintaron de “rojo». Todo el grupo adscrito al globalista plutócrata George Soros, de 94 años, salió severamente dañado: los Obama, los Clinton y Nancy Pelosi.
La agenda antipetróleo e hipócritamente “ambientalista” de BlackRock se encuentra entre los grandes perdedores: El Imperio Secreto de BlackRock: El surgimiento de BlackRock y su dominio del mundo de las finanzas.- En particular, la agenda globalista e inversionista del Foro Económico Mundial de Davos, encabezada por el alemán Klaus Schwab y su propagandista Yuval Harari, promotor del antihumano transhumanismo en la “Era de la Inteligencia Artificial” —donde la mayoría de los humanos son “innecesarios»— se encuentra entre los grandes perdedores.
Por cierto, quizá nada casual, el modelo globalista financista del gobierno proguerra de la coalición alemana colapsó el mismo día del triunfo del antiglobalista y antiguerra de Trump.- En su discurso triunfal, Trump comentó: «No voy a iniciar una guerra. Voy a detener las guerras». A ver si es verdad. Como sentencia la Biblia: «Por sus actos los conoceréis».
Nota de Sputnik: Las opiniones expresadas en este artículo pueden no coincidir con las de la redacción.
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